El Ej¨¦rcito acepta el resultado de los comicios, siempre que el vencedor respete la Constituci¨®n
Las Fuerzas Armadas venezolanas aceptar¨¢n sin reparos la presidencia de quien ayer gan¨® las elecciones, Hugo Ch¨¢vez Fr¨ªas, siempre que respete la Constituci¨®n, aseguraron de v¨ªspera fuentes oficiales y castrenses. El conservador Henrique Salas R?mer no ten¨ªa ning¨²n problema con los cuarteles, y la relaci¨®n con el generalato era fluida, pero el anuncio efectuado por Ch¨¢vez de que va a convocar un refer¨¦ndum nacional para reunir una Asamblea Constituyente que transforme radicalmente el sistema pol¨ªtico y judicial vigente preocupa a los generales.
Los jefes y oficiales que fueron leales al presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez durante el golpe del 4 de febrero de 1992, perpetrado por el teniente coronel Hugo Ch¨¢vez, ocupan hoy puestos relevantes, pero llevan en servicio casi 30 a?os, por lo que su probable relevo no ser¨¢ traum¨¢tico. Ch¨¢vez, que como presidente ser¨ªa tambi¨¦n comandante en jefe de las tres armas, afirm¨® durante la campa?a electoral que colocar¨ªa a militares de su confianza en el alto mando y acabar¨ªa con cualquier resistencia. El vicealmirate Tito Rinc¨®n, ministro de Defensa con el presidente Rafael Caldera, asegur¨® poco antes de las votaciones que, "sea quien sea", el nuevo presidente ser¨¢ aceptado por las instituciones castrenses. En d¨ªas pasados, Hugo Ch¨¢vez anticip¨® el nombramiento en esa cartera del general Ra¨²l Salazar. "Salazar es un militar de prestigio y muy querido por las Fuerzas Armadas", dijeron fuentes diplom¨¢ticas.El predicamento del teniente coronel golpista entre las filas en activo no es f¨¢cil de precisar. El jefe del Ej¨¦rcito, general Rub¨¦n Rojas, yerno de Caldera, le es abiertamente hostil. Durante la campa?a previa a las legislativas del 8 de noviembre, que renovaron la C¨¢mara de Diputados, el Senado, las asambleas locales y las gobernaciones estatales, inst¨® a no votar por un insurrecto. Fueron declaraciones imprudentes, por el hecho de haber sido formuladas desde su condici¨®n de militar, y condujeron a la pol¨¦mica y las conjeturas sobre un golpe de Estado preventivo contra el paracaidista. Quien fuera ministro de Defensa cuando Caldera asumi¨® el mando, vicealmirante Radam¨¦s Mu?oz, culp¨® al jefe de Estado saliente por el incierto curso registrado por el pa¨ªs cuando el paracaidista de Maracay crec¨ªa como la espuma en las encuestas, y su programa fue definido como revolucionario, de perfil totalitario. "Si lo hubiera encarcelado, como deb¨ªa haber hecho, y no sobreseer la causa, no estar¨ªamos viviendo lo que estamos viviendo", dijo Mu?oz a este enviado.
Candidato a la presidencia por su nuevo partido, Nuevo Rumbo, agrega que Ch¨¢vez apenas si cuenta con las simpat¨ªas del 1% de los oficiales de las tres armas, escasas simpat¨ªas en la direcci¨®n de los 70.000 militares. "No m¨¢s", se?ala Radames Mu?oz, que fue apartado del cargo por Caldera por haberse opuesto al perd¨®n.
Hugo Ch¨¢vez, en cuya oficina de campa?a sus c¨®mplices en las asonadas de hace seis a?os desarrollan tareas de organizaci¨®n y siguen salud¨¢ndose marcialmente, parece tener m¨¢s apoyos y margen de maniobra que los citados por el vicealmirante, que ayer pretendi¨®, simb¨®licamente, la presidencia. Mario Carrat¨², que fue jefe de la Casa Militar del palacio de Miraflores durante el segundo Gobierno de Caldera, sostiene que "hay un gran sector de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) que est¨¢n a su favor, que incluye algunos generales y de los coroneles hacia abajo". "Mucho m¨¢s de lo que la gente se imagina. Si es elegido democr¨¢ticamente, las FAN deben apoyarle. La poblaci¨®n no puede criticar a las Fuerzas Armadas ni incentivar un golpe de Estado, porque es su obligaci¨®n respetar el resultado".
Pol¨ªticos, militares y funcionarios de alto nivel coinciden en que el nuevo presidente deber¨¢ manejar los cuarteles con visi¨®n profesional y no clientelar para no fomentar rencores y frustraciones susceptibles de traducirse en insurrecciones e intrigas. "No creo que lo haga as¨ª. Es un teniente coronel de acci¨®n y no admite medias tintas", comentaba en privado un ministro de Caldera. Carlos Andr¨¦s P¨¦rez advirti¨® la semana pasada sobre un cuartelazo inminente, escenario que el vicealmirante Carrat¨² descart¨®, aunque admiti¨® que algunos regimientos son una aut¨¦ntica jaula de grillos, deliberantes, intrigando a destajo. "Indiscutiblemente, hay una ruptura de la disciplina despu¨¦s de los intentos de golpe (febrero y noviembre de 1992) propiciada por el manejo err¨¢tico de la pol¨ªtica castrense frente a los alzados, y del presidente Caldera, que introduce el factor nep¨®tico en las FAN a trav¨¦s de su yerno, que es quien ha quitado y puesto a comandantes". Lo cierto es que los militares est¨¢n divididos, y no pocos jefes rumian su malestar por haber sido relegados en las listas de ascensos por sus supuestas simpat¨ªas por el golpista o, simplemente, por no pertenecer al c¨ªrculo de ¨ªntimos de Rojas.
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