Un nuevo contrato con el profesorado JOAN ROMERO
El autor repasa los problemas actuales del sistema educativo valenciano y propone diversas medidas para redefinir el papel de los docentesEl sistema educativo est¨¢ viviendo en nuestro pa¨ªs momentos de incertidumbre. Hay malestar en muchos centros educativos y por vez primera he visto a profesores y profesoras con acreditada vocaci¨®n docente impotentes para afrontar situaciones creadas en el aula. Albergan sentimientos de des¨¢nimo, frustraci¨®n, desilusi¨®n y aton¨ªa. Tambi¨¦n entre muchas familias empieza a cundir una cierta inquietud y preocupaci¨®n. Todos estos s¨ªntomas est¨¢n aflorando, sobre todo, en la ense?anza de titularidad p¨²blica y cabe el riesgo de que se pueda socavar el prestigio conseguido por ¨¦sta en los ¨²ltimos 20 a?os. Despu¨¦s de meses de debate abierto con muchos representantes de la comunidad educativa, creo llegado el momento de la reflexi¨®n serena sobre algunas de las conclusiones obtenidas y, sobre todo, creo que es hora de avanzar con propuestas de mejora de la situaci¨®n. Desde ciertos sectores se culpa a la LOGSE y a la ense?anza comprensiva de esta situaci¨®n. Tanto de la bajada de niveles de los contenidos como de la imposibilidad del profesorado para ejercer su tarea por la heterogeneidad de su alumnado y por la falta de motivaci¨®n e inter¨¦s de un grupo de ellos que no quiere estar en las aulas. Son los llamados "objetores escolares". Esta cuesti¨®n merece sin duda una primera reflexi¨®n porque el debate est¨¢ vivo en toda Europa occidental. La LOGSE es heredera de las reformas educativas llevadas a cabo por gobiernos socialdem¨®cratas en diferentes pa¨ªses europeos hace m¨¢s de 20 a?os. Las ¨²nicas alternativas posteriores han sido las formuladas en los a?os ochenta por los ide¨®logos de la derecha liberal conservadora, concretadas en los gobiernos de Thatcher y Reagan, con un balance de privatizaci¨®n y de creaci¨®n de redes paralelas que legitiman la desigualdad y que ya ha sido denunciado hace a?os por los mejores expertos. La opci¨®n por la comprensividad no nace s¨®lo de la necesidad de potenciar la igualdad, sino tambi¨¦n del tipo de demanda de formaci¨®n que se requiere. En la sociedad actual, el aprendizaje ha pasado a ser una necesidad presente a lo largo de toda nuestra vida. Por lo tanto, el objetivo fundamental de la educaci¨®n ha de ser proporcionar a todos los estudiantes las competencias b¨¢sicas que van a necesitar para seguir, con autonom¨ªa creciente, aprendiendo a aprender. La educaci¨®n y la formaci¨®n no s¨®lo aparecen como los valores m¨¢s democr¨¢ticos, sino tambi¨¦n como el recurso esencial de un pa¨ªs, ya que el crecimiento econ¨®mico y la competitividad de sus empresas cada vez depender¨¢n m¨¢s de la formaci¨®n y de las competencias t¨¦cnicas o profesionales de un pueblo. Pero, adem¨¢s, formaci¨®n y educaci¨®n son dos elementos esenciales en el campo de la justicia social por promover la igualdad de oportunidades y por ser el m¨¢s poderoso elemento compensador entre los individuos. La educaci¨®n para todos es una de las mayores conquistas de nuestras democracias y por ello defendemos su car¨¢cter de servicio p¨²blico. Existe un consenso b¨¢sico acerca de este nuevo cometido que se le asigna a la educaci¨®n y a la formaci¨®n, condicionado a la existencia de una educaci¨®n b¨¢sica y obligatoria capaz de proporcionar una formaci¨®n integral que desarrolla las capacidades cognitivas, sociales y efectivas de los individuos. En toda Europa se ha optado por un modelo de ense?anza comprensiva para todo el alumnado frente al modelo segregador desde edades tempranas. El debate hace ya tiempo que no se establece entre ense?anza comprensiva o no, sino, en todo caso, en cu¨¢l es el grado adecuado de comprensividad y en c¨®mo se desarrolla en cada centro educativo. Pero la educaci¨®n no queda al margen de los r¨¢pidos y profundos cambios culturales y sociales. Cambios que muchas familias pretenden que sean resueltos en exclusiva en la escuela y por los profesores. Pienso que no es posible que las familias dimitamos de nuestras obligaciones y responsabilidades. No podemos aspirar a que el profesorado cubra d¨¦ficits de valores, de formaci¨®n, de convivencia, cuya tarea fundamental corresponde al ¨¢mbito familiar. Tampoco podemos pretender que el profesorado asuma, ni resuelva en exclusiva -ni siquiera principalmente- problemas que derivan de situaciones sociales que desbordan y sobrepasan con mucho el recinto escolar y, en todo caso, sus responsabilidades como docentes en el aula. La escuela no puede sustituir a la familia. La escuela debe compensar las diferencias de patrimonio cultural familiar de partida. Tambi¨¦n ha cambiado el papel del profesorado. Lo que en a?os pasados funcion¨® para educar a una ¨¦lite, ya no es v¨¢lido para educar a toda la poblaci¨®n escolar. Vivimos en una ¨¦poca de continuo progreso cient¨ªfico y tecnol¨®gico que provoca una r¨¢pida obsolescencia de los conocimientos y donde el profesorado est¨¢ empezando a perder el control en el proceso de aprendizaje reduci¨¦ndose su situaci¨®n relevante para trasladar conocimientos, saberes o valores. Eso obliga al profesorado a asumir el nuevo papel que la sociedad le demanda y que exige en muchos casos un cambio de actitud para afrontar nuevas situaciones. La sociedad no puede pedir al profesorado m¨¢s -pero tampoco menos- de lo que puede dar. La tercera reflexi¨®n obligada se refiere a las consecuencias que la aplicaci¨®n parcial y tendenciosa de la LOGSE ha acarreado. Los graves incumplimientos en la construcci¨®n y adecuaci¨®n de centros, la ruptura de los dos ciclos de la Educaci¨®n Secundaria, la concentraci¨®n en los centros p¨²blicos del alumnado de riesgo, la ausencia de programas ¨²tiles y serios de formaci¨®n del profesorado y la falta de recursos materiales y humanos precisos para atender la heterogeneidad y la diversidad de necesidades e intereses del alumnado, explican en buena medida la actual situaci¨®n. Ni siquiera la existencia de una Ley de Financiaci¨®n, cuesti¨®n que debe apuntarse en el debe de la mayor¨ªa parlamentaria que aprob¨® la LOGSE en el Parlamento, hubiera sido garant¨ªa de cumplimiento por el actual gobierno del PP. La pregunta, entonces, ser¨ªa: ?funcionar¨ªa todo bien si se cubrieran todas esas deficiencias y una nueva administraci¨®n asumiera las responsabilidades de las que estos cuatro a?os el PP ha hecho dejaci¨®n y si, aprovechando el momento de bonanza econ¨®mica, se aprobara una Ley de Financiaci¨®n que garantizara una correcta aplicaci¨®n de la LOGSE? No cabe duda de que si se hubieran construido y adecuado los centros y si estos dispusieran de los recursos humanos y materiales necesarios para atender la diversidad, muchos de los problemas que tienen las familias, los profesores y los alumnos se resolver¨ªan o se suavizar¨ªan notablemente. Pero a¨²n as¨ª, creo que seguir¨ªan existiendo problemas y por ello es necesario profundizar m¨¢s en el diagn¨®tico y avanzar cinco medidas urgentes: 1. Garant¨ªa de asignaci¨®n de recursos econ¨®micos suficientes para financiar las necesidades del nuevo sistema educativo. Es decir, para construcci¨®n y adecuaci¨®n de los centros necesarios, para la puesta en marcha de todos los ciclos formativos de formaci¨®n profesional especifica de grado medio y superior, para la generalizaci¨®n de la oferta de escolarizaci¨®n a los tres a?os y para la dotaci¨®n de profesionales y de medios materiales. 2. Medidas espec¨ªficas y urgentes para que el profesorado de Secundaria pueda atender adecuadamente al alumnado que se incorpora al segundo ciclo de la ESO. La m¨¢s importante es la puesta en marcha de programas espec¨ªficos para alumnos con necesidades educativas especiales asociadas a problemas graves de conducta, a situaciones sociales o culturales desfavorecidas. Estos programas se deben implantar en la ESO aunque los alumnos no hayan cumplido los 16 a?os. As¨ªmismo, la reducci¨®n de alumnos por aula en centros que escolarizan un n¨²mero significativo de alumnado con dificultades, la dotaci¨®n de especialistas, la incorporaci¨®n de trabajadores sociales en determinados centros, la generalizaci¨®n de programas de diversificaci¨®n curricular en todos los centros que imparten la ESO y la generalizaci¨®n de programas de garant¨ªa social, son tambi¨¦n medidas necesarias. 3. Negociar un nuevo contrato con el profesorado que redefina sus funciones, su horario de trabajo y de permanencia en el centro, as¨ª como las retribuciones de acuerdo con sus responsabilidades, de manera que su trabajo cobre m¨¢s sentido, recupere la autoestima y se implique m¨¢s activamente en este proceso de cambio. 4. Proporcionar una oferta de formaci¨®n permanente ajustada a aut¨¦nticas necesidades que el profesorado tiene en el aula y a las nuevas exigencias organizativas de los centros. 5. Dotar de mayor autonom¨ªa a los centros que les permita, por una parte, implantar f¨®rmulas m¨¢s descentralizadas de organizaci¨®n y gesti¨®n y, por otra, les libere de las rigideces y la burocracia que dificultan su capacidad para ofrecer un mejor servicio p¨²blico en la vertiente acad¨¦mica y en la prestaci¨®n de otros servicios y actividades escolares demandadas por la sociedad.
Joan Romero es secretario general del PSPV-PSOE.
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