Un maestro del periodismo
"Uno, que ha sido siempre periodista, es a veces literato", escribi¨® Gonzalo Torrente Ballester en uno de sus art¨ªculos, en donde, sin propon¨¦rselo, ofrec¨ªa una lecci¨®n magistral sobre el periodismo como g¨¦nero literario, como el g¨¦nero literario por excelencia del siglo XX. "Y si cuando se siente lo primero aspira a redimir la noticia de su fugacidad, cuando de lo segundo ejercer pretende que la falta de actualidad no confine sus p¨¢ginas en las cercan¨ªas de lo arqueol¨®gico". Torrente situaba la esencia misma del art¨ªculo period¨ªstico de car¨¢cter literario en ese espacio humano que quedaba entre la fugacidad de las cosas y la muerte. Una de sus novelas m¨¢s admiradas, Rojo y negro, de Stendhal, hab¨ªa surgido de una noticia le¨ªda en los peri¨®dicos, y el mismo autor franc¨¦s hab¨ªa tratado a su obra como "cr¨®nica" m¨¢s que como novela. "?De qu¨¦ distinta sustancia te?imos, el literato y el periodista, la misma noticia, para que el resultado pueda llamarse legalmente comentario, novela o cr¨®nica?" Ante una misma noticia el periodista comenta y juzga la actualidad, mientras que el escritor recrea y trasciende esa realidad a trav¨¦s de la ficci¨®n de sus personajes. Ambas funciones las llev¨® a cabo nuestro escritor con originalidad y absoluta perfecci¨®n. Pero Torrente como articulista comenta, juzga y recrea un asunto, trascendi¨¦ndolo m¨¢s all¨¢ no s¨®lo de su materia, sino tambi¨¦n de su mayor capacidad expresiva. Torrente comentaba que el problema para escribir un art¨ªculo no era precisamente redactarlo, sino disponer de un material concreto y atractivo para poner a discurrir sobre ¨¦l. Por tanto, la confecci¨®n de ese texto ten¨ªa tres fases perfectamente delimitadas: la b¨²squeda externa de esa noticia justificatoria, la reflexi¨®n sobre la misma y su redacci¨®n final. "Escribir es una funci¨®n precaria y menesterosa como cualquiera. El que tiene la fortuna de escribir cuando quiere y lo que quiere, se puede permitir el lujo de la selecci¨®n, del cuidado. Pero los que vivimos de eso, los periodistas, no siempre estamos en situaci¨®n, o en disposici¨®n, de seleccionar, de esperar. Nuestra labor es necesariamente desigual. Y, quien m¨¢s quien menos, a lo que aspira es a que una m¨ªnima parte de su tarea cumplida alcance una vigencia que vaya m¨¢s all¨¢ de veinticuatro horas". Torrente, como Cunqueiro o Pla, elev¨® el articulismo literario a un lugar de honor dentro de una historia de la literatura que lo hab¨ªa desconocido y de la propia historia del periodismo que lo ve¨ªa aristocr¨¢tico y ajeno.Fue el autor de Cuadernos de la Romana tambi¨¦n un gran ensayista lleno de ideas precursoras, cr¨ªtico literario sagaz y teatral extremadamente sincero.
Sus colecciones de art¨ªculos recogidos en vol¨²menes como Memoria de un inconformista (art¨ªculos publicados en los a?os sesenta en El Faro de Vigo, editados por Alianza), Cuadernos de la Romana, Nuevos Cuadernos de la Romana, as¨ª como Torre del Aire (art¨ªculos publicados en Informaciones y editados por Destino y la Diputaci¨®n de A Coru?a) o Cotufas en el Golfo (art¨ªculos del Abc Literario tambi¨¦n editados por Destino), son mucho m¨¢s que un documento inestimable e imprescindible para conocer y comprender toda una ¨¦poca dif¨ªcil, que abarca m¨¢s de medio siglo, de la vida cultural y pol¨ªtica espa?ola inmersa en la dictadura y la transici¨®n democr¨¢tica.
Torrente era una persona de ingente cultura literaria universal. Pero tambi¨¦n era una persona profundamente preocupada por aspectos de car¨¢cter existencial, sociales y pol¨ªticos de su entorno y m¨¢s all¨¢ de estas fronteras. Fue un hombre valiente por aceptar sus errores juveniles y por enfrentarse con las armas de la palabra a un r¨¦gimen todav¨ªa en pleno poder. Las fechas de muchos de estos art¨ªculos as¨ª lo testimonian. Con Gonzalo Torrente Ballester se pierde no s¨®lo a uno de los grandes escritores de este siglo, sino tambi¨¦n a un maestro del escepticismo, siempre atento y comprensivo a dar respuestas cargadas con su gran iron¨ªa galaica.
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