La ONU y lo otro
- "?Sabes?, Herb Brown s¨®lo habla en ingl¨¦s con sus jugadores" - "?Y los espa?oles?" - "Saben ingl¨¦s".
La an¨¦cdota adquiri¨® en 1991 la categor¨ªa de definici¨®n de un equipo que ejerc¨ªa la dif¨ªcil misi¨®n de innovar la realidad del baloncesto sin perder un ¨¢pice de personalidad en el empe?o. Se le conoc¨ªa por la ONU, (como al Depor en f¨²tbol unos a?os despu¨¦s), pero antes de la ley Bosman, cuando hab¨ªa que indagar en los vericuetos de la legalidad vigente en connivencia con la sagacidad de la gesti¨®n. Aquella apuesta le recort¨® un grado de simpat¨ªa ajena al Baskonia, recluido en su ciudad y afectado por lo que sus decisiones implicaban al resto de equipos de la ACB: los casos de Rivas o Nicola (puertorrique?o y argentino, respectivamente) constituyeron dos ejemplos de agilidad para leer lasa normativas y rob¨¢rselos a otros equipos. Por anticipaci¨®n, el Tau (antes Baskonia, Caja de Alava o Taugr¨¦s) se configur¨® un esteroreoripo de equipo de despacho eficaz (la sombra de su presidente Josean Querejeta es alargada) junto a su profunda raigambre con una ciudad que viv¨ªa este deporte, no tanto como subterfugio a la orfandad futbol¨ªstica, como en connivencia con las apetencias de este juego.
Herb Brown hablaba ingl¨¦s, porque era el idioma com¨²n de su plantilla. Sergio Scariolo da ¨®rdenes en espa?ol, ingl¨¦s e italiano. La socieedad no se ha resentido. La afici¨®n (bulliciosa y fiel) se ha identidicado con la actitud o personalidad de los jugadores por encima de la nacionalidad de su pasaporte. En la fase final de la Copa del Rey, los quinientos seguidores baskonistas aplaud¨ªan a rabiar al croata Perasovic del Fuenlabrada (ex-Tau Cer¨¢mica) porque durante varios a?os ejemplariz¨® como ning¨²n otro jugador la comuni¨®n club-equipo-afici¨®n.
Un equipo raro
El Tau es un equipo raro: trece extranjeros esta temporada, un presidente ex-jugador y ex-dirigente del sindicato de jugadores, un club que ampl¨ªa a 9.500 localidades su pabell¨®n cuando el equipo de f¨²tbol de la ciudad (el Alav¨¦s) asciende a primera divisi¨®n, -tras 43 a?os de ansiedad-, que cuenta con el patrocinador m¨¢s fiel de toda la competici¨®n y una afici¨®n que se desplaza en su compa?¨ªa habitualmente. M¨¢s raro a¨²n resulta su esp¨ªritu colectivista. En sus filas se cuentan jugadores acreditados (Bennet, Rusconi, Beric, Espil) junto otros de menor pedigr¨ª (Bonner, Winter, Millera, Garbajosa ) y aut¨¦nticos desconocidos (Sanders, Usberti). Y sin embargo Scariolo ha conseguido animar el esp¨ªritu de grupo por encima de los liderazgos naturales. El trasiego ha resultado rentable. La permanencia es cara en el Tau: a veces para el club, a veces para los jugadores. El nivel de exigencia es m¨¢ximo, el altru¨ªmo, el primer mandamiento de Scariolo, obligatorio. El Tau se ha hecho pol¨ªglota y frente a la imagen de la ONU (ya cultivada por todos los equipos), prevalece lo otro, el baloncesto, dialogando con el idioma com¨²n de un vecindario bien avenido.
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