Protecci¨®n bajo m¨ªnimos

Paredes desconchadas apenas disimuladas por sucesivas capas de pintura, ca?er¨ªas que reptan sobre tabiques y techos dignas de ser expuestas en un museo sobre la posguerra, mobiliario de desecho, pavimento cuarteado, pilares agrietados que han sido acorazados, temblorosas barandillas sujetas con argamasa, ventanas agrietadas y fr¨ªo, mucho fr¨ªo. Ese es el panorama con el que la Administraci¨®n auton¨®mica recibe en Alicante a los menores sujetos a programas de protecci¨®n. Se trata del Centro de Acogida de Menores de L"Alacant¨ª, un desvencijado edificio, anta?o residencia de religiosas, que ahora se cae a pedazos. Todo en el edificio presenta una p¨¢tina de tocino rancio que viene a confirmar que los criterios economicistas aplicados por el Consell, seg¨²n para qu¨¦ cosas, se traducen aqu¨ª en puro abandono. Para garantizar la necesaria discreci¨®n y respeto a la intimidad de los internos, en la fachada del viejo inmueble, construido en la primera mitad del siglo, nada indica el servicio que se presta en su interior, oculto a la vista de curiosos por una valla de considerable altura. Traspasar la puerta de entrada impacta. El vest¨ªbulo anuncia la cutrez generalizada, mil veces denunciada pero nunca atendida por la Consejer¨ªa de Bienestar Social. Las visitas de particulares al centro est¨¢n prohibidas. La entrada al interior del periodista fue posible gracias a la colaboraci¨®n de la parlamentaria socialista Francisca Benabent. El PSPV incluir¨¢ en su programa electoral de Alicante propuestas concretas para superar la situaci¨®n de este centro de acogida, seg¨²n adelanta el candidato a alcalde Jos¨¦ Antonio Pina, que esper¨® en el exterior del edificio. De bien poco han servido las constantes denuncias sobre el estado del edificio, pol¨ªticas y oficiales, que se han sucedido durante los ¨²ltimos a?os. Una interpelaci¨®n parlamentaria de la oposici¨®n registrada en las Cortes Valencianas a finales del a?o pasado consigui¨®, al menos, que la consejera de Bienestar Social, Marcela Mir¨®, ordenara un lavado de cara a las instalaciones. Las habitaciones de hasta nueve camas se han reconvertido en peque?os cuartos compartidos por los internos, separados por tabiques de escayola, y una buena capa de pintura disimula las grietas. Hasta ah¨ª alcanz¨® la reacci¨®n gubernamental. Pasar fr¨ªo El parcheo, sin embargo, no ha conseguido el deseado cambio de aspecto. Como ya se?al¨® el S¨ªndic de Greuges en un informe emitido en mayo de 1998, la estructura misma del inmueble es "poco adecuada" para el ejercicio de su cometido. No re¨²ne condiciones de habitabilidad y carece de medidas de seguridad en la zona donde conviven los m¨¢s peque?os, salas polivalentes de estudio y juegos. A esta situaci¨®n, de por s¨ª grave, se suma la constataci¨®n de que los menores acogidos pasan fr¨ªo. Los funcionarios intentan reproducir en ese espacio un clima c¨¢lido de convivencia familiar, pero el cometido es harto dif¨ªcil cuando ni siquiera los elementos acompa?an. A la hora del estudio, muchos prefieren hacerlo en la cama, cubiertos por las cuatro mantas necesarias para hacer frente a la humedad y las bajas temperaturas durante el invierno. Es probable que para el pr¨®ximo invierno los pasillos dispongan de calefacci¨®n. Del resto de dependencias no se sabe nada. A la Residencia Comarcal L"Alacant¨ª, como se denomina oficialmente el centro de acogida, acuden menores a partir de seis a?os que necesitan protecci¨®n oficial. Han sido objeto de malos tratos, vejaciones o abandonos. Pertenecen a familias desestructuradas, a menudo inmersas en problemas de drogadicci¨®n, con parejas por lo general separadas. En definitiva, se trata de ni?os y adolescentes con un alto nivel de conflictividad, a los que ampara la Administraci¨®n auton¨®mica para garantizar una adecuada protecci¨®n, nutrici¨®n y formaci¨®n intelectual y c¨ªvica para que puedan enfrentarse al futuro en condiciones de igualdad con el resto. Internos mayores de edad Oficialmente, pueden permanecer all¨ª hasta los 16 a?os, e incluso hasta los 18 a?os en casos especiales, pero la realidad es bien distinta, y se han dado casos de internos con los 30 cumplidos sin saber a qui¨¦n acudir. No son hechos aislados. El centro dispone de capacidad para 30 internos y nueve menores que acuden a ¨¦l en r¨¦gimen de centro de d¨ªa, que regresan a sus casas para dormir. Pese a que el grado de marginalidad aumenta en Alicante y el resto de ciudades, agudizado en parte por el fen¨®meno de la inmigraci¨®n, desde 1990 han sido cerrados cinco centros de atenci¨®n en la provincia, lo que ha llegado a producir problemas de hacinamiento en alguna ocasi¨®n. El desamparo jur¨ªdico agrava la situaci¨®n. Si los m¨¢s peque?os fueran declarados oficialmente en estado de abandono, podr¨ªa tramitarse su adopci¨®n, pero no es el caso. El Consell mitiga la carencia de plazas a golpe de convenios con entidades privadas especializadas en acogida y tratamiento de menores. Otra forma de parchear, sobre todo si no se ponen en marcha programas de prevenci¨®n. El sistema no funciona, y muchos de los actuales acogidos en el centro parecen condenados a ingresar en la prisi¨®n de Fontcalent cuando educadores, psic¨®logos y trabajadores sociales dejen de atender su situaci¨®n.