El baj¨®n del paro
CUATRO A?OS consecutivos de reducci¨®n del desempleo es algo por lo que los espa?oles, y su Gobierno, deben felicitarse, especialmente cuando la disminuci¨®n de parados registrados en el Inem ha sido durante el ¨²ltimo a?o el doble que en 1997. Independientemente de la controversia sobre el desempleo real o la fotograf¨ªa que recoge la Encuesta de Poblaci¨®n Activa, hay que remontarse hasta 1981 para registrar en el Inem una tasa inferior al 10,91% que cerr¨® el mes de diciembre. Que el paro registrado en estos cuatro a?os haya bajado en m¨¢s de 800.000, para situarse en 1,7 millones, es algo que abre esperanzas de poder resolver un problema hist¨®rico. Estas estad¨ªsticas reflejan un renovado dinamismo de la econom¨ªa espa?ola en todos sus sectores productivos. El crecimiento sostenido de los ¨²ltimos a?os se ha visto espoleado en los ¨²ltimos tiempos por la entrada en el euro con unos tipos de inter¨¦s bajos, la marcada moderaci¨®n salarial de los ¨²ltimos tres a?os y los efectos, aunque quiz¨¢ inferiores a lo cacareado, de las reformas laborales. La dr¨¢stica reducci¨®n del paro se produce en un contexto de baja inflaci¨®n: en torno al 1,4% anual. Lo que demuestra tambi¨¦n que la estabilidad de la moneda y de los precios es una precondici¨®n para generar empleo.
Tras los alentadores datos que cierran el a?o, con una mejora general de las expectativas para los j¨®venes, se siguen escondiendo, sin embargo, algunos puntos negros, como la a¨²n muy alta precariedad de los nuevos empleos, aunque los contratos fijos aumenten m¨¢s r¨¢pidamente que los temporales, o el hecho de que la tasa de desempleo de las mujeres (15,74%) duplique pr¨¢cticamente la de los hombres.
Es verdad que, al ritmo actual de creaci¨®n de empleo y reducci¨®n del paro, la tasa de desempleo espa?ola podr¨ªa en unos cuatro a?os situarse en los niveles medios de la UE. Pero la aritm¨¦tica simplona no basta. El crecimiento sostenido no est¨¢ garantizado y ser¨ªa un manifiesto error creer que se ha ganado la batalla al paro. La creaci¨®n de empleo sigue siendo claramente insuficiente, al situarse por debajo del crecimiento de la econom¨ªa, que est¨¢ por encima del 3,5%. El Gobierno del PP no deber¨ªa cometer el mismo error que el PSOE en los a?os de bonanza econ¨®mica: confiar s¨®lo en el crecimiento para reducir el paro, sin apoyar suficientemente pol¨ªticas activas de creaci¨®n de empleo.
Con la incorporaci¨®n de Espa?a al euro, no hay vuelta atr¨¢s en el tipo de cambio como instrumento de pol¨ªtica econ¨®mica. En tales condiciones, se vuelve perentorio que las reformas en el mercado de trabajo sigan generando una mayor flexibilidad como v¨ªa principal para garantizar la continuidad del crecimiento del empleo. La Uni¨®n Europea puede aportar un marco favorable a estos desarrollos, pero hoy por hoy, m¨¢s all¨¢ de las actuales transferencias de la UE a Espa?a -en torno a un 1,2% del PIB espa?ol-, no se puede contar en una significativa contribuci¨®n europea a la soluci¨®n del problema espa?ol del desempleo. Especialmente cuando las perspectivas econ¨®micas en otros pa¨ªses de este entorno no son nada brillantes para 1999, lo que puede acabar afectando a Espa?a.
Por cuarta vez, la publicaci¨®n de los datos del Inem ha quedado deslucida por filtraciones previas y selectivas. Resulta ins¨®lito que otra comunidad aut¨®noma, en este caso la valenciana -gobernada por el PP y que aprovech¨® estas estad¨ªsticas para su balance del a?o-, se haya adelantado de nuevo al Ministerio de Trabajo al dar a conocer las cifras relativas a su territorio. Las promesas del ministro Javier Arenas y las medidas anunciadas para evitar estas escandalosas filtraciones se han demostrado vanas. Ahora que las comunidades aut¨®nomas van a tener acceso directo al banco de datos del Inem ser¨ªa recomendable un pacto de honor y de coordinaci¨®n para evitar tal sonrojo a la hora de anunciar lo que ayer fue una buena noticia.
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