La primera vez fui por ver a Cruyff
Debo confesar que dej¨¦ de interesarme por el f¨²tbol har¨¢ cosa de tres a?os. Para m¨ª, ni el componente folcl¨®rico propio del gran cl¨¢sico me da morbo. Las piruetas y los cambios de reglamentaci¨®n, el llamado inter¨¦s general, la actuaci¨®n y comportamiento de sus dirigentes y el bombardeo constante por los medios de comunicaci¨®n han provocado en m¨ª un hast¨ªo absoluto. Fui por primera vez a ver un Bar?a-Madrid para ver a Cruyff. En aquella ¨¦poca, el Madrid era el representante de los males que asolaban Catalu?a y, claro, todas las copas de Europa se las hab¨ªa regalado Franco. Yo re¨ªa las gracias que desde la grada se lanzaban a los representantes del contubernio madrile?o, o sea, los grises. Me ense?aron eso de que el Bar?a es m¨¦s que un club y que Catalu?a es una naci¨®n, pero debo confesar que, como ahora, termin¨¦ por aburrirme. Comenc¨¦ a interesarme m¨¢s por las chicas, el baloncesto y el rock, y a Cruyff termin¨¦ por perderle de vista, y pasaron los a?os...
La ciudad preol¨ªmpica ard¨ªa al ver c¨®mo todo el equipo barcelonista se amotinaba en el Hesperia y c¨®mo el todopoderoso N¨²?ez resolv¨ªa el tema limpiando el vestuario y contratando al amigo Cruyff. Durante esos a?os se cre¨® el dream team, ganamos la Liga un mont¨®n de veces y la ansiada Copa de Europa. ?Impresionante! Yo estuve ah¨ª porque poco antes me hice socio, en serio, lo hice. Vivimos unos a?os de buen rollo. Incluso la cantera fomentada por Cruyff lanzaba al estrellato a numerosos jugadores de casa, que, unidos a unos cracs de otra galaxia y unos vascos cojonudos, desarrollaron un f¨²tbol que consegu¨ªa gustar incluso a mi novia. Pero ya se sabe que el arte y la especulaci¨®n no son buenos compa?eros de viaje. No tardaron en surgir problemas en Can Bar?a y Cruyff fue puesto en la picota, lleg¨® la ley Bosman y se convirti¨® en la excusa perfecta para acabar con la cantera y a volver a trapichear con fichajes millonarios. Primero fue Robson la voz de su amo, luego lleg¨® Van Gaal, un tipo simp¨¢tico propio del casting de El desaf¨ªo de las ¨¢guilas, y nos coloc¨® el Ajax.
Es pat¨¦tico ver c¨®mo se ofrecen los t¨ªtulos en la iglesia de la Merced mientras con la ficha de algunos jugadores se podr¨ªa resolver el hambre de muchos pueblos de Centroam¨¦rica; muy cat¨®lico, s¨ª, se?or. Ahora en los Bar?a-Madrid juegan guiris contra guiris con la excepci¨®n de unos tipos que hablan nuestro idioma. El p¨²blico catal¨¢n quiere una selecci¨®n catalana; no me extra?a, ser¨¢ la ¨²nica manera de ver los jugadores de tu tierra.
El otro d¨ªa, camino del puente a¨¦reo, un taxista me solt¨® la chapa que o¨ªa de chaval, que en Madrid siguen odiando a los catalanes, "bueno a usted no, porque es cantante.... y ahora, con el derby encima, m¨¢s". Le pregunt¨¦ qu¨¦ pensaba de tanto guiri en el Bar?a. Sorpresa: "Da igual quien juegue mientras se gane", "?Y los de casa?", pregunt¨¦, "¨¦sos, peor, son unos peseteros". Atraves¨¦ por el puente a¨¦reo pensando en c¨®mo hab¨ªan cambiado las cosas, era evidente que el mensaje del se?or N¨²?ez ha llegado y que el taxista no era una excepci¨®n.
Siempre me quedar¨¢ el pr¨®ximo homenaje a Cruyff para volver al Camp Nou. ?Y el gran duelo? El gran duelo, no se confundan, no est¨¢ entre el Bar?a y el Madrid. Eso ya pas¨®. Ahora est¨¢ entre N¨²?ez y Pujol. ?O es que todav¨ªa no se han enterado?
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