'El segundo sexo' goza de buena salud
Universitarias del mundo se re¨²nen en Par¨ªs para debatir la vigencia de este ensayo de Simone de Beauvoir de cuya publicaci¨®n se celebra el cincuentenario
El 24 de mayo de 1949 sal¨ªa a la calle el primer tomo de El segundo sexo, un sorprendente ensayo de Simone de Beauvoir que va a transformar el mundo. En cuesti¨®n de d¨ªas se vendieron m¨¢s de 20.000 ejemplares mientras que la mayor¨ªa de la prensa se indignaba contra esta "sufragista de la sexualidad" o "amazona existencialista". Cincuenta a?os despu¨¦s de su publicaci¨®n "y para luchar contra la amnesia, una de las formas m¨¢s insidiosas del antifeminismo", seg¨²n la historiadora Michelle Perrot, se han reunido en Par¨ªs 130 universitarias de todos los pa¨ªses, de Ir¨¢n a Estados Unidos.El siempre ponderado Fran?ois Mauriac se preguntaba por aquellas fechas si "la iniciaci¨®n sexual de la mujer debe figurar en el sumario de una revista literaria y filos¨®fica seria". El escritor se refer¨ªa, claro est¨¢, a Les Temps Modernes, publicaci¨®n de la que Simone de Beauvoir era cofundadora. "Ahora lo s¨¦ todo de la vagina de vuestra jefa", dijo Mauriac, en privado, a un colaborador de la revista.
Pocos libros y personajes tienen el privilegio de servir de gu¨ªa a varias generaciones. El segundo sexo es uno de ellos a pesar de que, durante la d¨¦cada de los ochenta, la pareja Sartre-Beauvoir haya sido objeto de estudios y biograf¨ªas que la presentan bajo una luz poco favorable. Sabemos que fueron menos heroicos y resistentes de lo que dejaron creer, que instrumentalizaron amores y amistades, que ella tard¨® en comprender la argumentaci¨®n feminista, pero lo cierto es que su libro, junto con Una habitaci¨®n propia, como dice Christine Delphy, directora de Nouvelles Questions F¨¦ministes, "es la obra sobre la condici¨®n de las mujeres en nuestra sociedad que ha tenido m¨¢s impacto en esta segunda mitad del siglo XX".
Para conmemorar el cincuentenario de la publicaci¨®n se han reunido en Par¨ªs 130 universitarias de todos los pa¨ªses, que si durante el d¨ªa han intercambiado an¨¢lisis y puntos de vista en la Sorbona o en el Ministerio de Investigaci¨®n y Educaci¨®n, por la noche han bailado el tango, han cantado canciones de los a?os cuarenta, han visitado los lugares m¨ªticos de la escritora o han adaptado la vida nocturna del Saint Germain existencialista.
Para el grueso de las participantes anglosajonas, De Beauvoir es una pionera porque cuestion¨® una idea de la feminidad o porque neg¨® el car¨¢cter natural del instinto maternal, porque, en definitiva, neg¨® que existiese un destino biol¨®gico femenino; para las participantes francesas o latinas es importante no olvidar el contexto hist¨®rico, esa Francia que durante los a?os treinta hab¨ªa conocido el gran impacto de una pol¨ªtica de fomento de la familia y la maternidad, preocupados como estaban los distintos gobiernos del escaso peso demogr¨¢fico de su pa¨ªs ante la gigantesca y belicosa Alemania. Esa obsesi¨®n natalista quedaba retratada por De Beauvoir cuando, despu¨¦s de una serie de consideraciones pertinentes sobre la escasa pertinencia de la idea psicoanal¨ªtica del deseo femenino de tener un pene, conclu¨ªa que "se ha hablado mucho de los derechos sagrados de la madre, pero no es en tanto que madres que las mujeres consiguieron el voto".
El soci¨®logo Pierre Bourdieu, que ha publicado recientemente un libro sobre feminismo, considera que el texto de De Beauvoir "est¨¢ mucho menos desfasado de lo que querr¨ªan creer muchas mujeres que, como Simone en su juventud, se imaginan que hoy son tratadas en un plano de igualdad respecto a los hombres". En ese sentido es interesante el testimonio de Colette Audry, amiga de De Beauvoir que ha contado que "se decidi¨® a escribir El segundo sexo cuando, al querer hacer su autobiograf¨ªa, se plante¨® la pregunta de lo que significaba ser mujer". En principio cre¨ªa que nada, no en vano discut¨ªa con Sartre, Raymond Aron o Paul Nizan, pero luego ir¨¢ descubriendo que ese nada tiene otro sentido pues "ser mujer no es ni esencia ni destino".
Para los muy influyentes comunistas de la ¨¦poca "su error estriba en creer que el opresor es el hombre" mientras que la prensa conservadora denuncia "su atrevimiento pornogr¨¢fico" o el "egotismo sexual", en una mujer que, seg¨²n el fil¨®sofo Jean Kanapa, antiguo alumno de Sartre, firma "descripciones s¨®rdidas, de una suciedad que produce n¨¢useas". La suciedad o las n¨¢useas se asociaban sobre todo al cap¨ªtulo sobre la lesbiana o a esas p¨¢ginas dedicadas a la madre que comienzan con un largo y apasionado razonamiento a favor del aborto libre y que convierten el famoso instinto maternal en cuesti¨®n cultural, en un valor impuesto que tiene como consecuencia la alienaci¨®n de las mujeres.
Obviamente, a la ensayista se le ha reprochado y se le reprocha el haber negado la diferencia entre hombres y mujeres pero, seg¨²n Josyane Savigneau, bi¨®grafa de Marguerite Yourcenar, esa cr¨ªtica tiene que ver con que "lo que De Beauvoir propone a las mujeres da miedo: la libertad en vez del reconocimiento de una esencia femenina". Eso la autora lo dec¨ªa a su manera al afirmar que "es m¨¢s confortable sufrir una esclavitud de la que no se es consciente que trabajar para liberarse".
Las tesis de De Beauvoir viajaron deprisa y en 1951 aparec¨ªan traducidas al alem¨¢n y en 1953 al ingl¨¦s o japon¨¦s. En Espa?a hubo que esperar a una traducci¨®n argentina de 1962, aunque escritoras como Maria Aur¨¨lia Capmany se hicieron eco de sus ideas muy r¨¢pidamente. Como cuenta Sylvie Chaperon, organizadora del Coloquio Internacional junto con Christine Delphy, la historia de las traducciones tambi¨¦n es ilustrativa de las normas dominantes en los distintos pa¨ªses, pues si los japoneses distorsionan el sentido del original para darle un tono "marcadamente biol¨®gico" y, por ejemplo, transforman sistem¨¢ticamente feminidad en maternidad, EE UU prefiere cortar el texto y hacer el libro m¨¢s afirmativo y menos razonado, mientras que en la URSS lo proh¨ªben hasta la ¨¦poca de Gorbachov.
Gilles Lipovetsky ha escogido como t¨ªtulo de su ¨²ltimo libro el significativo de La troisi¨¨me femme. Permanence et r¨¦volution du f¨¦minin -traducido en Espa?a como La tercera mujer- y en ¨¦l constata que "si bien el balance del siglo (XX) resulta poco glorioso en materia de respeto de los derechos humanos, ?qui¨¦n pondr¨¢ en duda su dimensi¨®n fundamentalmente positiva en lo que concierne a la evoluci¨®n de la mujer?". Para que este siglo que se acaba haya sido el de la mujer han sido b¨¢sicos libros como el de De Beauvoir. Las reunidas en Par¨ªs han constatado que las ense?anzas del texto no se han agotado, que "de ellas a nosotras" la transformaci¨®n ha sido enorme y que, a pesar de que la mayor¨ªa de ponentes ven¨ªan de EE UU y Canad¨¢, no han faltado voces japonesas, espa?olas o ¨¢rabes m¨¢s influidas por la tradici¨®n franc¨®fona.
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