Ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo
Dos psic¨®logos reivindican lo positivo frente a la cultura del sufrimiento en "El optimismo inteligente"
Un sabio profesor de instituto inculcaba a sus alumnos la idea de que el sufrimiento es inmoral. Y ellos no lo comprend¨ªan. Costaba arrancar el concepto secular de la redenci¨®n a trav¨¦s de la desdicha, alimentado por los mitos modernos del psicoan¨¢lisis, seg¨²n los cuales sin depresi¨®n no hay progreso personal. ?C¨®mo ir en contra del principio creativo que hace hijas del conflicto a las obras maestras del arte o la literatura?, o ?c¨®mo enfrentarse a sesudos pensadores que igualan optimismo a ingenuidad, laxitud e ignorancia?."El coraz¨®n, si pudiera pensar, se parar¨ªa", sentenci¨® crudamente el poeta Fernando Pessoa.
Dos psic¨®logos, Dolores Avia y Carmelo V¨¢zquez, profesores de la Universidad Complutense de Madrid, han decidido resistirse a la fascinaci¨®n intelectual que ejercen quienes hablan "desde la posici¨®n cegada por la luz que arroja el pesimismo". Han decidido reivindicar el optimismo como verdadero motor de la vida,como n¨²cleo esencial de la naturaleza humana, en el libro Optimismo inteligente que acaba de ser publicado por Alianza Editorial.
El adjetivo "inteligente" era vital para tomar distancia de ese "sentimiento ilusorio, simpl¨®n, inconsciente y f¨¢cilmente manipulable", con el que la mayor¨ªa de la gente identifica al denostado optimismo, matiza V¨¢zquez. So pena de ser incluidos por su admirado periodista Eduardo Haro Tecglen en ese grupo de "incorregibles", que tanta lata dan con la esperanza, los autores defienden el pensamiento positivo, aunque no exento de realismo; un mecanismo m¨¢s parecido a la definici¨®n que del ¨¦xito hizo Winston Churchill: "la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiamo", que a la que escribi¨® Voltaire sobre el optimismo en C¨¢ndido: "la man¨ªa de seguir pensando que todo est¨¢ bien cuando las cosas van mal". Pensamiento positivo no es negar la realidad, sino conocerla para planificarla de forma constructiva, subrayan los psic¨®logos. Si acaso, mantener una peque?a distancia esc¨¦ptica. "Reivindicamos la esperanza porque es muy importante que nos demos cuenta de que nadie sabe lo que puede pasar ma?ana. La vida est¨¢ llena de sorpresas. Cualquier cosa, cualquier persona puede influir en nuestras vidas y a cualquier edad", dice Avia.
Claro que ma?ana puede suceder lo peor si la situaci¨®n es susceptible de empeorar, que dir¨ªa la famosa ley de Murphy. Lejos de considerar pesimista esta teor¨ªa, los psic¨®logos opinan que explica como nada lo que ellos propugnan. Apuntala a su optimista inteligente: previsor antes que decepcionado.
La felicidad no ha tenido buena literatura ni tiene buena prensa, se quejan los dos autores. El objetivo period¨ªstico de destacar aquello que encarna conflicto "da una visi¨®n sesgada de la realidad", dice V¨¢zquez. "Se puede llegar a pensar que eso es lo habitual cuando la realidad es que el 90% de la gente vive en la normalidad", apostilla Avia. Suavizan, no obstante, su visi¨®n pesimista de la noticia si, utilizando sus propios argumentos, denunciar el conflicto sirve para ponerle remedio.
No muestran piedad alguna con los tratamientos, hoy mayoritarios, de curar el sufrimiento con m¨¢s sufrimiento, "el mito de que la depresi¨®n es necesaria para hacer un buen proceso", define V¨¢zquez. Sarpullido provoca Avia en algunos de sus colegas cuando les habla del "tremendo pesimismo del psicoan¨¢lisis sobre la naturaleza humana que fuerza al paciente en terapia a sumirse en una depresi¨®n. En algunos casos es extremadamente s¨¢dico", critica ,"porque la inmensa mayor¨ªa de la gente es muy capaz de afrontar la p¨¦rdida".
V¨¢zquez abunda en esta idea: "los seres humanos somos m¨¢quinas de resistencia". La historia de la humanidad y su ¨¦xito como especie reproductiva se lo demuestran. "El optimismo no es nada a?adido ni propio de ilusos, sino una de las mejores armas para adaptarnos al medio y transformarlo", escribe.
Hasta el m¨¢s recalcitrante pesimista puede cambiar de bando seg¨²n esta nueva visi¨®n de lo positivo, o darse cuenta simplemente de que nunca lo ha sido. "?Que son sino optimistas al fin aquellos que tanto pregonan su pesimismo, pero se esfuerzan en seducir, deslumbrar o educar al lector?, reflexionan los autores.
?Es el pesimismo un "refugio de vanidad y tabla de salvaci¨®n personal", como opinaba el presidente de la II Rep¨²blica Manuel Aza?a; "? una excusa para la contemplaci¨®n pasiva del mundo?", como se preguntan los dos psic¨®logos.
Con todo, los dos extremos pueden ser signos de un mismo intento de escape patol¨®gico. El optimismo inteligente es aquel que va acompa?ado de la acci¨®n, no el ensordecedor que tan bien manejan los pol¨ªticos, conocedores del poder de la motivaci¨®n. As¨ª Dolores Avia y Carmelo V¨¢zquez advierten contra "andamiajes pol¨ªticos" orientados hacia el "conformismo" tales como el "soniquete simple del Espa?a va bien" o aquel otro en el que creen todos y cada uno de los estadounidenses desde la cuna de que viven en un pa¨ªs donde cualquiera puede llegar a ser presidente.
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