Presupuestos y reformas estructurales
El autor defiende la profundizaci¨®n de reformas presupuestarias y la reordenaci¨®n de gastos para reducir incertidumbres
Los Presupuestos para 1999 suponen un paso m¨¢s en el proceso de consolidaci¨®n y saneamiento de las cuentas p¨²blicas iniciado en los ¨²ltimos a?os. Sin embargo, junto a los aspectos positivos derivados de la continuidad en la moderaci¨®n del comportamiento del gasto p¨²blico surgen ciertas dudas acerca de la sostenibilidad de dicho proceso. As¨ª, la reducci¨®n de las necesidades financieras que conducir¨¢n a un d¨¦ficit p¨²blico en torno al 1,6% se apoya en exceso en la coexistencia de un ciclo expansivo de la econom¨ªa y los efectos que la mejora del entorno econ¨®mico-financiero interno, cuya manifestaci¨®n m¨¢s visible sea la reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s, implican sobre la contenci¨®n del gasto.Desde una perspectiva a largo plazo, la estrategia de saneamiento basada en el buen comportamiento de las magnitudes macroecon¨®micas tropieza con dos grandes limitaciones: las propias incertidumbres derivadas sobre la continuidad y la duraci¨®n de los ciclos expansivos de crecimiento, junto a las propias caracter¨ªsticas estructurales del gasto p¨²blico cuyo componente coyuntural posee un car¨¢cter reducido.
En este sentido, el ¨¦xito de toda estrategia que se apoye en dichos fundamentos est¨¢ limitada por ambos elementos, cuya superaci¨®n requiere una pol¨ªtica presupuestaria de mayor alcance que gire en torno a las variables estructurales que dominan la evoluci¨®n del gasto y d¨¦ficit p¨²blicos, permitiendo as¨ª un cierto aislamiento o mayor cobertura ante el riesgo o incertidumbres derivadas de los cambios en el entorno econ¨®mico que puedan tener lugar a medio y largo plazo.
As¨ª, aun teniendo en cuenta las dudas acerca de su sostenibilidad, no se puede ignorar que con las cuentas p¨²blicas presentadas para el pr¨®ximo a?o, se trata del tercer ejercicio consecutivo en el que tiene lugar dicha evoluci¨®n moderadora del gasto, rompiendo una tendencia de comportamiento del sector p¨²blico en la que tradicionalmente se observaba un crecimiento del mismo por encima de la actividad econ¨®mica general y al margen de los ciclos.
Sin embargo, en aras de garantizar la sostenibilidad de este proceso, como se ha mencionado al principio, en el futuro resulta importante preguntarse cu¨¢les est¨¢n siendo los ejes sobre los que se est¨¢ sosteniendo este proceso de control y saneamiento de las arcas p¨²blicas, por lo que se hace necesario un an¨¢lisis algo m¨¢s detallado que la mera visi¨®n de las cifras globales.
Tomando como punto de partida los gastos de personal, ¨¦stos prev¨¦n un crecimiento del 2,3% en 1999, cifra inferior a la proyecci¨®n contenida en el ejercicio anterior, que se situaba en un 3,2%, reflejo de un crecimiento salarial fundamentado en una inflaci¨®n decreciente y la moderaci¨®n o cuasi nulo incremento del empleo p¨²blico.
Situ¨¢ndonos ahora en el cap¨ªtulo de gastos corrientes en bienes y servicios, el crecimiento previsto para 1999 es del 7%, lejos del recorte de m¨¢s de 6 puntos experimentado en 1997, circunstancia que deja entrever la posibilidad de que se haya alcanzado un l¨ªmite por debajo del cual ya sea extremadamente dif¨ªcil practicar recortes en esta partida.
Las transferencias corrientes constituyen el n¨²cleo central del presupuesto, representando el 65,5% del mismo con una previsi¨®n de incremento del 5,8%, encontr¨¢ndose en ellas apartados como las transferencias del Estado a las comunidades aut¨®nomas y corporaciones locales, los gastos sanitarios, las pensiones y las prestaciones por desempleo. Se trata, pues, de factores cuya naturaleza responde en su mayor¨ªa a caracter¨ªsticas de ¨ªndole estructural cuyo control se sit¨²a precisamente en este terreno, en aspectos como la redefinici¨®n del modelo de financiaci¨®n de las pensiones o de un modelo de descentralizaci¨®n auton¨®mico y local que aborde la estructuraci¨®n de un sistema de gasto eficiente, por citar algunos ejemplos.
Llegados al apartado de inversiones, o m¨¢s gen¨¦ricamente, de las operaciones de capital, el aumento previsto del 7,3% se considera positivo, ya que supone un esfuerzo inversor y un paso, aunque todav¨ªa insuficiente, para aumentar el peso que la inversi¨®n p¨²blica tiene en el conjunto de la actividad econ¨®mica, teniendo en cuenta que dicha variable ha sido tradicionalmente una de las m¨¢s afectadas por la aplicaci¨®n de pol¨ªticas presupuestarias restrictivas, pues mientras que en 1990 significaba un 4,9% del PIB en la actualidad tan s¨®lo alcanza un 2,9% del mismo.
Se han dejado para el final los componentes financieros, es decir, los pagos de intereses y los gastos derivados de la amortizaci¨®n de la deuda. As¨ª, comparado el presupuesto actual con el que se present¨® en 1998, se produce un ahorro que asciende a 1,87 billones de pesetas, como consecuencia de los efectos de la trayectoria descendente de los tipos de inter¨¦s y de la progresiva reducci¨®n de las necesidades de financiaci¨®n debido a la propia evoluci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, alimentado este ¨²ltimo por la favorable coyuntura prevista desde la ¨®ptica de los ingresos.
En l¨ªneas generales, la continuidad del ciclo expansivo requiere dar un paso m¨¢s en la profundizaci¨®n de las reformas de naturaleza presupuestaria, a fin de minimizar aun m¨¢s los posibles efectos negativos derivados de las inestabilidades que puedan tener lugar a nivel internacional, y de reducir las incertidumbres que dicho marco econ¨®mico presupuestario genera.
La sostenibilidad del crecimiento del gasto p¨²blico, al margen de las oscilaciones y la fase del ciclo en que nos encontremos, supone la necesidad de abordar las reformas estructurales pendientes que nuestra econom¨ªa tiene desde hace bastante tiempo. As¨ª, es precisamente en esta etapa, en la que el ciclo tiene car¨¢cter expansivo, donde precisamente deben abordarse dichas reformas. La reforma y reordenaci¨®n del gasto sanitario, la redefinici¨®n del sistema de financiaci¨®n de las pensiones y la profundizaci¨®n de la reforma en el mercado de trabajo que permita la reducci¨®n del elevado componente estructural del paro, por citar algunos de los ejemplos m¨¢s importantes, son aspectos cuya transformaci¨®n se hace necesaria si deseamos que la evoluci¨®n del gasto y, por ende, del d¨¦ficit y endeudamiento p¨²blicos, no responda s¨®lo a los efectos de un ciclo positivo, sino que se sustente en una situaci¨®n presupuestaria cuyo saneamiento se fundamente sobre bases sostenibles a medio y largo plazo.
Fernando Casado es director del Instituto de la Empresa Familiar y catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Empresa.
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