Clinton va a la guerra

EL "CONTUNDENTE y sostenido" ataque a¨¦reo contra Irak iniciado anoche por fuerzas estadounidenses y brit¨¢nicas en el Golfo estaba anunciado desde que los inspectores de armamento de la ONU abandonaron bruscamente Bagdad ayer. Su jefe, Richard Butler, hab¨ªa informado previamente al secretario general de Naciones Unidas de un nuevo incumplimiento iraqu¨ª. Clinton asegur¨® en noviembre, cuando fue disuadido en el ¨²ltimo minuto de lanzar sus misiles contra las instalaciones militares de Sadam Husein, despu¨¦s de que ¨¦ste hiciera su en¨¦sima promesa, que no habr¨ªa aviso previo si el dictador iraqu¨ª volv¨ªa a obstaculizar las tareas de inspecci¨®n de los expertos de la ONU. De hecho, Washington ya hab¨ªa renunciado el mes pasado al cumplimiento del programa de fiscalizacion de los arsenales iraqu¨ªes, puesto que la pol¨ªtica de sanciones e inspecciones no hab¨ªa conseguido evitar una cadena de crisis este mismo a?o.Tanto desde el punto de vista iraqu¨ª como del estadounidense es imposible considerar el ataque, que continuaba esta madrugada, desvinculado de la cr¨ªtica situacion de Clinton. Sadam ha aprovechado para su nuevo envite precisamente los d¨ªas de mayor presi¨®n pol¨ªtica sobre el mandatario estadounidense, acosado por el caso Lewinski. Clinton, que hoy deb¨ªa afrontar el veredicto del pleno de la C¨¢mara de Representantes sobre si llevar o no adelante su proceso de destituci¨®n, puede haber encontrado en la operaci¨®n contra Irak la puerta falsa que cree necesitar para escapar al impeachment promovido por sus enemigos pol¨ªticos. Los jefes republicanos decidieron ya anoche aplazar en unos d¨ªas el voto de la C¨¢mara, insostenible con su pa¨ªs embarcado en una confrontaci¨®n b¨¦lica de alcance imprevisible.

En cualquier caso, Clinton ha jugado muy fuerte con su decisi¨®n militar, tanto hacia la opini¨®n p¨²blica estadounidense como por sus implicaciones en el complicado juego de equilibrios de las potencias occidentales. En un gesto absolutamente inusual en la pol¨ªtica norteamericana, donde los temas de seguridad concitan la inmediata unanimidad parlamentaria, los dirigentes de la mayor¨ªa republicana -con Trent Lott, el jefe en el Senado, al frente- criticaban anoche la decisi¨®n presidencial de atacar Irak en este momento, que consideran una maniobra oportunista y dilatoria. La medida tiene tambi¨¦n especial relevancia en el plano exterior, donde se dibuja la ruptura de la coalici¨®n occidental que particip¨® en la Guerra del Golfo en 1991. Aparte el Reino Unido, siempre detr¨¢s de Washington, Clinton no s¨®lo no ha consultado con sus aliados -Francia condenaba anoche abiertamente el ataque, y Alemania se mostraba reticente-, sino que el propio Consejo de Seguridad fue sorprendido por la iniciativa armada cuando se dispon¨ªa a debatir el informe del inspector jefe Butler.

El ataque contra Irak, acogido con inusitado calor por el Gobierno espa?ol, que en su primera reacci¨®n lo considera "necesario", abre tambi¨¦n un foso entre Estados Unidos y la ONU, cuyo secretario general, Kofi Annan, se ha ido distanciando en los ¨²ltimos d¨ªas de la pol¨ªtica estadounidense hacia Bagdad. Annan, partidario, en cualquier caso, de una revisi¨®n del programa de sanciones contra Irak, hab¨ªa declarado el lunes que el prop¨®sito de Washington de derrocar a Sadam, enunciado a finales de noviembre, iba m¨¢s all¨¢ de lo que el Consejo exig¨ªa de Bagdad. El golpe iniciado anoche, cuyas repercusiones en el tablero internacional no tardar¨¢n en hacerse sentir, tampoco granjear¨¢ a Clinton las simpat¨ªas del mundo ¨¢rabe ni ayudar¨¢ a rebajar la peligrosa temperatura del conflicto palestino-israel¨ª.

Queda por ver si el contundente ataque a¨¦reo, con al menos 200 cazabombarderos en la zona -cuyos efectos iniciales se desconocen todav¨ªa, pero que inevitablemente causar¨¢ la muerte de muchos civiles inocentes-, conseguir¨¢ el prop¨®sito con el que ha sido lanzado. Clinton explicaba de madrugada su decisi¨®n de liquidar los programas armamentistas "nucleares, qu¨ªmicos y biol¨®gicos" del dictador iraqu¨ª para proteger los intereses nacionales de EEUU y la seguridad de la cr¨ªtica regi¨®n petrol¨ªfera. Los expertos internacionales hab¨ªan descartado, tras a?os de trabajo, la capacidad de Sadam para desatar una guerra nuclear o qu¨ªmica. Pero la operatividad de sus armas biol¨®gicas sigue siendo un enigma.

Consumada ya la opci¨®n militar por la ¨²nica superpotencia del planeta, cabe exigir en esta hora al presidente estadounidense no s¨®lo una t¨¢ctica (la leg¨ªtima de acorralar a un dictador azote de su propio pueblo y de probadas ambiciones expansionistas), sino tambi¨¦n una estrategia. Washington, y tambi¨¦n Londres, deben tener claro qu¨¦ hacer con Sadam Husein y qu¨¦ hacer con los sufridos iraqu¨ªes, v¨ªctimas de unos y otros, el d¨ªa despu¨¦s de que caiga la ¨²ltima bomba de sus aviones.