Marc Chagall hace universales los s¨ªmbolos del juda¨ªsmo a trav¨¦s de 41 obras
Una exposici¨®n presenta por primera vez en Espa?a los decorados del Teatro Jud¨ªo
El mundo surreal y et¨¦reo que proyecta en sus pinturas Marc Chagall (1887-1985) fue criticado por algunos que lo consideraron un artista algo infantil y poco comprometido con el drama de su tiempo. La exposici¨®n Marc Chagall. Tradiciones jud¨ªas, que se inaugura hoy en la Fundaci¨®n Juan March de Madrid (Castell¨®, 77), descubre a trav¨¦s de 41 obras la complejidad de este artista que, lejos de los estereotipos, desarroll¨® un amplio proyecto pl¨¢stico y espiritual. Fiel a su herencia jud¨ªa, Chagall propuso un acercamiento a esa cultura a trav¨¦s de la poes¨ªa y del color.
Marc Chagall vivi¨® 98 a?os y, al igual que Joan Mir¨®, jam¨¢s renunci¨® a las demandas de una imaginaci¨®n anclada en la infancia y poblada de cabras y vacas voladoras, de novios, violinistas, rabinos, cielos y tejados. En esa vor¨¢gine de personajes y s¨ªmbolos son reconocibles algunos de los recuerdos de su entorno infantil, en el barrio jud¨ªo de la ciudad rusa de Vitebsk. La exposici¨®n que se presenta en la Fundaci¨®n Juan March sigue el hilo de los signos de su identidad jud¨ªa a trav¨¦s de m¨¢s de 67 a?os de producci¨®n art¨ªstica, y propone una nueva lectura de la obra de Chagall. "La muestra recoge las obras m¨¢s significativas en la trayectoria de Chagall, con piezas raramente expuestas y algunas totalmente desconocidas para el p¨²blico espa?ol", explica la comisaria de la exposici¨®n y directora honoraria del Mus¨¦e National Marc Chagall de Niza, Sylvie Forestier.
La muestra tiene dos partes diferenciadas. La primera, con cuadros pertenecientes a los herederos del artista y provenientes de museos como el Pompidou, la galer¨ªa Tretiakov de Mosc¨², el Museo Ludwig de Colonia, el Stedelijk de Amsterdam y el Kunstmuseum de Basilea, que trazan el recorrido vital e iconogr¨¢fico de Chagall.
La segunda es la reconstrucci¨®n del decorado arquitect¨®nico y esc¨¦nico realizado por Chagall para el Teatro de Arte Jud¨ªo de Mosc¨², que estuvo perdido durante m¨¢s de cincuenta a?os. Descubierto en 1991 en los almacenes de la galer¨ªa estatal Tretiakov, fue restaurado y ahora se contempla como un conjunto especialmente significativo en la obra de Chagall.
"Es el homenaje del artista a su propia cultura", dice Forestier. "Fue un encargo del director de este peque?o teatro de vanguardia que representaba todas sus obras en yidish. Chagall trabaj¨® enfebrecido e incluso se lleg¨® a retratar entre los personajes, as¨ª como a otros amigos y conocidos suyos".
Decepciones
Eran los a?os en que Chagall hab¨ªa vuelto a Rusia tras la revoluci¨®n y trabajaba con entusiasmo para un Gobierno que prometi¨® otorgar a los jud¨ªos la plena ciudadan¨ªa rusa. La desilusi¨®n y los inicios de la persecuci¨®n a los jud¨ªos le hicieron emigrar poco despu¨¦s a Francia, donde obtuvo la nacionalidad en 1937.Par¨ªs marc¨® definitivamente la vida del joven Marc Chagall, desde su primera estancia entre 1910 y 1914. "Cuando llega a Par¨ªs, Chagall ya era un pintor conocido en Mosc¨², pero se sent¨ªa insatisfecho y sab¨ªa que todav¨ªa no hab¨ªa encontrado su camino. No tard¨® en hacerlo tras el impacto que le causaron tanto sus visitas al Louvre como su descubrimiento de las galer¨ªas de arte de vanguardia", relata Forestier. "Su estilo se transform¨® inmediatamente. El color era la respuesta a su b¨²squeda. El color y la luz, que es la libertad del pintor".
Obligado a huir de Francia durante la ocupaci¨®n nazi, pas¨® unos a?os en Estados Unidos, adonde viaj¨® con todo el contenido de su taller de artista. Pero su cosmopolitismo no merm¨® su consciencia de pertenecer al "pueblo elegido", seg¨²n Forestier. "Chagall fue muy creyente, aunque no un devoto. Quiso imbricar la historia jud¨ªa dentro del orden de la cultura occidental".
Pese a su fe, Chagall no dud¨® en pintar crucifixiones -la muestra incluye varias- y en aceptar encargos para iglesias cat¨®licas, templos protestantes, sinagogas o recintos como el gran vitral para la ONU en Nueva York. "Para Chagall, Cristo es la encarnaci¨®n del martirio jud¨ªo", dice Forestier. "Cristo es el s¨ªmbolo de la persecuci¨®n a su pueblo, y por eso rodea la cruz de personajes at¨ªpicos como es un rabino abrazado a los textos sagrados de la Tor¨¢. Es la representaci¨®n del martirio llevado a su imagen m¨¢s universal".
"Chagall respondi¨® a todo lo que implica una espiritualidad y un lugar sagrado para la oraci¨®n. Por eso no le import¨® hacer obras para cualquier iglesia. Creo que esto hace de su mensaje algo muy actual. Su respuesta al antisemitismo y la marginaci¨®n fue el deseo de una espiritualidad sin fronteras".
Babelia
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