Sexo y destrucci¨®n personal en los pasillos del Capitolio
Recompensas millonarias en Washington por revelar adulterios de parlamentarios
La ciudad de Washington se ha acostumbrado en los ¨²ltimos tiempos a contemplar c¨®mo se mezclan decisiones hist¨®ricas con miserias personales. "Hay que acabar con la pol¨ªtica de destrucci¨®n personal", rogaba Clinton el pasado s¨¢bado. Los pensadores de la prensa capitalina recuerdan que la combinaci¨®n de pol¨ªtica y sexo llev¨® tambi¨¦n a la decadencia al Imperio Romano. El nuevo macartismo se alimenta en Internet y se retransmite en directo por televisi¨®n.El actor Alec Baldwin, conocido por su defensa de los animales m¨¢s tiernos, gritaba la semana pasada en un programa de televisi¨®n: "?Hay que matar a pedradas a Henry Hyde!", el presidente del Comit¨¦ de Asuntos Judiciales que ha puesto el impeachment en bandeja al Congreso. Y segu¨ªa Baldwin gritando contra los republicanos: "?Tenemos que ir a sus casas, y matar a sus esposas y a sus hijos!". Por mucho que el actor dijera en The Washington Post que "lo dec¨ªa de broma", el episodio es revelador.
De Washington se dec¨ªa hasta ahora que es una ciudad con m¨¢s gente escribiendo libros que ley¨¦ndolos. Aunque esa definici¨®n sea ahora m¨¢s cierta que nunca, Washington es tambi¨¦n la ciudad de los pecados revelados.
En la lista de los libros m¨¢s vendidos del ¨²ltimo a?o est¨¢ Glass houses (Invernaderos, es decir, lugares de dif¨ªcil privacidad).
En la portada del libro se adelanta el contenido: "Perfiles sorprendentes de congresistas con esc¨¢ndalos sexuales". Y en la solapa se lee: "Est¨¢n tirando piedras a Clinton, pero ?qu¨¦ secretos esconden ellos?".
El problema del libro es que se ha quedado antiguo varias veces en pocas semanas, dada la rapidez con la que florecen los pasados extraconyugales de la clase pol¨ªtica norteamericana. Antes de la reuni¨®n del Comit¨¦ de Asuntos Judiciales, Hyde hab¨ªa pasado semanas enteras diciendo que la familia "es la ¨²nica garant¨ªa del orden civil, la base m¨¢s segura para la libre empresa y el recinto m¨¢s invulnerable de la libertad". Al d¨ªa siguiente, Hyde pod¨ªa leer en Internet los detalles de su relaci¨®n ad¨²ltera hace 30 a?os con una joven. Los editores del Salon Magazine, publicado exclusivamente en la red, quisieron explicar por qu¨¦ lo publicaron: "No juzgan al presidente por su trabajo, sino por su comportamiento sexual privado. Ahora est¨¢n abiertas las vidas privadas de las figuras p¨²blicas".
Los testimonios sobre los adulterios parlamentarios valen tanto que alguien se ha hecho rico gracias a Hustler, la revista de Larry Flynt, porque estuvo a punto de publicar la historia del pasado extraconyugal de Bob Livingston, el congresista republicano que dimiti¨® despu¨¦s de reconocer sus aventuras ad¨²lteras. Al hacerlo, puntualiz¨®: "Aunque nunca con una empleada a mi cargo". Eso es Washington ahora: una ciudad en la que el adulterio es mejor o peor si es en el despacho o en el motel, con una amiga o con una becaria o una cantante como Gennifer Flowers, que ayer era interrogada en televisi¨®n por los genitales de Clinton: "D¨ªganos de una vez: ?hacia que lado se inclinan?".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.