Flamencura dolorida
Jer¨®nimo Maya y Estrella Morente. Sin duda, dos de los grandes valores de la generaci¨®n m¨¢s joven del flamenco. Ella s¨®lo tiene 18 a?os de edad, ¨¦l, aproximadamente tres o cuatro m¨¢s. Jer¨®nimo tuvo que actuar por partida doble. Como concertista en la parte que as¨ª estaba programado y despu¨¦s acompa?ando el cante de Estrella Morente. En ambas facetas demostr¨® hallarse no s¨®lo en plena forma, sino tambi¨¦n en una madurez profesional que supone un alto cualitativo importante en su carrera. Es verdad que las ¨²ltimas veces que le o¨ªmos en concierto nos hab¨ªa parecido que no daba el nivel a que nos ten¨ªa acostumbrados, como si estuviera atravesando un bache de imprevisible consecuencias.Pero anteanoche nos reencontramos con el gran concertista en quien siempre cre¨ªmos, haciendo gala de una autoridad y un dominio de la t¨¦cnica realmente apabullante. Quiz¨¢s demasiado. Los dos temas que hizo con su hermano Leo no fueron muy flamencos, pero s¨ª de una complejidad t¨¦cnica que oblig¨® a Jer¨®nimo a alardes de virtuoso. Es formidable que sea capaz de hacer cosas as¨ª con la brillantez de que hizo gala en esta ocasi¨®n, pero cometer¨ªa un error si se olvidara del toque en profundidad, de tonos intimistas y mucho m¨¢s jondo.
J¨®venes flamencos con duende
Guitarra en concierto: Jer¨®nimo. Cante: Estrella Morente. San Juan Evangelista. 22 de enero.
El toque que prodig¨® en el apoyo al cante de Estrella. Jer¨®nimo se ha convertido tambi¨¦n en un tocaor excepcional de acompa?amiento, perfilando as¨ª una figura de guitarrista completo que hoy se da ya raramente en el mundo del flamenco. Es verdad que una cantaora as¨ª merec¨ªa ese toque delicado, dir¨ªa que impregnado de ternura.
Cada nueva actuaci¨®n de Estrella Morente nos la muestra m¨¢s cantaora, creciendo en el dominio de lo jondo. Esta criatura lleva el cante en el alma, y lo traduce en alegr¨ªa, en pena, en quejumbre. En este concierto hubo de todo, pero nos pareci¨® que prevalec¨ªa en ella una profunda tristeza. Los impresionaba: los cantes de levante, la grana¨ªna, las siguiriyas cabales... Cada uno de ellos fue un manifiesto de flamencura dolorida. La grana¨ªna, por ejemplo, la llor¨® literalmente, siendo un estilo que se presta poco a ello porque es id¨®neo para el lucimiento de las voces brillantes. Estrella Morente, de alguna manera, hace al oyente su c¨®mplice en el dolor.
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