Los m¨¦dicos intentan evitar que Yeltsin pase de nuevo por el quir¨®fano
En 1996, el mundo entero estuvo pendiente de una operaci¨®n a coraz¨®n abierto efectuada al presidente de Rusia. Ahora, con Bor¨ªs Yeltsin hospitalizado desde el domingo con una ¨²lcera de est¨®mago sangrante, y con el pa¨ªs sumido en una grav¨ªsima crisis econ¨®mica y social, los m¨¦dicos intentan apurar la recuperaci¨®n a base de f¨¢rmacos antes de volver al quir¨®fano. No es seguro que lo consigan.
Sergu¨¦i Mir¨®nov, jefe del equipo m¨¦dico de Yeltsin, asegur¨® ayer que "si la din¨¢mica sigue tan positiva como ahora, no ser¨¢ necesario operar" y, en ese caso, "la estancia en el hospital ser¨ªa limitada a dos, dos y media o tres semanas". Mir¨®nov, con estas palabras, aclaraba indirectamente lo que ya se ve¨ªa como inevitable: que el presidente no podr¨¢ viajar como ten¨ªa previsto a Par¨ªs a fin de mes. Adem¨¢s, antes que eliminar las sospechas de que ser¨¢ operado, lo que hizo fue alimentarlas, ya que hasta entonces se manten¨ªa la versi¨®n de que el tratamiento de la ¨²ltima crisis de salud del l¨ªder ser¨ªa exclusivamente farmacol¨®gico.Un grupo de expertos del Instituto de Investigaci¨®n Grastroenterol¨®gica manifest¨® ayer su opini¨®n de que "la terapia activa" prescrita deber¨ªa ayudar a "corregir los problemas de anemia del presidente y prepararle apropiadamente para la cirug¨ªa". Mir¨®nov declar¨® ayer que la ¨²lcera hab¨ªa dejado de sangrar y que la decisi¨®n sobre una eventual operaci¨®n no podr¨¢ tomarse antes de ma?ana. Seg¨²n explic¨®, Yeltsin, que cumplir¨¢ 68 a?os el 1 de febrero, se sinti¨® repentinamente enfermo, "con debilidad y dolor de est¨®mago", en torno a las cuatro de la tarde del domingo, y fue internado cuando se le detect¨® sangre en las heces, lo que hizo sospechar que sufr¨ªa de una ¨²lcera sangrante. Yeltsin ha sido hospitalizado justo cuando el presupuesto est¨¢ pendiente de aprobaci¨®n en la Duma, el Fondo Monetario Internacional sigue sin decidirse a conceder nuevos cr¨¦ditos, el rublo ha descendido a un 30% de su valor respecto al d¨®lar de hace seis meses y la crisis bancaria sigue teniendo a la mayor¨ªa de las entidades al borde de la quiebra. El ¨²nico logro real de los ¨²ltimos meses, la estabilidad pol¨ªtica que Primakov ha forjado casi milagrosamente, est¨¢ ahora tambi¨¦n en peligro con el pa¨ªs, y el mundo, pendiente de lo que pasa dentro del cuerpo enfermo del presidente ruso.
Como cada vez que, en los ¨²ltimos a?os, ha entrado en una crisis aguda la salud de Yeltsin, ¨¦sta se ha convertido en una cuesti¨®n de Estado, sin los frenos que algunos de los aspirantes a sucederle se autoimpon¨ªan para evitar que el zar recuperase su vigor f¨ªsico y su energ¨ªa pol¨ªtica y les cortase la cabeza por atreverse a asomarla antes de tiempo. El caso m¨¢s significativo es el del alcalde Yuri Luzhkov, que ya antes de esta hospitalizaci¨®n hab¨ªa dicho que el l¨ªder del Kremlin "no desempe?a sus funciones". "Rusia es una rep¨²blica presidencialista", afirm¨® el pasado viernes, "y deber¨ªa tener un presidente activo. Si el papel del jefe de Estado se debilita, eso afecta a la econom¨ªa y a los asuntos de Gobierno. Si aparecen problemas de salud prolongados y perpetuos, deber¨ªa tomarse la decisi¨®n correspondiente". Una invitaci¨®n apenas velada a la dimisi¨®n o la destituci¨®n.
Ayer, Luzhkov, al que todas las encuestas se?alan como candidato favorito a la sucesi¨®n, pero cuyas posibilidades podr¨ªan resentirse si entra en liza el actual primer ministro, Yevgueni Primakov, hizo un llamamiento al presidente para que explique al pa¨ªs "c¨®mo pretende resolver el problema suscitado por su estado de salud".
No obstante, la declaraci¨®n de Luzhkov, que refleja una cierta impaciencia por verse en campa?a, contrasta con el relativo consenso que ha cristalizado en los ¨²ltimos meses sobre la conveniencia de que Yeltsin, cada vez m¨¢s reducido al papel de figura decorativa, agotase su mandato, que vence en julio del 2000. Pero parece que el ambicioso alcalde de Mosc¨² no est¨¢ convencido de que ¨¦se sea el calendario que m¨¢s le conviene para llegar al Kremlin. Desde las filas comunistas, la presi¨®n para destituir a Yeltsin tambi¨¦n hab¨ªa disminuido considerablemente, y el juicio pol¨ªtico abierto en el Parlamento se arrastra desde hace meses sin demasiadas posibilidades de tener ¨¦xito.
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