Constituci¨®n y Barraca
En la noria cultural de Sevilla, el Monte sube y la Caja baja. Tal vez por cuesti¨®n de rima, o porque est¨¦ en la naturaleza de sus nombres; que es lo propio de los montes y alcores elevarse y de las cajas el ser guardadas. Lo malo es que, como pasaba con la noria de madera de los tiempos de la antigua Calle del Infierno, y el artefacto se averiaba dejando a las criaturas pendientes de la cajita de madera que cruj¨ªa alarmantemente, ¨¦sta se ha averiado y lleva ya a?os con la Caja abajo y el Monte arriba. Se averi¨® exactamente cuando se desmont¨® la excepcional tarea de Rodr¨ªguez Buz¨®n (sigue urgiendo el homenaje y reconocimiento de la ciudad a este hombre), el m¨¢s importante motor cultural de la Sevilla de la Transici¨®n, y lo que eran espl¨¦ndidos ciclos de cine y de conferencias, conciertos y exposiciones, se convirti¨® en la reserva espiritual de la Sevilla m¨¢s rancia, volcando todas sus actividades en las invariantes folcl¨®ricas tratadas, adem¨¢s con maneras hu¨¦rfanas de sensibilidad para con los reales valores culturales que hay en las fiestas sevillanas. Por no hacer sangre no comentaremos aqu¨ª la programaci¨®n cultural de la Caja (de Pandora), y destacaremos s¨®lo la exposici¨®n de las obras premiadas y seleccionadas en el d¨¦cimo concurso nacional de fotograf¨ªas, que es una solitaria iniciativa estimable en el habitual desierto que ofrece el palacete kitsch de la Plaza de San Francisco. S¨ª, en cambio, deben comentarse las actividades del Monte para el pr¨®ximo mes -agrupadas bajo el sevillano y hermoso nombre de Gozos de Diciembre- entre las que destacan la edici¨®n facs¨ªmil del libro de Mal Lara Recibimiento que hizo la muy noble y muy leal Ciudad de Sevilla al Rey Felipe II Nuestro Se?or, el excelente ciclo de Lecturas de la Constituci¨®n Espa?ola y el homenaje a la Barraca de Garc¨ªa Lorca. Hay un nexo de uni¨®n entre ambas actividades, porque la democracia constitucional supuso, al menos en parte, la restituci¨®n de la Espa?a que hizo posible la Barraca. Unir Constituci¨®n y Lorca, no a trav¨¦s de los interesados homenajes de cart¨®n piedra o de estrategias comerciales (hasta manipulando las fotos del poeta para apoyarse en su hombro), sino recordando su pasi¨®n por llevar la excelencia a todos, es oportuno adem¨¢s de hermoso. Una de las deudas de la democracia espa?ola es la cultural. Ni en el mandato de UCD, ni -desgraciadamente- en el del PSOE, ni -l¨®gicamente- en el del PP, se ha recuperado esa pasi¨®n por la cultura, esa dedicaci¨®n a extender a todos la excelencia, esa vocaci¨®n pedag¨®gica y esa estima por lo educativo que caracteriz¨® a tantos intelectuales, desde los heroicos maestros de escuela hasta los m¨¢s grandes creadores, pasando por la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, durante la Segunda Rep¨²blica. V¨¦ase la programaci¨®n de Canal Sur Televisi¨®n (hay que diferenciar siempre la dignidad de la radio), o lo que se invierte en Cultura y Educaci¨®n, y pi¨¦nsese que la responsabilidad ¨²ltima es de la Junta de Andaluc¨ªa, en manos socialistas, para medir la distancia entre aquel tiempo y ¨¦ste. Constituci¨®n y Barraca ser¨ªa un buen lema para afrontar esta cuesti¨®n pendiente.
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