Prueba de estabilidad
EL ROTUNDO descenso de la inflaci¨®n en Espa?a en el a?o 1998, durante el cual el IPC ha registrado un aumento del 1,4% -cinco d¨¦cimas por debajo de las previsiones del Gobierno-, es, como se ha repetido, un resultado hist¨®rico y una demostraci¨®n de que la econom¨ªa espa?ola atraviesa por una fase de estabilidad caracterizada por aumentos muy moderados de los precios, bajos tipos de inter¨¦s y un recorte severo del d¨¦ficit p¨²blico. El ¨¦xito antiinflacionista, del que toda la sociedad, incluidos el Gobierno, el Banco de Espa?a y las autoridades econ¨®micas, debe felicitarse, se ha conseguido adem¨¢s en el cuadro de un crecimiento econ¨®mico elevado -en torno al 3,8% el a?o pasado-, demostr¨¢ndose as¨ª que es posible crecer y controlar la inflaci¨®n de forma simult¨¢nea.El ¨¦xito antiinflacionista de 1998 anima a continuar en la tarea de bajar m¨¢s los precios, que, por otra parte, es obligada si la econom¨ªa espa?ola quiere situarse en una posici¨®n competitiva dentro del ¨¢rea del euro y no quedar relegada al papel de una regi¨®n perif¨¦rica en el espacio europeo. Porque los precios en Espa?a son pr¨¢cticamente tres veces superiores a los registrados en los pa¨ªses centrales de la moneda com¨²n. La inflaci¨®n en Francia subi¨® el 0,3% en 1998, en Alemania el 0,5%, y el promedio armonizado en los pa¨ªses de la moneda europea ronda el 1%. De ah¨ª que sea imperativo redoblar los esfuerzos para bajar todav¨ªa m¨¢s la inflaci¨®n espa?ola y aproximarla a los indicadores de Francia o Alemania.
El an¨¢lisis del IPC de 1998 demuestra que la mayor parte de la reducci¨®n de los precios se ha sustentado sobre el descenso de los precios energ¨¦ticos (-6,6%) y en el buen comportamiento de los precios alimenticios, propiciado por las buenas cosechas agr¨ªcolas. Son evoluciones aleatorias, no controlables, que pueden ser desfavorables en el futuro. La inflaci¨®n subyacente el a?o pasado (2,2%) ratifica las fr¨¢giles bases sobre las que se sustenta la moderaci¨®n de precios en Espa?a. La posibilidad de que la inflaci¨®n espa?ola repunte este a?o debe ser tenida muy en cuenta a la vista de la mala evoluci¨®n de los componentes estructurales del IPC que desvela el indicador subyacente.
El diagn¨®stico empeora cuando se comprueba que la tasa anual de crecimiento de los precios de los servicios ha sido del 3,7%, tres d¨¦cimas m¨¢s que en 1997. El enquistamiento de estos precios demuestra que el Gobierno o no ha aplicado pol¨ªticas de liberalizaci¨®n adecuadas para corregir ese n¨²cleo inflacionista, o las aplicadas no han tenido ¨¦xito. La primera hip¨®tesis es sin duda la m¨¢s convincente. El examen detenido del Plan de Estabilidad presentado recientemente por el Gobierno espa?ol revela un programa de reformas estructurales muy pobre, pr¨¢cticamente fantasma, limitado a la mera enunciaci¨®n de buenas intenciones y carente de alcance pol¨ªtico o econ¨®mico. La ausencia de reformas estructurales en suelo, farmacia, servicios profesionales o telecomunicaciones presagia la aparici¨®n de dificultades serias cuando el ciclo econ¨®mico empeore; y resulta, desde luego, un riesgo para sectores decisivos. No se entiende, por ejemplo, por qu¨¦ no se aplican reformas que rebajen los precios tur¨ªsticos, aunque sean estacionales, para proteger el mercado de un sector, como el del turismo, que salva las cuentas exteriores de la econom¨ªa espa?ola a?o tras a?o.
El descenso de la inflaci¨®n en 1998 ha sido sin duda espectacular y meritorio. Pero, para no caer en la autocomplacencia, hay que considerar que el mundo en general y Europa en particular atraviesa por una etapa de baja inflaci¨®n que ha influido decisivamente sobre la moderaci¨®n de los precios en Espa?a. Las tensiones latentes en los costes espa?oles exigen un tratamiento urgente. El Gobierno perder¨¢ una oportunidad preciosa si deja pasar este periodo de baja inflaci¨®n sin afrontar las reformas necesarias para disolver dr¨¢sticamente los n¨²cleos de costes elevados que constituyen un peligro evidente para la estabilidad econ¨®mica espa?ola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.