56 d¨ªas en huelga de hambre
Un brit¨¢nico de 46 a?os est¨¢ en estado cr¨ªtico tras una larga protesta contra los experimentos con animales
En un pa¨ªs donde raro es el d¨ªa en el que su prensa no hable de las aventuras y desventuras de patos, gansos, perros, gatos, zorros, golondrinas y alces, o de la obsesi¨®n por todo tipo de cuadr¨²pedos, mam¨ªferos, cet¨¢ceos, ar¨¢cnidos y saurios, la noticia tuvo el efecto de una bomba: Barry Horne, el primer ecoguerrillero arrestado por poner bombas incendiarias en su campa?a en defensa de los animales, agonizaba anoche en el hospital de una c¨¢rcel brit¨¢nica tras 56 d¨ªas en huelga de hambre. Horne, un recolector de desperdicios, de 46 a?os de edad, llev¨® su cruzada contra los experimentos con animales a extremos violentos: como miembro del proscrito movimiento que se hace llamar Frente de Liberaci¨®n Animal, en 1994 fue arrestado y sentenciado a 18 a?os de c¨¢rcel por intentar quemar negocios de cosm¨¦ticos que usan la vivisecci¨®n de animales para experimentos destinados a sacar productos y jugosas tajadas econ¨®micas.El tema es candente en una sociedad en la que se registran datos tan interesantes como aquel que indica que la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos est¨¢n dispuestos a hacer donaciones a las diversas sociedades protectoras de animales antes que contribuir a los fondos voluntarios para la protecci¨®n de la ni?ez o a los sin techo. Fuentes consultadas por el diario The Express sosten¨ªan ayer que Horne ya ha perdido la visi¨®n y el sentido auditivo y podr¨ªa convertirse en el primer m¨¢rtir brit¨¢nico por la causa de los animales. Si Horne muere (hay una ley que proh¨ªbe forzarlo a ingerir alimentos), inflamar¨ªa a¨²n m¨¢s la pasi¨®n por los animales en este pa¨ªs. Esa misma pasi¨®n provoc¨® la semana pasada el s¨²bito viaje a Londres de Brigitte Bardot, que consigui¨® salvar la vida de un perro negro llamado Woofie para el que un tribunal competente hab¨ªa dictaminado "ejecuci¨®n" por el delito de ladrarle a un cartero.
Varias fuentes declararon anoche que Horne est¨¢ en situaci¨®n cr¨ªtica. "Le damos como m¨¢ximo 48 horas de vida", dijo uno de sus amigos que fue a visitarle al hospital de York, despu¨¦s de su traslado desde su celda en la prisi¨®n de Full Sutton. "Cada d¨ªa le llegan por lo menos 40 cartas de apoyo", declar¨® Tony Humphreis. Inevitablemente, la causa del Frente de Liberaci¨®n Animal ya ha colocado un website en Internet. Muestra una foto de este defensor de la zoolog¨ªa en general y de la brit¨¢nica en particular, en gesto desafiante: el pu?o en alto, que evoca la inmolaci¨®n de los guerrilleros del Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s, capitaneados por Bobby Sands, que perecieron de inanici¨®n en la tristemente c¨¦lebre prisi¨®n de Maze, en Belfast, en 1981. La protesta de Horne ha emplazado al Gobierno laborista de Tony Blair a que impulse la creaci¨®n de una comisi¨®n investigadora en torno a la crueldad con los animales para que se paren los experimentos.
El problema es que el Ministerio del Interior -que la semana pasada prohibi¨® los experimentos con animales con fines asequibles para la voraz y altamente competitiva industria de los cosm¨¦ticos- ya ha declarado que no va a aceptar "las t¨¦cnicas del chantaje". "La creaci¨®n de una comisi¨®n real (para estudiar la crueldad contra los animales) se est¨¢ poniendo muy de moda, por lo que yo, personalmente, estoy dispuesto a impulsar una revisi¨®n de la ley", declar¨® el parlamentario laborista Paul Flynn. Desde el aceite de castor hasta el uso de ciertas v¨ªsceras de conejos para la elaboraci¨®n de cosm¨¦ticos supuestamente eficientes en la hedon¨ªstica guerra contra las arrugas, son productos que Horne quiere parar a fin de no condenar a los animales a ser v¨ªctimas de los laboratorios en una sociedad superficialmente comprometida con la defensa de los animales pero que, a la hora de hacer negocio, abandona su amor por otras criaturas.
A Horne y a sus defensores les favorecen los resultados de un estudio que acaba de desenmascarar la hip¨®crita afici¨®n brit¨¢nica para con los animales. David Coffee, un veterinario con 30 a?os de experiencia, ha publicado un informe en el que detalla el ego¨ªsmo de los brit¨¢nicos para con sus perros y gatos: los cachorros son separados injustamente de su madre y, cuando crecen, son castrados. "Viven muchos a?os condenados a pasarse la vida engordando y convirti¨¦ndose en ornamentos ambulantes", a?ade.
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