Desprecio

Asombra el desprecio que AENA demuestra hacia las v¨ªctimas de sus actividades y de las de los aviones que maneja. En democracia, la contraposici¨®n entre el derecho de los vecinos a un medio ambiente razonable y las necesidades del transporte a¨¦reo se solventa por la ley, y la ley fija unos niveles m¨¢ximos de producci¨®n de ruido que los aviones de AENA infringen de largo; esto es, que quien se encuentra en la ilegalidad y vulnera la ley es AENA. Entretanto, amenaza a sus v¨ªctimas con el desalojo de sus hogares, los intenta torear con el recurso de que hay que esperar a que lleguen unos sensores desde Australia -no hay otro sitio m¨¢s lejano-, como si no los hubiera en el propio Madrid, y se mofa al recomendar que vayan a escuchar los grillos a otra parte a quienes han de soportar los 110 decibelios de 180 aviones de nada al d¨ªa.En esta situaci¨®n, proceder¨ªa que los tribunales prohibieran a AENA la emisi¨®n de esos ruidos; al menos, el sentido com¨²n y el aprecio al ciudadano deber¨ªan impulsar al PSOE, que concibi¨® la nueva pista, y al PP, que la pari¨® y la gestiona, a imponer que se respeten las rutas de despegue que fija la propia Declaraci¨®n de Impacto Ambiental y que se proh¨ªba la utilizaci¨®n del aer¨®dromo a las aeronaves m¨¢s ruidosas y antiguas y durante la noche. -