Predadores del PSPV
J. J. P?REZ BENLLOCH
El vicesecretario general del PSPV, el alicantino Antonio Mira Perceval, est¨¢ convencido de que su partido ganar¨¢ las pr¨®ximas elecciones municipales y auton¨®micas. Lo razonaba uno de estos d¨ªas ante las c¨¢maras de TVV y fundamentaba su optimismo -mesurado, todo hay que decirlo- en la fidelidad del voto socialista y la bondad de los sondeos que se vienen publicando, no obstante la distancia que todav¨ªa les separa del PP. A su entender, los pron¨®sticos siempre les han sido menos favorables que los resultados de las urnas y esos pueden serles propicios a poco que, en su d¨ªa, el vecindario no se recluya en la abstenci¨®n. Incluso juzgaba que el Ayuntamiento de Alicante, as¨ª como aquella Diputaci¨®n y la de Valencia eran piezas perfectamente abatibles. Aviso para navegantes. Cuanto menos, el mentado dirigente no es sospechoso de la resignaci¨®n que Felipe Gonz¨¢lez imputa a los cuadros del PSOE, que percibe tan desganados ahora como en los comicios del 93 y del 96. El referido socialista valenciano, en cambio, halla motivos bastantes para la euforia, se?ala las debilidades del adversario y no renuncia a alcanzar las cotas m¨¢s altas. Sin embargo, me temo que es el ¨²nico en alentar estas expectativas. No s¨®lo cunde el des¨¢nimo entre los suyos, sino que el mismo n¨²mero uno del partido, Joan Romero, cree que se ha fraguado una conspiraci¨®n de notables para impedirle el virtual triunfo. Con tales fisuras en sus propias huestes de poco vale la adhesi¨®n inquebrantable del electorado af¨ªn. Nadie apuesta por una jaula de grillos empecinados en sus codicias personales. Con todo y con ello, es posible que las apariencias sean m¨¢s alarmantes que la realidad y que las presuntas conjuras del tr¨ªo de la bencina -Asunci¨®n, Ciscar y Garc¨¦s- se disuelvan como un azucarillo apenas concluya la bronca en torno a la elaboraci¨®n de las candidaturas. No ser¨¢ as¨ª, pues es obvio que la estrategia de los citados apunta a los comicios del 2003 y no a los de 1999. Pero aun admitiendo que se amansen una vez hayan situado a los suyos en los listados, ya se ha hecho un da?o irreversible al liderazgo de Romero, sometido al doble acoso interno y al de la jaur¨ªa medi¨¢tica que le cerca. En estas condiciones, se nos antoja irrelevante que el secretario general revalide su primac¨ªa en el comit¨¦ nacional convocado para el mi¨¦rcoles. En el mejor de los casos, ser¨¢ una victoria con sabor a plebiscito, un nuevo examen superado con nota m¨ªnima, la suficiente hasta que los aludidos predadores -que eso y no otra cosa son- decidan apuntillarlo. Me gustar¨ªa creer que la militancia no es convidada de piedra en este desprop¨®sito y que Mira Perceval tiene motivos para su euforia. Aunque m¨¢s tendr¨ªa si a lo largo de este ¨²ltimo medio a?o su partido hubiese dicho una palabra inteligente o hubiese sugerido un proyecto de futuro. Est¨¢n secos, como las armas secas lorquianas. ?A qui¨¦n han de interesarles? Reencuentro con las universidadesSi al PSPV le crecen los enanos, al PP valenciano le brotan las flores. Ten¨ªa un contencioso con las universidades valencianas desde que traumatiz¨® la autonom¨ªa de Alicante para fletar el campus de Elx, pero ya ha restablecido el di¨¢logo. Pragm¨¢ticos todos, claustrales y pol¨ªticos, se han sentado al amor del Libro Blanco sobre el sistema p¨²blico universitario valenciano y han fumado la pipa de la paz. Se trataba de saber cu¨¢les eran los problemas de nuestra primera instituci¨®n docente y de arbitrar las soluciones pertinentes. Mejor dicho, la soluci¨®n: dinero. Pues lo habr¨¢. Un argumento contra el que no se puede ser renuente. Nuestros magn¨ªficos rectores, m¨¢s silvanos que asilvestrados, han comprendido que esto del poder popular va para largo y que la confrontaci¨®n no conviene a nadie. Ni al Gobierno ni a las universidades. ?stas viven del erario p¨²blico y de quien lo administra, sea cual fuere su color ideol¨®gico. Andar pues a tortas con el presidente Eduardo Zaplana no conduc¨ªa m¨¢s que al autismo econ¨®mico y a prolongar un estatus financiero lamentable, cual es el de figurar en el puesto decimotercero de la financiaci¨®n p¨²blica espa?ola y con graves discriminaciones entre unas y otras universidades valencianas. O sea, por debajo de la media nacional, lo que nos sume en un subdesarrollo pertinaz y voluntario. Celebremos este reencuentro con la racionalidad, que casualmente se produce en sinton¨ªa con el quinto centenario de la Universidad de Valencia, un fasto extraordinario cuya celebraci¨®n nos cuesta un ri?¨®n, que dar¨ªamos por bien empleado si, al final, entre los muchos estudios y seminarios proyectados, alguna de las aportaciones nos aleccionase sobre la manera de controlar el rendimiento docente y discente, cancelar los vicios seculares del alma mater, empezando por la endogamia, el ensorbecimiento y la esclerosis de la cofrad¨ªa profesoral. Confiemos en que el Libro Blanco y la pasta que conlleva proponga algunas contrapartidas. Nombramientos "a dedo" Y dicho lo que queda dicho, he de a?adir que la universidad se revela m¨¢s permeable que cualquier otra instituci¨®n a las novedades de la funci¨®n p¨²blica. No est¨¢ lejos el d¨ªa, por ejemplo, en que los catedr¨¢ticos dejen de ser taifas y cualquier persona pueda impartir ense?anzas por sus propios m¨¦ritos y no por el aval vitalicio de una oposici¨®n m¨¢s o menos trucada. En cambio, la funci¨®n p¨²blica y los sindicatos que la representan siguen aferrados a la teta de los derechos adquiridos. Tal parece ser la actitud de CCOO y UGT, junto a los partidos de la oposici¨®n, ante el nombramiento de un trabajador eventual para la direcci¨®n de enfermer¨ªa del Hospital Psiqui¨¢trico Santa Faz. El puesto ha de ser para un funcionario de carrera (?qu¨¦ carrera?), proclaman. Puro gremialismo anacr¨®nico. Lo decisivo en adelante ser¨¢ la competencia profesional y no el arropamiento corporativista. Muy otra cosa es el amiguismo y la arbitrariedad. Pero lo deseable es que la Administraci¨®n elija a los mejores, sean o no de carrera.
Albert Taberner
, es presidente de Nova Esquerra, se corta la coleta pol¨ªtica. Al menos, se retira de la primera l¨ªnea. Por motivos de salud, asegura. Prefirir¨ªamos otros motivos, pero en todo caso, ser¨¢ una p¨¦rdida lamentable. Su rigor, su honradez y fuerza dial¨¦ctica no son frecuentes. cuando se malhable de los pol¨ªticos, ¨¦l siempre ser¨¢ la contrafigura, el que nos renueva la fe en los hombres p¨²blicos. Albert, no te vayas
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