El prestigio del FMI, hacia la bancarrota
La crisis del real, nueve semanas tras el pacto con Brasil, cuestiona los m¨¦todos de Camdessus
La crisis brasile?a, que se ha llevado por delante el 50% del valor del real en apenas una semana, amenaza tambi¨¦n con hacer lo propio con el capital pol¨ªtico de un organismo como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que, con el respaldo del Grupo de los Siete (G-7), que agrupa a los siete pa¨ªses m¨¢s ricos, ten¨ªa por objetivo evitar la propagaci¨®n de la inestabilidad financiera. Y es que, tras cuatro a?os intentando hacer frente a las tormentas monetarias -la mexicana de 1994 se considera la primera-, no ha podido evitar la devaluaci¨®n de una moneda y generar una grave crisis. Por el camino han quedado paquetes de ayuda financiera de dimensiones impensables hasta hace poco; ampliaciones monumentales de los recursos del FMI y grandilocuentes referencias a la nueva arquitectura financiera internacional. Desde la devaluaci¨®n del baht tailand¨¦s en el verano de 1997, el FMI ha coordinado paquetes de ayuda que suman en total 180.000 millones de d¨®lares (154.800 millones de euros, 25,7 billones de pesetas).La devaluaci¨®n brasile?a es un punto de no retorno que sit¨²a la crisis -y el debate sobre c¨®mo hacerle frente- un escal¨®n m¨¢s arriba. Y no s¨®lo porque es la econom¨ªa m¨¢s grande entre las afectadas por el contagio.
En Brasil confluyen una larga lista de factores con gran potencia pertubadora. En primer lugar para el continente lationamericano y, de esta forma, para el conjunto del comercio mundial. Y esto, tras un a?o, 1998, en el que ¨¦ste se redujo m¨¢s del 4%.
Repercusiones indeseables
Adem¨¢s, es preocupante para Estados Unidos, que tiene en Latinoam¨¦rica el ¨²nico mercado en el que exporta m¨¢s de lo que compra y representa una quinta parte de sus ventas al exterior. Lo sucedido esta ¨²ltima semana podr¨ªa significarle una p¨¦rdida del 0,5% en el crecimiento de su producto interior bruto (PIB).Pero las repercusiones sobre Europa tampoco son despreciables. La Comisi¨®n Europea ha anunciado una revisi¨®n a la baja de sus previsiones en la zona euro para este a?o, que ya hab¨ªan sido rebajadas al 2,6%. Algunos expertos apuntan una reducci¨®n adicional del 0,3%.
El director gerente del FMI, Michel Camdessus, declar¨®, inmediatamente despu¨¦s de la devaluaci¨®n del real, su satisfaccci¨®n por el renovado compromiso de Brasil. Algo que tuvo que revisar, pues el pacto entre el FMI y Brasil se basaba en evitar esa devaluaci¨®n. Al final, el FMI se ha visto obligado a dirigir sus cr¨ªticas contra el Gobierno del presidente Fernando Cardoso por no haber acometido el programa de ajuste fiscal pactado.
Sin embargo, ya en el mismo momento en el que se firm¨® el acuerdo, a primeros de diciembre, y se entreg¨® una primera remesa de fondos a cuenta del paquete de de 41.500 millones de d¨®lares, muchos apostaron a que no funcionar¨ªa. Fundamentalmente porque el real estaba sobrevalorado respecto al d¨®lar.
A la cabeza de los cr¨ªticos se encuentra el director del Instituto para el Desarrollo Internacional de Harvard, Jeffry Sachs, que ahora puede presumir de haber dicho en voz alta algo que muchos pensaban y que finalmente ha acabado produci¨¦ndose. Sachs, quien recientemente ha pedido a Camdessus que "haga las maletas y se vaya", argumentaba que defender el real implicar¨ªa una sangr¨ªa para las reservas de Brasil sin ninguna posibilidad de ¨¦xito. Seg¨²n ¨¦l, la pol¨ªtica del FMI y del Departamento del Tesoro de EE UU ha servido a los intereses de la gran banca norteamericana, que es quien, en ¨²ltima instancia, se habr¨ªa beneficiado al abandonar el pa¨ªs con las reservas estatales.
Tambi¨¦n la instituci¨®n hermana, el Banco Mundial, hizo p¨²blicas sus cr¨ªticas a las recetas del FMI justo cuando ¨¦ste sellaba el pacto con el Gobierno de Brasil. El contenido de las mismas era bastante parecido a las de Sachs.
Frente a esta posici¨®n, desde Washington, donde tienen su sede el FMI y el Departamento del Tesoro, se lanza un argumento de peso: si la devaluaci¨®n hubiera tenido lugar en octubre, cuando la tormenta centr¨® sus efectos sobre Brasil y Rusia -que suspendi¨® los pagos de su deuda-, el sistema financiero internacional se habr¨ªa colapsado. Hab¨ªa que comprar tiempo y eso costaba dinero. Independientemente de quien tenga la raz¨®n, lo cierto es que el consenso que el FMI consigui¨® reunir en su asamblea mundial del pasado mes de octubre est¨¢ amenzado.
En primer lugar, ya nadie discute sobre si el volumen de los recursos del FMI es suficiente. El plan brasile?o ha fracasado antes incluso de que se consumiera el paquete organizado por el FMI. Responsables del G-7 han manifestado que la soluci¨®n no pasa por mayores ayudas.
Programas de intervenci¨®n
M¨¢s significativa a¨²n es la reflexi¨®n del director adjunto del FMI, Stanley Fischer, quien, al defender el papel de esta instituci¨®n como aspirante a ser el garante de la liquidez financiera mundial, reconoce que el volumen de los programas de intervenci¨®n no es el problema. "Como prestamista de ¨²ltimo recurso el Fondo, es todav¨ªa capaz de reunir un paquete de ayuda financiera adecuado a las dimensiones de la crisis".El segundo elemento puesto sobre la mesa es la imposibilidad de mantener los actuales sistemas de fijaci¨®n del cambio de las monedas de los mercados emergentes con el d¨®lar. Todos han ido cayendo tras cada avance del contagio financiero.
El debate sobre tasas de cambio, fijas o flexibles, parece haber quedado superado. Argentina ha abierto el camino hacia una dolarizaci¨®n de Latinoam¨¦rica, al reconocer que estudia renunciar al peso en favor del d¨®lar. Un movimiento que, seg¨²n algunas versiones, cuenta con el impulso de EE UU. De progresar esta idea, el sistema financiero internacional entrar¨ªa en una nueva fase en la que las tres grandes monedas, el d¨®lar, el euro y el yen, se repartir¨ªan directamente sus zonas de influencia. Algo que afectar¨¢ profundamente al papel de instituciones como el FMI.
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