La ca¨ªda de Netanyahu
El Parlamento israel¨ª ya ha decidido que las pr¨®ximas elecciones se celebrar¨¢n el 17 de mayo, lo que quiere decir que la cuenta atr¨¢s para el Gobierno de Netanyahu ya ha empezado. Israel no est¨¢ acostumbrado a los constantes cambios de Gobierno que uno puede ver en pa¨ªses como Italia, y por eso la disoluci¨®n de la Kneset, o Parlamento, israel¨ª dos a?os y medio despu¨¦s de las elecciones se ve todav¨ªa como algo sorprendente y poco habitual, sobre todo si no est¨¢ motivada por el tipo de relaci¨®n entre las fuerzas pol¨ªticas dentro del Parlamento o por un insalvable abismo ideol¨®gico entre la derecha y la izquierda. El hecho es que dos destacados e influyentes miembros del Likud, que provienen del coraz¨®n hist¨®rico de la antigua derecha israel¨ª, han votado en contra de la permanencia de Netanyahu en el poder, a pesar de que uno de ellos, Benjam¨ªn Beguin, es el representante derechista dentro de la coalici¨®n actual de Gobierno, y el otro, Dan Meridor, es el representante del sector m¨¢s liberal y moderado dentro de dicha coalici¨®n, y por tanto, eso significa que la ca¨ªda del Gobierno de Netanyahu no se debe a conflictos pol¨ªticos o ideol¨®gicos, sino que se deriva principalmente de la personalidad problem¨¢tica del primer ministro. Por eso son muchos los que desde la derecha y la izquierda esperan que este hombre no salga elegido en las pr¨®ximas elecciones e incluso desear¨ªan que dejase por completo el mundo de la pol¨ªtica israel¨ª. Pero nadie puede augurar su derrota con plena certeza. El pueblo es como un profundo oc¨¦ano en cuyas entra?as fluyen corrientes muy diversas e incontrolables, por lo que el d¨ªa de las elecciones siempre puede deparar sorpresas. Uno de los fen¨®menos que en los ¨²ltimos a?os se est¨¢ produciendo en Israel, y en cierta medida en el mundo, es el resquebrajamiento y ruptura de c¨®digos morales y culturales claros que juntos ofrec¨ªan, hasta ahora, una imagen coherente a partir de la cual se pod¨ªa predecir procesos y posibles fen¨®menos dentro de la sociedad. Pero si resulta que estamos siendo testigos de c¨®mo en un pa¨ªs pragm¨¢tico, racional y de Gobierno estable como es Estados Unidos, una extra?a obsesi¨®n empuja a cientos de diputados conservadores a unirse en bloque, aun yendo en contra de la voluntad popular, con el objetivo de apoyar un proceso grotesco que busca destituir a un presidente por un asunto sexual, no ha de extra?ar que sea a¨²n m¨¢s dif¨ªcil presagiar la opci¨®n pol¨ªtica que se elija en un pa¨ªs con mentalidades tan distintas, contradictorias y sobre todo tan volubles, como es el Estado de Israel. Y es que los miles de inmigrantes procedentes de Rusia que han llegado en la ¨²ltima d¨¦cada, y el fuerte crecimiento demogr¨¢fico de los jud¨ªos religiosos y de los ¨¢rabes israel¨ªes hace que ning¨²n comentarista pol¨ªtico sea capaz de predecir con total seguridad qu¨¦ es lo que nos dir¨¢n las urnas.
No obstante, a pesar de que en este caso ha influido mucho la personalidad tan problem¨¢tica de Benjam¨ªn Netanyahu, no puedo de ning¨²n modo responsabilizar s¨®lo al car¨¢cter de este hombre de la ca¨ªda de su Gobierno, ya que un l¨ªder es siempre un reflejo del pueblo que le ha elegido, y no hay duda de que con su personalidad conflictiva y retorcida Netanyahu simboliza algunos rasgos de la propia sociedad israel¨ª, rasgos que voy a tratar de detallar a continuaci¨®n.
En primer lugar, el conservadurismo como visi¨®n natural del mundo. Israel est¨¢ viviendo ahora la ola conservadora que imper¨® en Europa y Norteam¨¦rica en los a?os ochenta y principios de los noventa, y que s¨®lo en los ¨²ltimos a?os ha empezado a debilitarse con la llegada al Gobierno de partidos de izquierda en Italia, Alemania, Reino Unido y Francia, y con la reelecci¨®n de un presidente dem¨®crata en Estados Unidos. Israel a¨²n no ha captado lo que significa realmente una econom¨ªa salvaje de libre mercado, de privatizaciones y presidida por un ego¨ªsmo personal que deja en el olvido la solidaridad con los m¨¢s desprotegidos. Hace falta que pasen quiz¨¢ algunos a?os para que los israel¨ªes entiendan el significado aut¨¦ntico de esta visi¨®n del mundo que, consciente o inconscientemente, se ve reforzada con ciertas concepciones posmodernas en el ¨¢mbito de la izquierda. En este sentido, Netanyahu es una expresi¨®n fiel de los nuevos valores b¨¢sicos de muchos israel¨ªes, incluso de aquellos que desde el punto de vista pol¨ªtico no est¨¢n de acuerdo con ¨¦l.
Un segundo rasgo es avanzar en el proceso de paz sin darle un valor moral y sin imaginar un futuro mejor tras la conclusi¨®n de este proceso. La paz para Netanyahu, y en eso representa lo que sienten grandes sectores en el Estado de Israel, no tiene un valor moral y no es, por tanto, un acto de reconciliaci¨®n y de justicia, ni es tampoco una acci¨®n pol¨ªtica fruto de la sensatez y con la que se busca mejorar la situaci¨®n en la zona. Eso se debe a que, en el fondo, ni Netanyahu ni muchos sectores de la sociedad israel¨ª creen en realidad que haya voluntad de paz por parte de los palestinos, y respecto a eso hay que decir que los palestinos no se esfuerzan especialmente en mostrar ese deseo de paz, pero, en cualquier caso, esa desconfianza hace que cualquier paso en favor de la reconciliaci¨®n no se vea como algo natural e integrado en un proceso, sino como un acto impuesto a Israel a ra¨ªz de los acuerdos de Oslo, firmados por Gobiernos anteriores, y como algo que Israel debe hacer para mantener ante el mundo una buena imagen. De ah¨ª que todo lo que se haga se vea como un pleito entre abogados inteligentes y astutos que han de llegar a un acuerdo haciendo el menor n¨²mero de concesiones. Y as¨ª es como Netanyahu se presenta ante los israel¨ªes, como un inflexible abogado que conseguir¨¢ la paz, para ¨¦l de por s¨ª dudosa, pagando el menor precio posible.
Y el ¨²ltimo rasgo que quiero apuntar es el mantenimiento de un orgullo nacionalista apeg¨¢ndose, sobre todo, a la ret¨®rica de los s¨ªmbolos tradicionales y religiosos. En este aspecto, Netanyahu ha sabido expresar muy bien el miedo y los recelos del pueblo ante el nihilismo occidental y el fuerte sentimiento antirreligioso de la izquierda israel¨ª.
Ahora bien, aunque estos tres rasgos se manifiestan en un amplio sector de la poblaci¨®n, Netanyahu no ha logrado armonizarlos adecuadamente, sino que, por el contrario, ha provocado que la confusi¨®n y las contradicciones se hayan hecho a¨²n mayores.
Al ser un hombre que se comunica con demasiada frialdad y una persona de educaci¨®n estadounidense, rodeado siempre por asesores de origen ruso o anglosaj¨®n, parec¨ªa que su v¨ªnculo con la religi¨®n y la tradici¨®n era una mera m¨¢scara ret¨®rica y vac¨ªa de contenido, lo que finalmente le ha llevado a no tener una buena relaci¨®n con los sectores m¨¢s tradicionales, que si le apoyaron en las ¨²ltimas elecciones no fue por sentirse identificados de coraz¨®n con ¨¦l (como s¨ª fue el caso del ya fallecido primer ministro Menahem Beguin), sino tan s¨®lo porque odiaban y tem¨ªan a la izquierda.
Por otro lado, ha aplicado los principios de una econom¨ªa liberal y una pol¨ªtica de privatizaci¨®n en la l¨ªnea de la mentalidad norteamericana, mientras se manten¨ªa una lucha constante con la inflaci¨®n, y todo eso ha hecho que el paro crezca, se ralentice la econom¨ªa y que, en definitiva, empeore la situaci¨®n de las clases sociales m¨¢s desfavorecidas, que, en Israel, son los votantes m¨¢s fieles de la derecha. De esta forma, Netanyahu ha traicionado la confianza de los partidarios naturales de la derecha israel¨ª, que odian el elitismo de las clases altas, que siempre se identifican con la izquierda.
Tampoco su conservadurismo pol¨ªtico ha despertado simpat¨ªas entre la gente, pues su pol¨ªtica daba la impresi¨®n de ser voluble, poco sistem¨¢tica e ineficaz. Por una parte, ha utilizado una ret¨®rica muy agresiva en contra de los palestinos y de los ¨¢rabes, pero al mismo tiempo ha mantenido con ellos negociaciones y ha hecho concesiones. Eso ha llevado a la extrema derecha a perder la confianza en ¨¦l, ya que resulta ser m¨¢s peligroso que la misma izquierda, pues aunque Netanyahu se presentase como hombre de derechas, estaba practicando en el fondo una pol¨ªtica de izquierdas. A su vez, la izquierda no ha visto que las concesiones que ha hecho provengan de un verdadero convencimiento de que eso es lo justo, sino m¨¢s bien parecen deberse a presiones pol¨ªticas y a un intento constante de retractarse de los acuerdos que ¨¦l mismo ha firmado.
Pero a pesar de todo, Benjam¨ªn Netanyahu, con su pol¨ªtica tan poco coherente y tan llena de contradicciones, ha logrado que los partidos de derecha den un paso decisivo desde el punto de vista ideol¨®gico y acepten por fin principios que siempre hab¨ªan considerado como aut¨¦nticas aberraciones: asumir la idea de dividir el territorio, el establecimiento de un Estado palestino y la negociaci¨®n con la OLP, organizaci¨®n que la derecha siempre ha tachado de terrorista. Qui¨¦n sabe, puede que s¨®lo un hombre tan falso y contradictorio como Netanyahu pudiera dar el paso que no dio Rab¨ªn, es decir, convencer a la derecha israel¨ª de que no hay otra alternativa, de que hay que ceder, y gracias a eso puede que a partir de ahora el proceso de paz provoque menos violencia dentro de la sociedad israel¨ª.
?Hay posibilidades de que Netanyahu vuelva al poder? Pese a lo triste de su situaci¨®n actual, creo que a¨²n puede ocurrir que en el ¨²ltimo momento se reponga a trav¨¦s de una campa?a electoral demag¨®gica y agresiva. Por eso, para frustrar toda posibilidad de que salga reelegido, todos los que nos oponemos a su pol¨ªtica no debemos creer que la raz¨®n y la l¨®gica bastan para evitar su regreso al poder, sino que hay que trabajar con tes¨®n y concienciar a la gente, desde ahora y hasta el ¨²ltimo momento en que se cierren las urnas, de que no deben votar a Benjam¨ªn Netanyahu.
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