Nacionalismo estable
EL PACTO de gobierno firmado ayer en Vitoria por el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Eusko Alkartasuna (EA) garantiza pr¨¢cticamente que el pr¨®ximo lehendakari ser¨¢ el candidato del PNV, Juan Jos¨¦ Ibarretxe, frente a la candidatura de Carlos Iturgaiz por el PP. Porque, aunque faltan todav¨ªa tr¨¢mites pr¨¢cticos importantes, como, por ejemplo, la decisi¨®n oficial de Eusko Herritarrok (EH) de apoyar al candidato Ibarretxe -que se tomar¨¢ ma?ana, lunes-, est¨¢ claro que la sexta legislatura del Parlamento vasco cuenta con la presencia activa de EH; y que precisamente el car¨¢cter monocolor, en este caso, de representaci¨®n exclusivamente nacionalista, es una de las condiciones que mejor se acomoda a las exigencias expuestas por EH para dar su pleno apoyo pol¨ªtico. Con el a?adido de que el PNV y EA pretenden cerrar un pacto de legislatura con EH para garantizarse la estabilidad nacionalista durante los pr¨®ximos cuatro a?os.Precisamente la primera caracter¨ªstica de este Gobierno es que es el heredero directo del Pacto de Lizarra, despu¨¦s de la autoexclusi¨®n del PP, pr¨¢cticamente inmediata, de las negociaciones para formar Gobierno, y de unas negociaciones prolongadas, pero excesivamente superficiales como para ser tenidas en algo m¨¢s que simple coartada, con el PSOE. As¨ª pues, el Gobierno que probablemente formar¨¢ Ibarretxe tendr¨¢ un car¨¢cter m¨¢s nacionalista que el anterior. De hecho, ser¨¢ exclusivamente nacionalista porque as¨ª qued¨® establecido en los acuerdos pol¨ªticos previos a la tregua indefinida de ETA. Las declaraciones de Xabier Arzalluz en las que anticipa la posibilidad de que se incorporen otros partidos pol¨ªticos al Gobierno vasco despu¨¦s de las elecciones municipales de junio es una hip¨®tesis interesante, pero que en nada empa?a hoy el car¨¢cter voluntariamente nacionalista del futuro Gobierno vasco; porque precisamente la actuaci¨®n decisiva se producir¨¢ entre enero y junio, un plazo en el que el nuevo Ejecutivo deber¨¢ demostrar su orientaci¨®n pr¨¢ctica en asuntos tan graves como el proceso de pacificaci¨®n en Euskadi o el tratamiento que se otorgue al Estatuto de Gernika. De lo que suceda en estos seis meses depender¨¢ tambi¨¦n el resultado de esas elecciones.
Del contenido program¨¢tico del acuerdo firmado ayer en Vitoria solamente se desprenden formulaciones generales, quiz¨¢ inquietantes, pero en todo caso muy vagas, que solamente tendr¨¢n pleno sentido con su aplicaci¨®n pr¨¢ctica. Es evidente que la primera tarea del nuevo Ejecutivo ser¨¢ consolidar la paz y administrar los beneficios sociales y econ¨®micos que de ella han de derivarse; pero apenas se dice c¨®mo, salvo para incluir a todos los partidos en esa responsabilidad. Se sabe tambi¨¦n que la paz sin exclusiones que proponen el PNV y EA se gestionar¨¢ en el marco del llamado "plan Ardanza", que considera superado el estatuto, plantea una negociaci¨®n sin l¨ªmites -ni se imponen condiciones previas, como, por ejemplo, el reconocimiento del derecho a la autodeterminaci¨®n, ni se aceptan l¨ªmites infranqueables, como la Constituci¨®n y el estatuto-. Como puede apreciarse, las piezas del rompecabezas son las conocidas con mayor o menor detalle; pero, claro, algunas pueden ser contradictorias entre s¨ª, y lo que realmente importa es la armon¨ªa del resultado final.
La l¨ªnea argumental del programa de gobierno firmado en Vitoria tiene como pieza clave la defensa del llamado ¨¢mbito vasco de decisi¨®n en lo que se refiere a cuestiones muy complejas -como la gesti¨®n del proceso de paz-. Pero ?c¨®mo se coordina el ¨¢mbito vasco de decisi¨®n, que implica que el Gobierno deber¨ªa aprobar previamente a cuantas decisiones tomen en dicho ¨¢mbito los partidos vascos, con la capacidad de decisi¨®n e independencia del Gobierno central? ?Es condici¨®n indispensable para garantizar la paz que los Gobiernos en Euskadi sean siempre nacionalistas, o solamente durante una etapa transitoria? La mera enunciaci¨®n de estas cuestiones advierte ya sobre la absoluta necesidad de conocer las decisiones del pr¨®ximo Gobierno vasco y su actitud hacia el Gobierno central antes que juzgar sus buenas intenciones. La pol¨ªtica es, por fortuna, algo m¨¢s complejo e inesperado que elaborar un programa de acci¨®n.
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