Prince inicia en Zaragoza una gira con la que repasa sus grandes ¨¦xitos
6.000 personas asisten al primer concierto del artista en Espa?a
Unas seis mil personas asistieron anoche a la actuaci¨®n de The Artist (el artista antes conocido como Prince) en Zaragoza, la primera de su gira espa?ola. El artista termin¨® su concierto con una versi¨®n de un viejo tema de Elvis Presley y lanzando un manifiesto antibelicista mientras ¨¦l y el p¨²blico gritaban "No m¨¢s guerras". Prince lleg¨® a Zaragoza el mi¨¦rcoles, la v¨ªspera de su concierto, en medio de una aureola de misterio, y hoy actuar¨¢ en Barcelona y el domingo, en Madrid.
A las diez y media de la noche, The Artist, en plena oscuridad, y tras un preludio funk, arranc¨® los primeros delirios cuando cant¨® Push it On y toc¨® un solo de guitarra. Seis mil personas, la mayor¨ªa cuarentones, estuvieron entregados durante las cerca de tres horas que dur¨® el concierto, un espect¨¢culo que son¨® de maravilla en una sala hist¨®ricamente rebelde a la ac¨²stica. En el concierto entrecal¨® el viejo repertorio y lo encaden¨® con los temas de su ¨²ltimo ¨¢lbum, New power soul, un truco de profesional que logr¨® el enganche de los que asist¨ªan a su primer concierto de la gira espa?ola.
Milagro de los genios, el descubrimiento de la noche fue que casi nadie se sab¨ªa el t¨ªtulo y las letras de lo que cantaba. Daba igual. Demostr¨® que es un rey del escenario. Un escenario al que subi¨® tras la actuaci¨®n de Larry Graham, flanqueado por dos dragones dorados, dos fotos suyas en la parte superior y un fondo de palmeras que mudaban de color y silueta por la magia de las luces.
Mayte, su mujer-novia- compa?era, bail¨® con ¨¦l una danza de diosa, cercana a la est¨¦tica de la de los siete velos, hora y media despu¨¦s de que El Artista saliese al escenario. Hasta los m¨²sicos se retiraron de la escena. El fuego apareci¨® en escena desde el primer momento. Llamas rojas al principio, en el baile de Mayte —¨¦l, vestido de rojo, acab¨® arrodill¨¢ndose y ador¨¢ndola tras diez minutos de su danza— las llamas eran rojas y amarillas, en el fondo se turnaban las estrellas y las constelaciones, la m¨ªstica envolv¨ªa su mensaje.
Purple rain encendi¨® los primeros mecheros, Little red corvette o Delirious abrieron gargantas y levantaron las manos. Fueron los momentos m¨¢gicos.
No pod¨ªa ser de otra manera, tambi¨¦n hubo p¨²blico escogido que subi¨® a bailar con ¨¦l. The Artist se estren¨® gustando. El montaje contaba con medio mill¨®n de vatios, se lleg¨® a los 64.000 de sonido, el resto fue para la luz. Pero realmente brill¨® con luz propia.
No hay guiones de sus con ciertos, porque "improvisa", aunque el arranque zaragozano fuese casi id¨¦ntico al de Lisboa. Tal vez su secreto est¨¦ en su modo de vida, que pasa por atiborrarse de crema de verduras, ensaladas, salm¨®n, tortillas de setas y mucho zumo de tomate y de naranja. As¨ª, este artista friolero que actu¨® en Zaragoza con cero grados, lleg¨® a calentar hasta el hervor a su p¨²blico.
Discreci¨®n
Fue la niebla que envuelve a Zaragoza desde el pasado lunes lo que impidi¨® que The Artist llegase a la ciudad en avi¨®n como ten¨ªa previsto. Un autob¨²s privado le dej¨® en un hotel de Zaragoza poco antes de las cinco de la tarde del mi¨¦rcoles, donde s¨®lo los medios de comunicaci¨®n y una solitaria fan esperaban su llegada. Abrigo tipo levita, sombrero blanco y, del brazo, Mayte Garc¨ªa. La estrella subi¨® raudo a su habitaci¨®n.
Lo cierto es que la llegada a Zaragoza de El Artista se ha caracterizado por su discreci¨®n: s¨®lo quer¨ªa descansar y puso como exigencia disponer de m¨¢s de 200 toallas, un m¨¦dico y un dentista mientras durase su actuaci¨®n, y la petici¨®n de que el camerino tuviera dimensiones moderadas y que estuviese muy caliente, porque es muy friolero. La comida del equipo se compr¨® en supermercados, se cocin¨® en una instalaci¨®n montada en la sala y hab¨ªa ensaladas, comida r¨¢pida y montones de naranjas. Adem¨¢s de las 25 personas que vigilaban el recinto, el artista cont¨® con otras 17 m¨¢s encargadas de su seguridad personal.
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