Palop consuma su peque?a venganza
El Villarreal aprovecha el contencioso entre Djukic y Ca?izares para batir al Valencia
Palop consum¨® ayer su peque?a venganza contra el club al que pertenece, el Valencia. La venganza de quien se siente menospreciado en casa y tiene que probar en la casa de al lado. Cuando se march¨® Zubizarreta, Palop esper¨® en vano la llamada del Valencia para suplir al mito vasco. El Valencia, por contra, opt¨® por la experiencia de Ca?izares. Y ayer Palop, en una gran actuaci¨®n, le hizo mucho da?o al club de Mestalla. que con las derrotas del Celta y el Madrid ya se ve¨ªa como ¨²nico perseguidor del Bar?a. No fue el caso. Entre otras cosas porque el Villarreal se defendi¨® con coraje y siempre tuvo a punto la clase de Craioveanu, quien, en una de ¨¦sas, se aprovech¨® del viejo contencioso entre Djukic y Ca?izares para pescar en r¨ªo revuelto. La falta de entendimiento entre el meta y el l¨ªbero del Valencia viene de lejos, aunque fue ayer cuando, en el ¨²ltimo tramo del encuentro, explot¨® de veras. Con terribles consecuencias para su equipo.Sin trampa ni cart¨®n, el Villarreal se pertrech¨® con todos los efectivos habidos y por haber para ver venir la esterilidad del Valencia, que, sin f¨²tbol por los laterales, chocaba una y otra vez en la bien organizada defensa de Robert. La primera parte, en cualquier caso, fue completamente del cuadro de Ranieri, que asumi¨® el mando sin concesiones. El Valencia, sin embargo, aplic¨® a su dominio un exceso de parsimonia, muy convencido de su superioridad. Irulegui pobl¨® su defensa y le encomend¨® que no dejara ni un metro por barrer. De manera que el partido, que naci¨® fogoso con un delicado toque de Mendieta que se cercioraba de los grandes reflejos de Palop, se amuerm¨® a medida que aumentaba el peso de ambas defensas, que fueron las protagonistas. Con permiso de Palop, claro, que sac¨® un bal¨®n literalmente de dentro a un cabezazo de Djukic.
El Valencia comenz¨® la segunda parte con la misma desgana con la que abandon¨® la primera. El Villarreal, en cambio, pidi¨® la palabra en el centro del campo, terreno vetado en la primera parte, y all¨ª Alberto, su hombre m¨¢s clarividente, entr¨® en juego. Las fuerzas se equilibraron por momentos. As¨ª hasta que Mendieta tom¨® nuevamente el mando. Y hasta que Ranieri sustituy¨® a Juanfran por Vlaovic, en una puesta claramente ofensiva. El Valencia gan¨® moment¨¢neamente con el cambio. Encajon¨® al Villarreal. Pero volvi¨® a toparse con Palop. Muy r¨¢pido, muy ¨¢gil y especialmente motivado.
El grupo de Ranieri, por contra, volvi¨® a desinflarse y fue entonces cuando Craioveanu entendi¨® lo que pasaba: que corre mal ambiente entre Djukic y Ca?izares, lo que aprovech¨® el rumano para darle una victoria inesperada al Villarreal.
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