Danz¨®n a ritmo de jazz
El quinteto Diapas¨®n busca difundir desde Alicante su fusi¨®n de jazz con la m¨²sica popular cubana
Verano de 1993. La tarde calurosa en La Habana invita a tumbarse a la bartola. La mayor parte de los alumnos del Taller de M¨²sica Popular Cubana faltan a la clase. Los cinco que han superado la tentaci¨®n de la siesta se cansan de esperar a sus compa?eros y comienzan a improvisar con sus instrumentos de cuerda para divertirse. Aderezan con fraseos propios del jazz las ortodoxias del son y el danz¨®n con las que diariamente se familiarizan en las aulas. Les gusta tanto que deciden unirse para promocionar su fusi¨®n de m¨²sica popular norteamericana con cubana. A la m¨²sica resulta dif¨ªcil imponerle el bloqueo. Puede decirse que aquella tarde naci¨® Diapas¨®n, aunque como grupo no qued¨® formalmente constituido hasta enero de 1994, con los violines de Armando Garc¨ªa y Herbert P¨¦rez, la viola de Lesster Mej¨ªa, el violoncelo de Romany Cana y el contrabajo de Seraf¨ªn Rubens. Diapas¨®n es un quinteto de cuerda que, pese a su apariencia de formaci¨®n cl¨¢sica de c¨¢mara, presenta un repertorio tan arriesgado como ambiguo. Desde una Guantanamera polirr¨ªtmica hasta una versi¨®n arreglada para cuerda de Eleanor Rigby que habr¨ªa hecho las delicias de los Beatles con acidez post Sergeant Pepper"s. Llegaron a Alicante en junio, invitados por la Orquesta Sinf¨®nica de la ciudad, y aqu¨ª siguen, con contrato en la misma y actuaciones espor¨¢dicas en las que dan rienda suelta a sus contrapuntos con ra¨ªces en el latin-jazz. "No salimos de Cuba por ning¨²n problema pol¨ªtico", puntualiza Armando Garc¨ªa, que act¨²a como director de la banda, "sino porque en Europa nuestra m¨²sica tiene m¨¢s proyecci¨®n". De hecho, los conciertos en los que Diapas¨®n ha podido explayarse con sus arreglos m¨¢s personales los ha ofrecido el quinteto en Centroeuropa, sobre todo en Holanda y Austria. Esto causa sorpresa en el seno de la banda. "Cre¨ªamos que en Espa?a, con una cultura y una lengua comunes, ¨ªbamos a tener m¨¢s ¨¦xito que en estos pa¨ªses, que no tienen nada que ver con nosotros, pero donde la escena de jazz est¨¢ m¨¢s consolidada", observa Garc¨ªa. Pero en Alicante les va muy bien, y no piensan irse, por el momento. Desde que llegaron, puede decirse que se convirtieron en el grupo de moda: no hab¨ªa fiesta, evento social o acto oficial con canap¨¦s que no amenizaran estos cinco cubanos. Ahora han frenado el ritmo por consejo de su nuevo representante, que considera que tocar en una boda por dinero no es el mejor curr¨ªculum que pueden presentar para sus proyectos futuros. Y es que Diapas¨®n no se conforma con ser comparsa para cotillones ni con dar el toque chic a festejos en el castillo de Santa B¨¢rbara. Quieren dejar claro que lo suyo es el jazz vanguardista, y que las invitaciones a la participaci¨®n de la audiencia y las revisiones de grandes ¨¦xitos de la salsa son concesiones a un p¨²blico, el espa?ol, que todav¨ªa tiene el o¨ªdo c¨®modo. Llegaron a Espa?a con un CD bajo el brazo -de t¨ªtulo Son... de almendra- en el que reinterpretaban temas seminales del son y el danz¨®n, un trabajo que mereci¨® las bendiciones de Chucho Vald¨¦s. En estos d¨ªas ten¨ªan previsto desplazarse a Figueres para grabar su primer disco con financiaci¨®n propia, en el que dejan constancia de sus versiones m¨¢s trabajadas. Si todo funciona, tendr¨¢ su continuaci¨®n en otro disco, esta vez con composiciones propias, en el que fusionar¨¢n latin jazz con cha-cha-ch¨¢ y contar¨¢n con la presencia del guitarrista Ximo T¨¦bar y el percusionista Paco Baeza. Diapas¨®n han venido, por tanto, para quedarse. Lo que comenz¨® en junio con una invitaci¨®n formal y un par de conciertos en las fiestas de Fogueres, se ha convertido en una oportunidad de aprovechar los bienes agridulces del mercado capitalista para la difusi¨®n de su m¨²sica. A la espera de que la tramitaci¨®n de sus visados sea definitiva, ensayan con la Sinf¨®nica y dedican cuatro d¨ªas a la semana a su verdadera vocaci¨®n sentados en corro en el sal¨®n de su vivienda. Jazz que a veces sirve para aplacar la nostalgia isle?a. Porque, como reconoce Garc¨ªa, "oooh, Cuba siempre se echa de menos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.