Un vasto dominio
Berganza Sobre El coloquio de los perros, de Cervantes, por La Car¨¢tula. Int¨¦rpretes, J. Manuel Garz¨®n, Tom¨¢s Romero, Ana Esclapez, Emilio Bragado. Iluminaci¨®n, Nazario Gonz¨¢lez. M¨²sica, Jorge Gavalda. M¨¢scaras, Joan Castej¨®n. Coreograf¨ªa, Pilar S¨¢nchez. Vestuario y escenograf¨ªa, J. Mar¨ªn, N. Gonz¨¢lez. Adaptaci¨®n, dramaturgia y direcci¨®n, Jos¨¦ Mar¨ªn. Sala Morat¨ªn. Valencia, 21 de enero.Lo primero que llama la atenci¨®n de este excelente montaje es el modo de decir del texto cl¨¢sico, repleto, como es l¨®gico, de t¨¦rminos en desuso. Eso quiere decir que no vemos, lejos de los trucos habituales, a actores de ahora mismo que se esfuerzan por reproducir el habla de tiempos m¨¢s o menos remotos, sino un notable trabajo en el que los j¨®venes int¨¦rpretes dicen el texto como si no hicieran otra cosa que hablar en castellano viejo durante todas las horas del d¨ªa. Esa terrible infautaci¨®n de la voz que nos devuelve de pronto al pasado queda aqu¨ª exenta, gracias a la direcci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªn, sin duda, pero tambi¨¦n a la disposici¨®n de los actores a la receptividad de las indicaciones que se les sugieren. Puede parecer una tonter¨ªa, pero los errores que no comete este montaje han arruinado m¨¢s de una pretenciosa puesta en escena de muchas campanillas, que no eran sino sonajeros. El talento de Pep Mar¨ªn consiste tambi¨¦n en hacer pasar por sencillo lo que es en realidad muy complicado. Se trata de un juego, pero de un juego inteligente. La idea escenogr¨¢fica, por ejemplo, un aspa giratoria de madera que remite al torno de la tramoya original, entre otros detalles que aportan al montaje una densidad casi secreta. Para quienes hablan de organicidad sin saber lo que se dicen, puesto que la exigen hasta para el vodevil de tresillo, hay aqu¨ª un buen ejemplo de qu¨¦ clase de cosa es eso. Los actores hablan respondiendo a la demanda de la construcci¨®n previa del gesto, de modo que la gestualidad no es ilustraci¨®n ni acompa?amiento de lo dicho sino la condici¨®n que potencia la palabra. Por eso Berganza no se pierde en los alambiques de lo bonito sino que se acoge a la claridad directamente. El montaje m¨¢s estimulante de los que han pasado por la sala Morat¨ªn en mucho tiempo.
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