"El arte, por ahora, tiene que estar protegido por el dinero p¨²blico"
"Yo soy un pintor que pinta". Con esta escueta definici¨®n se present¨® ayer Luis Gordillo (Sevilla, 1934) a los asistentes al primer coloquio organizado por el centro Bilbao arte, que pretende realizar esta actividad el ¨²ltimo jueves de cada mes. Artistas reconocidos acudir¨¢n al nuevo espacio multidisciplinar de la capital vizca¨ªna para charlar con artistas noveles y aficionados y abrirles as¨ª la puerta a su experiencia vital y profesional. La cita era a las 19.30. Media hora antes, este autor esencial en la pintura espa?ola de la segunda mitad del siglo pase¨® por el centro sorprendiendo a algun artista joven que se enfrascaba con sus pinceles en uno de los estudios que Bilbao arte oferta gratuitamente. "Le he visto tantas veces en fotograf¨ªas, que me impresiona much¨ªsimo verle aqu¨ª delante m¨ªo", asegur¨® un abrumado inquilino de uno de los locales. Abrumadas tambi¨¦n parec¨ªan las decenas de personas que abarrotaban la sala donde se realiz¨® el coloquio. No bastaron las tres largas filas de sillas que ya hab¨ªa preparadas ni las que se fueron trayendo para atender la demanda. Muchos tuvieron que sentarse en el suelo para escuchar la experiencia de este genial pintor. "Herida emocional" "Yo no soy un te¨®rico, soy un creador", comenz¨® advirtiendo Luis Gordillo. "No he tra¨ªdo ninguna conferencia preparada, porque hacerla me lleva demasiado tiempo y no dispongo de tiempo sino para la pintura. Como creador, lo que s¨ª os puedo transmitir es la herida emocional que supone hacer una obra de arte". Silencio. "No tengo una conferencia hecha: yo voy a funcionar como vosotros me hag¨¢is funcionar", continu¨® Gordillo. Silencio. "Ahora veo dos posibilidades, o suelto el rollo del proceso de mi obra desde que nac¨ª que me lo s¨¦ de memoria y es aburrid¨ªsimo o me pregunt¨¢is vosotros". Risas. Un asistente se atreve por fin a hablar al gran pintor. "Ante esta amenaza hay que reaccionar y puesto que estamos en Bilbao arte, ?qu¨¦ le parece a don Luis un lugar como ¨¦ste donde j¨®venes artistas pueden trabajar?" Gordillo contesta pausadamente: "Lo de don Luis me llega al alma". M¨¢s risas. El arriesgado espectador se explica: "A gente como Bu?uel o Gordillo hay que llamarles don Luis". El gesto de Gordillo es un teorema de humildad: "Yo no soy igual que Bu?uel". A Luis Gordillo le cuesta reconocer su papel primordial en el arte espa?ol contempor¨¢neo y considerarse una gran figura pict¨®rica. "Me es muy dif¨ªcil creerme mi trabajo. Yo s¨¦ que hoy en Espa?a soy un pintor reconocido, ya no me queda m¨¢s remedio que aceptarlo. Incluso internacionalmente estoy empezando a ser reconocido, pero que lo piense uno mismo es algo muy distinto. No s¨¦ porqu¨¦ me sucede, debe ser un caracter neur¨®tico o sadomasoquista", asegur¨® a este peri¨®dico antes de su charla. La relaci¨®n de Gordillo con la pintura fue tard¨ªa -ya hab¨ªa acabado la carrera de Derecho cuando decidi¨® que quer¨ªa ser pintor-, pero quiz¨¢ por eso se convirti¨® en una relaci¨®n pasional. "Lo es completamente, y como tal, tiene componentes de odio y de dependencia. Le dedico a la pintura todo el tiempo, incluso las noches. No duermo, ni como, ni desayuno. Le dedico mi vida", asegura. Con igual intensidad se relaciona con su propia obra. "Yo convivo mucho con los cuadros en el estudio, de tal manera que tardo mucho en darlos por terminados. Los estoy viendo durante mucho tiempo por si noto que necesitan a¨²n una ayuda. Cuando salen del estudio he estado tanto tiempo con ellos que, para bien o para mal, ya tienen un poquito de vida. Y quiz¨¢ sea el momento m¨¢s feliz. Es su momento, en el que el cuadro est¨¢ vivo. Y entonces se van". No todos porque, como a muchos creadores, a Gordillo le cuesta desprenderse de algunas de sus obras. "Pones tanto en ellos que no puedes dejarlos, pero desde el momento en que empiezas a vender, sabes que es la vida, que tiene que ser as¨ª". Gordillo empez¨® a poder vivir de la pintura a comienzos de los a?os setenta. ?l mismo reconoce que tuvo la inmensa suerte de contar con el apoyo de un galerista de Madrid, el fallecido Fernando Vijande, que le contrat¨® para la galer¨ªa Bandr¨¦s. Hasta entonces hab¨ªa sobrevivido dando clases de franc¨¦s. "Fue una galer¨ªa muy pionera en Madrid, donde estuvimos Dar¨ªo Villalba, P¨¦rez Villalta, Chema Cobos, mucha gente. Y ¨¦l me hizo un contrato de 15.000 pesetas al mes y me salv¨® la vida. La ayuda que a me di¨® Fernando Vijande fue fundamental en mi vida. Me estuvo manteniendo 15 a?os y los cuadros jam¨¢s se vendieron. Mi obra empez¨® a venderse cuando ¨¦l se estaba muriendo". Sin embargo, vender sus cuadros ha sido doloroso para Gordillo que dice con rotundidad: "Me da miedo ver mis cuadros expuestos. Me causa un malestar enorme". Para este artista, que reconoce su inmensa suerte al vivir de la pintura, es fundamental que las instituciones protejan a los artistas. "?sta es una profesi¨®n maldita, muy dif¨ªcil. La inmensa mayor¨ªa de los artistas no pueden vivir de lo que hace. La gente piensa en Barcel¨® o en T¨¤pies, y son los menos". Gordillo es rotundo: "El arte, por ahora, tiene que estar protegido por el dinero p¨²blico".
El sentido del humor de un genio
El artista sevillano, quien ayer lleg¨® a Bilbao, visit¨® el Guggenheim, comi¨® en un restaurante del Casco Viejo y hoy regresa a Madrid, donde reside, ha expuesto dos veces en la capital vizca¨ªna: en la galer¨ªa Grises, en 1965, y en el Museo de Bellas Artes. Gordillo, un hombre de apariencia seria y de fina iron¨ªa, recuerda con comedido placer esta ocasi¨®n. "Entonces estaban haciendo arreglos en el museo y lo hab¨ªan vaciado de obras. Me dieron la posibilidad de hacer mi exposici¨®n en todo el espacio o en una peque?a salita donde cab¨ªan unos 10 cuadros. Yo era m¨¢s joven y eleg¨ª exponer en todo el museo, claro. Creo que ha sido mi exposici¨®n m¨¢s grande". Con este mismo sentido del humor, el consejo que Gordillo dar¨ªa a un artista novel es "que huyan". Un poco m¨¢s tarde explica esta contundencia: "Lamentablemente la realidad se impone y no hay espacio para todos. ?Te imaginas un m¨¦dico que 10 a?os despu¨¦s de finalizar la carrera no ejerciera su profesi¨®n? Pues en la nuestra es lo m¨¢s com¨²n". Para la charla que comenzar¨¢ en breve su ¨²nico deseo es que haya "los menos tomates posibles". Aunque Gordillo tiene poco que temer porque no es la primera vez que se enfrenta a un coloquio como el de ayer en Bilbao arte. "Tengo una larga experiencia en charlas. La faceta did¨¢ctica no es una cosa que me interese, pero cuando me llaman, voy. Tambi¨¦n he dado a veces talleres. Por ejemplo, el primer taller que se hizo en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, tuve el honor de darlo yo". Ejemplos del humor de Gordillo, muchas veces negro y siempre autocr¨ªtico, hay decenas, en la entrevista y durante el coloquio Pregunta. ?En qu¨¦ lugar le gustar¨ªa a Luis Gordillo ver colgada su obra? Respuesta. De una cuerda. Y hace el gesto de ahorcarse.
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