El resurgimiento religioso en Rusia provoca la aparici¨®n de trenes y barcos convertidos en iglesias
Stalin derrib¨® miles de iglesias en el inmenso espacio geogr¨¢fico y humano de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Incluso hubo una, la m¨¢s grande de todas, la moscovita catedral de Cristo Salvador, hoy levantada de nueva planta tal cual fue, en cuyo solar, a tiro de piedra del Kremlin, se construy¨® una piscina al aire libre. Pero nunca como en los ¨²ltimos meses hab¨ªa proporcionado el resurgir religioso ejemplos tan ins¨®litos. Se acaba de anunciar que, el pr¨®ximo marzo, un tren de dos vagones, convertido en templo, recorrer¨¢ algunas regiones del Extremo Oriente. No ser¨¢ el primer caso: ya est¨¢ en funcionamiento un barco-iglesia capaz de navegar por el r¨ªo Don, en la Rusia Europea.El portavoz de los ferrocarriles Guennadi Vedennikov, anunci¨® ayer en Jabarovsk, a escasos kil¨®metros de la frontera Este con China y una de las ¨²ltimas escalas del Transiberiano, que en marzo se pondr¨¢ en funcionamiento un tren especial acondicionado para prestar todos los servicios de una iglesia normal, ortodoxa por supuesto. En un vag¨®n se habilitar¨¢n un altar y un iconostasio (retablo con im¨¢genes sobre madera). El otro se utilizar¨¢ por el pope y el coro, y dispondr¨¢ de un refectorio.
El convoy se ir¨¢ deteniendo en remotas aldeas de esas desoladas tierras, no muy lejos de donde Stalin situ¨® campos de concentraci¨®n y exterminio especialmente siniestros. Hace muchas d¨¦cadas que no se ve all¨ª nada parecido a una iglesia. ?sta, con ruedas y sobre ra¨ªles, se utilizar¨¢ entre otras cosas para celebrar bautizos y bodas.
A miles de kil¨®metros y varios husos horarios de distancia, cerca de Volgogrado (la antigua Stalingrado), se consagr¨® ya el pasado mayo otro templo todav¨ªa m¨¢s singular, erigido, sin que ni siquiera faltase la cl¨¢sica c¨²pula dorada en forma de cebolla, sobre un barco de 27 metros de largo. En esa regi¨®n, las campa?as ate¨ªstas de los a?os veinte y treinta, y los efectos de una de las m¨¢s sangrientas batallas de la II Guerra Mundial, provocaron la destrucci¨®n de centenares de iglesias.
El arcipreste ortodoxo Nikol¨¢i Agan¨®fov asegura que ni en 20 a?os se podr¨¢ recuperar todo ese "capital espiritual". Entre tanto, mientras el casco aguante y los hielos lo permitan, el barco ir¨¢ deteni¨¦ndose unos d¨ªas en cada pueblo sin iglesia, a lo largo del Don y del canal que une a ¨¦ste con el "padre Volga", el r¨ªo m¨¢s largo de Europa. Desde mediados de noviembre, sin embargo, la iglesia flotante, que sigue funcionando durante el invierno, est¨¢ fondeada en una de esas aldeas, cercada por un hielo que probablemente no desaparecer¨¢ del todo hasta la primavera.
Curiosamente, tanto el tren-iglesia como el barco-iglesia est¨¢n consagrados al mismo santo, el metropolitano Inocente, un misionero ortodoxo que, en la primera mitad del siglo XIX, llev¨® el cristianismo a las islas Aleutianas y Alaska, antes de su venta a Estados Unidos.
La nueva Rusia registra un espectacular renacimiento espiritual con la ortodoxia como confesi¨®n predominante y mimada por el poder.
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