Clinton pide a Rusia la modificaci¨®n del tratado antimisiles bal¨ªsticos

Un nuevo motivo de conflicto entre las dos grandes superpotencias nucleares ha venido a sumarse al malestar causado por las recientes sanciones contra tres centros cient¨ªficos rusos por ayudar, supuestamente, al desarrollo del potencial at¨®mico iran¨ª. El presidente norteamericano, Bill Clinton, ha enviado una carta a su hom¨®logo ruso, Bor¨ªs Yeltsin, hospitalizado desde el pasado domingo a causa de una ¨²lcera sangrante, en la que pide que Rusia acepte una modificaci¨®n del tratado ABM de 1972 sobre misiles bal¨ªsticos (base de posteriores acuerdos de desarme) que permita desarrollar a Estados Unidos un sistema de defensa antimisiles basado en radares e interceptores.Un portavoz del Kremlin confirm¨® ayer que Yeltsin ha recibido el mensaje de Clinton y que expertos del Ministerio de Defensa ruso estudian sus implicaciones.

Al parecer, el presidente norteamericano promete que las enmiendas al tratado no alterar¨¢n el equilibrio estrat¨¦gico entre los dos pa¨ªses. El tema ser¨¢ tratado con toda seguridad a finales de mes, cuando la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, viaje a Mosc¨².

El pasado mi¨¦rcoles, el jefe del Pent¨¢gono, William Cohen, explic¨® que el despliegue del sistema antimisiles, una versi¨®n reducida de la guerra de las galaxias con la que so?¨® Ronald Reagan, se hace necesario para hacer frente a la creciente amenaza potencial de un ataque con cohetes, incluso contra el territorio de EEUU, desde Estados como Corea del Norte, Ir¨¢n o Irak.

Retirada unilateral

Cohen anunci¨® que, de aqu¨ª al 2005, se invertir¨¢ en el proyecto m¨¢s de 1,5 billones de pesetas y que, si Rusia se opone a la modificaci¨®n del ABM, no se puede descartar que Estados Unidos se retire unilateralmente del tratado, cuyo articulado prev¨¦ esta posibilidad, con un preaviso de seis meses, si una de las partes decide que "acontecimientos extraordinarios (...) perjudican a sus intereses supremos".Aunque Cohen a?adiese que va en el inter¨¦s de Estados Unidos que el tratado siga en vigor, su advertencia tuvo un sabor a amenaza que, a buen seguro, encrespar¨¢ los ¨¢nimos en Rusia, y no s¨®lo en los sectores m¨¢s nacionalistas.

Ayer mismo, el general Leonid Ivashov, jefe de cooperaci¨®n internacional en el Ministerio de Defensa ruso, asegur¨® que "cualquier intento de romper el tratado es contemplado en el ministerio como una violaci¨®n de la estabilidad estrat¨¦gica".

Algo parece claro: que Estados Unidos seguir¨¢ adelante con el proyecto, sea cual sea la reacci¨®n rusa. Y eso es precisamente lo que levanta ampollas en un pa¨ªs reducido, econ¨®micamente, a la condici¨®n de pa¨ªs tercermundista, pero que a¨²n aspira a ser considerado en la esfera internacional como una superpotencia.