Ghiaurov y Salminen imparten una lecci¨®n
La ?pera de Z¨²rich estrena un 'Boris Godunov' con los dos grandes bajos en el reparto
Dos de los grandes bajos de sus respectivas generaciones, el b¨²lgaro Nicolai Ghiaurov (1929) y el finland¨¦s Matti Salminen (1935), dieron una lecci¨®n de canto el s¨¢bado en la ?pera de Z¨²rich, en una nueva producci¨®n de Boris Godunov, de Mussorgski, obra que interpretaron juntos por primera vez. Los dos artistas fueron despedidos entre ovaciones tras haber cumplido en escena el ideario est¨¦tico de Mussorgski: la entrega fiel a la palabra. El director de escena David Pountney present¨® un montaje provocativo -y no del todo logrado-: el tenor suizo Martin Zysset canta completamente desnudo.
En Z¨²rich se representa la partitura m¨¢s temprana de Mussorgski (con algunos elementos posteriores), y no la reescrita y ampliada p¨®stumamente por Rimski-K¨®rsakov, una elecci¨®n que permite a los teatros suprimir el acto polaco (el tercero) y abaratar as¨ª los costes. Se avivan de esta forma, adem¨¢s, las discusiones musicol¨®gicas sobre si la ¨®pera original es m¨¢s transparente y moderna -concentrada en el drama de Boris- que la rom¨¢ntica de Rimski (para quien la revisi¨®n de las obras de Mussorgski, "llenas de talento y originalidad, novedad y vitalidad", se justificaba ante unas partituras con "desconexiones arm¨®nicas, fea escritura de algunas partes y, a veces, escandalosas modulaciones il¨®gicas").
Est¨¦tica constructiva
"Est¨¢ claro que son dos ¨®peras diferentes", dice respecto a las versiones de Mussorgski y Rimski-Korsakov el director de escena brit¨¢nico David Pountney. En su montaje, dominado por el color rojo, un edificio en ruinas da acceso a una plataforma met¨¢lica que penetra en el escenario por un lateral. Pountney combina elementos de ¨¦poca -entre ellos, t¨²nicas, ropajes y estandartes-, con otros muy contempor¨¢neos -centinelas con fusiles, detalles de la est¨¦tica constructiva...-.El director busca tambi¨¦n que los cantantes funcionen como actores: una soprano con peinado punki y minifalda empuja un carro de perritos calientes, y el suizo Martin Zysset sale airoso del complicado reto de cantar desnudo, cubri¨¦ndose como mejor puede con una mano, en el personaje del loco que dice la verdad -al final arropado por los aplausos-.
La ecl¨¦ctica propuesta de David Pountney pretende la espectacularidad, un objetivo con el que casar¨ªa mejor con la versi¨®n de Rimski-K¨®rsakov que con la de Mussorgski. Pountney debiera haber contado, adem¨¢s, con un teatro con un escenario algo mayor que el de la ?pera de Z¨²rich, de reducidas dimensiones. Al saludar, recibi¨® algunos abucheos. "Las asociaciones est¨¢n ah¨ª y no es posible evitarlas", explic¨® luego, durante la recepci¨®n que tradicionalmente se celebra entre bambalinas despu¨¦s de los estrenos y en la que el p¨²blico, los m¨²sicos y los cantantes se encuentran.
"En esta ¨®pera confluyen una historia del siglo XVI, un dramaturgo, Pushkin, y un compositor, Mussorgski, del XIX, y el oyente del siglo XX", dijo el director de escena.
El personaje de Boris Godunov (el cu?ado y sucesor del zar Fiodor, acusado de asesinar a la edad de nueve a?os al aspirante al trono Dimitri, hijo ileg¨ªtimo de Iv¨¢n el Terrible) requiere a un cantante que sepa medirse por igual con el patetismo del drama y con el ritmo y los acentos fieles al habla y al folclore rusos. En su momento, Nicolai Ghiaurov fue el gran Boris de Karajan.
El s¨¢bado, su personaje cambi¨® por el del monje y cronista Pimen, papel en el que Ghiaurov mostr¨® c¨®mo su profundidad estil¨ªstica se mantiene, remansada ahora en una madurez vulnerable. Salminen y Ghiaurov hab¨ªan cantado juntos anteriormente en el Don Carlo de Verdi, pero era su primer encuentro en Boris Godunov.
En el papel de Boris, Salminen se considera un continuador del b¨²lgaro. "El Boris Godunov de Ghiaurov sale directamente del coraz¨®n, y yo trato de emularlo con ese intento", dijo Salminen tras la representaci¨®n. Aunque algo torpe en escena debido a su corpulencia, el bajo fin¨¦s dio veracidad al personaje llanamente, sin recurrir a estilizaciones, en la l¨ªnea marcada por Mussorgski.
Aplomo
Con la orquesta, Franz Welser-M?st mantuvo el aplomo necesario durante las dos horas y cuarto de representaci¨®n ininterrumpida, demostrando que "pocas ¨®peras contienen tan poca materia muerta como Boris Godunov, particularmente en su versi¨®n original de 1869", en palabras del cr¨ªtico Gerald Abraham.
Babelia
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