"La cultura burs¨¢til est¨¢ por los suelos"
No le digas a mi madre que trabajo en Bolsa (Ed. Alianza Actualidad) iba a ser una novela. Pronto, su autor, Francisco ?lvarez Molina, consejero director de la Bolsa de Valencia, abandon¨® la idea ante la dificultad de mantener el tono inicial para explicar did¨¢cticamente los vericuetos del mundo burs¨¢til. El resultado es "una gu¨ªa nada pretenciosa para peque?os y grandes inversores". Pregunta. ?Por qu¨¦ este t¨ªtulo? Respuesta. Por una an¨¦cdota real. Mi madre vive en Alicante; ella sab¨ªa que yo trabajaba en Francia en asuntos de dinero pero no sab¨ªa exactamente en qu¨¦. Cuando yo llegu¨¦ a Valencia [marzo de 1995] hubo un vecino de mi madre que tras leer una entrevista que me hizo un peri¨®dico, le dijo que me hab¨ªa metido en un l¨ªo. Que la bolsa es un lugar muy raro, con gente peligrosa, gente que se entretiene en cambiar dinero, un lugar de mafiosos, y cosas as¨ª. Mi madre [entonces de 84 a?os] estaba tan alarmada que me la traje a Valencia para explicarle d¨®nde trabajaba. P. De ah¨ª le surgi¨® la idea de escribir este libro R. No, surge despu¨¦s. Desde que llegu¨¦ a Valencia me dediqu¨¦ a visitar colectivos empresariales, universitarios, profesionales y, en los turnos de preguntas, vi que la gente se interesaba por cosas muy similares. Al final lo que le sucedi¨® a mi madre le ocurr¨ªa tambi¨¦n a otros muchos. Decid¨ª entonces ponerme a escribir. P. En su libro asegura que los espa?oles desconocemos la bolsa. R. Lo he constatado en las conferencias, donde de forma clara se nota que la cultura burs¨¢til est¨¢ por los suelos. P. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s extra?o que ha escuchado acerca de la bolsa? R. ?Cu¨¢ndo las bolsas determinar¨¢n el pago de las pensiones? ?Por qu¨¦ las bolsas se entretienen en hacer cambiar el precio de la peseta con respecto al d¨®lar?... La primera pregunta me la hicieron en un foro de inversores de cierta edad, pero es que la segunda me la plantearon directores de sucursales. Otra vez me dijeron: "Tiene usted obligaci¨®n, en tanto que funcionario del Gobierno, de parar las bajadas de la bolsa. La bolsa no puede seguir bajando". P. ?Qu¨¦ ha tenido que hacer en su af¨¢n por hacerse comprender? R. Hay un s¨ªmil que utilizo mucho. Tenemos un carn¨¦ de conducir, nos ense?an un c¨®digo de tr¨¢fico, nos ponemos ante un volante y conducimos, pero no tenemos ni idea de lo que es el motor. De la misma forma se puede acercar uno a las finanzas sin ser analista financiero de golpe. P. De todas maneras reconozca que la bolsa es desconcertante. ?C¨®mo explica si no que la bolsa se hunda por el esc¨¢ndalo Lewinsky y apenas se resienta por los bombardeos a Irak? R. Se explica de la misma forma que cuando hay una cat¨¢strofe clim¨¢tica que impacta a la aceituna y otra que no impacta a la aceituna sino a la uva. En los eventos pol¨ªticos hay consecuencias totalmente diferenciadas. Este ¨²ltimo conflicto lo hemos vivido como una pel¨ªcula. No nos ha impactado tanto como otras veces. P. La bolsa carece de l¨®gica. R. Totalmente, porque hay seres humanos y nosotros tambi¨¦n carecemos en ocasiones de toda l¨®gica. La gran crisis burs¨¢til de los ¨²ltimos tiempos creo que ha sido -lo dem¨¢s lo considero simples turbulencias- la del 19 de octubre de 1987. El Instituto de Psicolog¨ªa del Inversor en Minneapolis [EE UU] hizo una encuesta dos semanas despu¨¦s y el 78% de las personas confesaron que hab¨ªan vendido en bolsa porque los dem¨¢s vend¨ªan. No hab¨ªan cogido un l¨¢piz para hacer c¨¢lculos. A m¨ª me ha ocurrido encontrarme en el metro de Par¨ªs corriendo y pararme y pensar ?por qu¨¦ corro? Pues, porque todos los dem¨¢s corr¨ªan. P. En su libro ha comparado la bolsa con un restaurante, una compa?¨ªa de actores... ?Por qu¨¦ no con un negocio de adivinaci¨®n? R. Tambi¨¦n. El mercado burs¨¢til no es otra cosa que el encuentro entre personas con percepciones propias. Es igual que cuando se utiliza la palabra especulador y se confunde con tramposo. Un especulador es una persona que hace una cosa diferente a los dem¨¢s y es necesario para la bolsa. Luego est¨¢n las constantes econ¨®micas. P. ?Cu¨¢les ser¨ªan las cuatro reglas para invertir en bolsa? R. Lo m¨¢s importante es hacer un proyecto. Invertir en bolsa es como comprar una casa o un coche, que nos sentamos a hacer n¨²meros. Vemos lo que ganamos, lo que gastamos y qu¨¦ dinero nos queda disponible. En ese proyecto hay que establecer qu¨¦ rentabilidad quiero, un 10%, un 15%... Dada la fluctuaci¨®n de la bolsa no hay que poner el dinero que se sabe que se necesitar¨¢ a corto plazo, sino a medio o largo y, a partir de ah¨ª, elegir un valor. Si uno no se siente capaz de elegirlo puede solicitar el servicio de los expertos. En a?o o a?o y medio, y hay curvas que lo demuestran, se alcanza la rentabilidad. Si se consigue antes el objetivo hay que vender. A continuaci¨®n se traza otro proyecto y as¨ª siempre. P. Dicho as¨ª parece f¨¢cil, pero ?c¨®mo vender cuando la bolsa sube y sube sin parar? ?Cu¨¢ntos inversores se arruinan por no vender a tiempo? R. En esos casos la bolsa se convierte en un casino. Entonces hay que ser consciente de que si entro en un casino con 100.000 pesetas puedo salir en calzoncillos. Si no se utiliza la bolsa como un casino a medio o largo plazo se rentabilizan las inversiones. P. ?Hay lud¨®patas en la bolsa? R. Por supuesto. Yo dir¨ªa que los medios de comunicaci¨®n, sin quererlos responsabilizar, aceleran esa ludopat¨ªa porque cualquier persona desde su casa pone el telexto y cada 20 minutos tiene actualizadas las cotizaciones. El coraz¨®n empieza a latir; ahora gano tres pesetas, luego pierdo dos, y esa sensaci¨®n crea cierta adicci¨®n. P. ?Qu¨¦ pasar¨¢ con la bolsa en 1999? R. A medio o largo plazo hay tres pa¨ªses en Europa que hasta la existencia f¨ªsica del euro se consideran los m¨¢s aventajados. Son Italia, Portugal y Espa?a. Son estos tres pa¨ªses los que hace tres a?os nadie pensaba que entrar¨ªan en el euro. Son los que han hecho m¨¢s esfuerzos para controlar el d¨¦ficit, la inflaci¨®n.., y son los que tienen m¨¢s espacio que ganar con respecto a Alemania, Francia u Holanda. He le¨ªdo que el FMI rebaja en dos d¨¦cimas el crecimiento para 1999 y, sin embargo, a Espa?a se le da un punto m¨¢s. Creo que la bolsa crecer¨¢ entre un 15% y un 20% porque tampoco es normal que se embale siempre. En los seis primeros meses de 1998 ninguna empresa espa?ola ha crecido un 50% como la bolsa. Por eso luego vino lo que vino. Cuando llegue el euro volveremos a hacer otra predicci¨®n pero hasta entonces veo un crecimiento claro de la bolsa espa?ola. P. Asegura en su libro que la bolsa y los bancos no son enemigos. Sin embargo, cuando la primera sube, el dinero abandona a los segundos. R. Hay una transformaci¨®n en el servicio burs¨¢til de la que los bancos pueden sacar mucho dinero. Est¨¢ claro que muchas veces se percibe a la bolsa como una enemiga porque un dinero del que dispon¨ªan los bancos se encuentra en otro lugar. Estoy convencido de que la bolsa le da a los bancos muchos m¨¢s beneficios que otros productos. Adem¨¢s los bancos son los propietarios de las bolsas por lo que veo dif¨ªcil que sean enemigos. Muchas veces se utiliza la palabra bolsa como si fuera un ente que no se sabe muy bien quien lo mueve. Es hasta ben¨¦fico que se sepa qui¨¦nes son los due?os de las bolsas. P. En su libro se muestra esc¨¦ptico con el proyecto de bolsa europea. Si existe un mercado ¨²nico, una moneda ¨²nica, ?por qu¨¦ no una bolsa ¨²nica? R. Porque los conceptos se utilizan una vez m¨¢s err¨®neamente. No puedo pensar que en Europa exista una sola bolsa. Puede haber estructuras unificadas, debe haberlas y las va a haber, y creo que en el libro lo defiendo claramente, pero una estructura unificada no significa una sola entidad. Nadie piensa en un solo banco o en una sola compa?¨ªa de seguros en Europa. P. ?Hacia d¨®nde va el ahorro? R. Hay mucho dinero disponible, pero ?qu¨¦ hacer con ¨¦l? Pues canalizarlo hacia las peque?as empresas. En EE UU existen los bussines angels, son inversores en busca de peque?as empresas con ideas geniales. Los europeos ahorramos mucho m¨¢s que los americanos, pero lo que no tenemos es el carn¨¦ de conducir de nuestras finanzas. P. ?Para cu¨¢ndo el siguiente libro? R. Me lo han pedido ya, pero ahora no tengo tiempo. Pero si lo escribo se llamar¨¢ algo as¨ª como La Bolsa con amor, y ser¨¢ un intercambio de cartas entre gente que se quiere.
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