Los nacionalistas catalanes dan por hecho que la coalici¨®n CiU no sobrevivir¨¢ a Pujol
Uni¨® ambiciona buena parte de la herencia pol¨ªtica y electoral del l¨ªder de Conv¨¨rgencia
La larga crisis que arrastra la coalici¨®n nacionalista catalana CiU amenaza con llevar a la quiebra a medio plazo a la alianza que sellaron hace 20 a?os la Converg¨¨ncia de Jordi Pujol y la entonces min¨²scula Uni¨®, hoy capitaneada por Josep Antoni Duran. Destacados l¨ªderes de ambos partidos, enzarzados en la pugna permanente por el reparto del poder en la coalici¨®n, dan por hecho que su alianza dif¨ªcilmente podr¨¢ sobrevivir al liderazgo pol¨ªtico de Jordi Pujol. ?ste se enfrentar¨¢ en marzo -o a lo sumo en noviembre- de 1999 a su sexta campa?a electoral consecutiva, esta vez contra el rival socialista potencialmente m¨¢s peligroso que ha tenido nunca, Pasqual Maragall.
Convergentes y democristianos exhiben cada d¨ªa con menor pudor sus crecientes diferencias: sobre la radicalizaci¨®n o la moderaci¨®n del mensaje nacionalista, sobre las alianzas con partidos del resto del Estado espa?ol, sobre las proclamas a favor de la autodeterminaci¨®n, sobre sus respectivas cuotas en las listas electorales y las instituciones que gobierna la coalici¨®n, sobre la fecha en la que el presidente catal¨¢n, Jordi Pujol, deber¨ªa convocar las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas...La p¨¦rdida de la mayor¨ªa absoluta de CiU en el Parlament en los ¨²ltimos comicios auton¨®micos y la amenaza electoral que representa el nuevo candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, el exalcalde de Barcelona Pasqual Maragall, son factores que han venido a avivar el fuego de las discrepancias entre los dos aliados nacionalistas.
Ambas partes coindicen en que s¨®lo una nueva victoria holgada de Pujol en las urnas auton¨®micas podr¨¢ mantener unida la coalici¨®n. Mientras el carism¨¢tico Pujol est¨¦ al frente de la empresa nacionalista, se?alan, nadie se atrever¨¢ a correr el riesgo de quedar como el provocador de la quiebra de la alianza nacionalista. Pero el d¨ªa en que Pujol ceda el relevo -ya sea por voluntad propia u obligado por los electores o la oposici¨®n-, el divorcio estar¨¢ servido.
Tocando techo
Uni¨®, seg¨²n fuentes de la direcci¨®n del partido democristiano que solicitaron el anonimato, considera que sus aspiraciones ya han tocado techo dentro de la coalici¨®n. Las cada vez m¨¢s frecuentes diputas con su socio mayor ya no le reportan frutos tangibles, sino inacabables conflictos. A partir de ahora, pretender cualquier nuevo aumento de su peso espec¨ªfico dentro de la alianza supone entrar en una nueva, agotadora y previsiblemente infructuosa batalla interna con Converg¨¨ncia.El partido de Pujol, por su parte, acusa a Uni¨® de haber crecido durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas aliment¨¢ndose parasitariamente del cuerpo convergente. Fuentes de la c¨²pula de Converg¨¨ncia que tambi¨¦n pidieron reserva sobre su identidad acusan a Duran de practicar una t¨¢ctica calculada de diferenciaci¨®n respecto de sus aliados. Esta t¨¢ctica, seg¨²n los mismos medios, sirve a la estrategia de colocarse en la mejor posici¨®n posible en la parrilla de salida de la carrera final por la sucesi¨®n de Pujol al frente del campo nacionalista catal¨¢n o, al menos, de buena parte de ¨¦l.
De hecho, Uni¨® ya ha empezado a reforzar sus estructuras org¨¢nicas con vistas al advenimiento a medio plazo del pospujolismo. En esta clave hay que interpretar la reciente designaci¨®n del diputado Josep S¨¢nchez Llibre como secretario de organizaci¨®n y, en la pr¨¢ctica, aut¨¦ntico n¨²mero dos de Duran. Y tambi¨¦n el nombramiento de la consejera de Justicia del Gobierno catal¨¢n, N¨²ria de Gispert, como nueva presidenta del partido democristiano en la ciudad de Barcelona, en sustituci¨®n del tambi¨¦n consejero catal¨¢n Xavier Hern¨¢ndez.
Partiendo de estas premisas, se cuentan por legi¨®n los dirigentes de ambos partidos que, en privado, lejos del alcance de los micr¨®fonos, coinciden en que la coalici¨®n no sobrevivir¨¢ al liderazgo pol¨ªtico de Pujol. E incluso se atreven a pronosticar cu¨¢ndo se producir¨¢ el desenlace: despu¨¦s de las elecciones auton¨®micas de 1999 y, a poco que el resultado de las urnas no revalide la indiscutible hegemon¨ªa de la que CiU disfruta desde 1980, antes de la siguiente cita electoral auton¨®mica.
El sendero de Pujol
Uni¨® ha desfilado durante 20 a?os por el sendero que ha marcado Pujol. Por el camino, el partido democristiano ha engordado considerablemente sin correr grandes riesgos pol¨ªticos, siempre al amparo del carisma del l¨ªder m¨¢ximo e incluso de la fortaleza org¨¢nica y de la maquinaria electoral de Converg¨¨ncia. Pero ahora Uni¨® no est¨¢ dispuesta a embarcarse 20 a?os m¨¢s bajo el liderazgo de un nuevo pol¨ªtico convergente. El socio menor de la coalici¨®n ha crecido y se considera capaz de volar por su cuenta sin necesidad de mayores hipotecas pol¨ªticas.Los democristianos se oponen por esta raz¨®n al plan de Pujol de nombrar a su consejero de Econom¨ªa, el joven convergente Artur Mas, como conseller en cap (un cargo similar al de vicepresidente) de su Gobierno en la pr¨®xima legislatura. Ese nombramiento constituir¨ªa un testamento inequ¨ªvoco mediante el cual Pujol confirmar¨ªa a Mas como su heredero pol¨ªtico.
Mientras, la direcci¨®n de Converg¨¨ncia pide a Pujol que ascienda a Mas cuanto antes. Al aparato del partido no se le escapa que, si la ruptura con Uni¨® se presenta como un horizonte ineludible, Converg¨¨ncia la encajar¨¢ con menor riesgo de atomizaci¨®n interna si, en el momento de la quiebra, Pujol est¨¢ a¨²n al frente del partido.
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