Socorro

Las recientes declaraciones del director general de la Polic¨ªa a este peri¨®dico le pon¨ªan a uno los pelos de punta, sobre todo si ya ten¨ªa uno la carne de gallina. "Se acab¨® el detener por detener para mejorar la estad¨ªstica", afirmaba con soltura, dando por hecho que se trata de una pr¨¢ctica habitual. Qu¨¦ miedo. Y luego llaman paranoica a la gente que cambia de acera al cruzarse con una pareja de polic¨ªas. Pues no es paranoia, sino puro instinto de conservaci¨®n y una medida de prudencia especialmente indicada en aquellas personas con mala suerte, de las que al entrar en la batidora estad¨ªstica caen siempre del lado de la mantequilla, como las tostadas. As¨ª lo ha venido a confirmar el responsable de la seguridad.Y bien, han pasado varios d¨ªas desde la publicaci¨®n de estas declaraciones estremecedoras sin que los funcionarios hayan dicho esta boca es m¨ªa. Si fuera cierto que el que calla otorga, la polic¨ªa es un peligro para todos nosotros y para nuestros hijos, pues adem¨¢s de detener por detener s¨®lo resuelve, seg¨²n su propio director general, el 11% de los delitos que afectan al ciudadano medio, que somos usted y yo: l¨¢stima de no haber nacido enteros.

Menos mal que todo esto lo va a resolver Cotino, que se crece a lo largo de la entrevista, llegando a afirmar sin rubor: "Y si en una unidad hay malos tratos, sus integrantes se quedar¨¢n sin incentivos econ¨®micos". Que los castigar¨¢n sin postre, vamos, o sin ir al cine, mientras que premiar¨¢n con un plus de productividad a los agentes que no nos peguen cuando seamos detenidos para mejorar la estad¨ªstica. Lo curioso es que el buen hombre ha hecho toda esta campa?a para que el ciudadano medio sienta a la polic¨ªa m¨¢s cercana, aunque s¨®lo ha conseguido que la sintamos m¨¢s cerca, pis¨¢ndonos los talones para ser exactos. S¨¢lvese quien pueda.