Teor¨ªas en discusi¨®n
Jean Lamarck y Charles Darwin pusieron las primeras piedras sobre la evoluci¨®n. Desde la publicaci¨®n de sus teor¨ªas en 1800 y despu¨¦s en 1859, la ciencia ha progresado mucho. Hoy, exceptuando algunos escasos partidarios de una interpretaci¨®n literal del G¨¦nesis, "la mayor parte de las grandes propuestas en materia de evoluci¨®n est¨¢n en debate". El gradualismo que cree, como Darwin, que la evoluci¨®n se hace gradualmente, en continuidad, nunca ha podido ser demostrado, excepto en el caso muy particular de especies muy semejantes, gemelas. Los f¨®siles no permiten llenar con eslabones perdidos los huecos observados entre estados ya diferenciados. El neolamarquismo, seg¨²n el cual el car¨¢cter nuevo desarrollado por un solo individuo podr¨ªa transmitirse a sus descendientes desde la primera generaci¨®n, ha sido refutado. Pero Andr¨¦ Langaney, especialista en gen¨¦tica de poblaciones, opina que hechos como los genes saltarines o algunos retrovirus plantean dudas sobre casos concretos. La influencia de la selecci¨®n natural, por el contrario, no se pone en duda. "Se ha demostrado que existe, pero no en todos los casos. Y no lo explica todo". Sin embargo, la teor¨ªa naturalista prefiere ignorarla en una primera aproximaci¨®n. Muestra que las mutaciones y la deriva gen¨¦ticas son suficientes para hacer avanzar la evoluci¨®n molecular, sin intervenci¨®n de la selecci¨®n natural. "La evoluci¨®n gen¨¦tica es la base de la teor¨ªa de las uniones moleculares que permiten fechar las divergencias ancestrales de las especies. Es una realidad comprobada y confirmada, seg¨²n Langaney. "Parece que la intervenci¨®n de la selecci¨®n en este caso es marginal, aunque desempe?a un papel importante en otros niveles". El problema es que "no se sabe c¨®mo funcionan los mecanismos gen¨¦ticos de la transmisi¨®n de los caracteres cuantitativos, como el tama?o, las formas o las proporciones". Dicho claramente, la evoluci¨®n gen¨¦tica (soporte del reloj molecular) no se superpone a la de los caracteres f¨ªsicos de las poblaciones. La noci¨®n de "equilibrio puntuado" o teor¨ªas discontinuas se impone. Todas las observaciones confirman que las especializaciones se producen muy r¨¢pidamente, a menudo como respuesta a cambios en el medio ambiente, y casi siempre en el seno de peque?as poblaciones aisladas. Seg¨²n Langaney, no hay duda de que la formaci¨®n de especies pone en juego un gran n¨²mero de mecanismos diferentes. A este respecto, opina, los trabajos de Rutherford y Lindquist "parecen muy importantes". Dan una clave suplementaria para la confirmaci¨®n de la evoluci¨®n a saltos.
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