La fuga del D¨ªa de Acci¨®n de Gracias
Tejas no viv¨ªa semejante caza al hombre desde la huida en 1934 de un miembro de la banda de Bonnie y Clyde
En una fuga al estilo Bonny y Clyde, un preso consigui¨® por primera vez burlar las fuertes medidas de seguridad del corredor de la muerte de la prisi¨®n de Huntsville (Tejas), donde 450 hombres esperan a ser ejecutados. Pocos detalles se saben de la huida en la madrugada del jueves, durante la festividad del D¨ªa de Acci¨®n de Gracias, de Martin Gurule, de 29 a?os, que estaba a la espera de ser ejecutado por matar, con ayuda de su novia, al due?o y al cocinero de un restaurante, en 1992.Muchos ciudadanos han tomado medidas especiales de seguridad para protegerse del preso fugado, mientras que la polic¨ªa ha puesto en marcha una verdadera caza al hombre, en la que emplea perros, helic¨®pteros y barcos, para encontrar al protagonista de este cinematogr¨¢fico suceso. La polic¨ªa cree que el condenado a muerte podr¨ªa esconderse en un bosque situado a pocos kil¨®metros de la prisi¨®n.
Los otros seis reos que le acompa?aron en la fuga tuvieron peor suerte y se encuentran incomunicados en las celdas incomunicadas y de m¨¢xima seguridad del corredor de la muerte de la c¨¢rcel Ellis. Lo primero que le preguntan a uno cuando entra en el corredor de la muerte de Huntsville, al norte de Houston (Tejas), es si lleva un mapa: el tesoro m¨¢s codiciado para escapar de la inyecci¨®n letal. A los presos no les permiten tener el peque?o mapa en el que se se?alan las siete prisiones de esta poblaci¨®n de 35.000 habitantes, 12.000 de ellos prisioneros, y que todo viajero recibe en el Museo de la Prisi¨®n, uno de los lugares m¨¢s visitados por los tejanos.
Desde la huida en 1934 de un miembro de la banda de Bonnie y Clyde, Floyd Hamilton, no se recuerda nada parecido. Pero Hamilton huy¨® de la antigua prisi¨®n conocida como Paredes de la Muerte, que funcion¨® hasta la construcci¨®n de la actual c¨¢rcel, en 1960.
Las celdas del nuevo corredor de la muerte tienen 2,7 por 1,5 metros, no cuentan con luz natural y tienen un retrete como decoraci¨®n, para que los presos se olviden de la ¨²nica esperanza para salvarse de la muerte: la huida. Nadie sospechaba que Martin Gurule, un hombre sociable y destacado por su buen comportamiento, iniciase un d¨ªa esta odisea hasta la libertad. El portavoz de la prisi¨®n, Larry Fitzgerald, cree que los presos aprovecharon la hora del recreo en el patio, a las 20.45, para iniciar la huida.
En sus 50 a?os de vida, Fitzgerald ha visto muchos ajusticiamientos en el Estado de Tejas, en el que m¨¢s se ejecuta de EEUU (37 el a?o pasado, 17 durante este a?o y est¨¢n previstos seis para las pr¨®ximas dos semanas). El portavoz de la c¨¢rcel piensa que los prisioneros pusieron almohadas y mantas en sus camas para hacer creer que estaban dormidos y que ning¨²n agente supiera que no hab¨ªan regresado del patio. Gurule y sus compa?eros permanecieron escondidos en el patio hasta las 0.15 de una noche en que se celebraba el D¨ªa de Acci¨®n de Gracias. De pronto, un guardia divis¨® que los siete reos sub¨ªan al tejado del patio, la alarma de la prisi¨®n son¨® y, ante los 20 disparos del guardia, seis de los reos se tiraron al suelo y se rindieron. Gurule corri¨® unos 25 metros, escal¨® dos vallas alambradas de seis metros de altura y huy¨® a trav¨¦s de esta tierra llana, donde apenas hay ¨¢rboles y donde casi todos los habitantes tienen alg¨²n familiar o amigo que vive del sistema de prisiones.
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