"Pinochet ten¨ªa mucho m¨¢s criterio que estos payasos"
Casi dos decenios despu¨¦s de la ¨²ltima dictadura militar en Argentina, siete antiguos jefes y generales, que incluyen a los miembros de dos juntas de gobierno, est¨¢n detenidos y procesados. Hombres que provocaban terror en la d¨¦cada de los setenta se encuentran en arresto domiciliario. Nombres de triste recuerdo, como Videla, Massera, Bignone.El juez Adolfo Luis Bagnasco, de 44 a?os, 20 de ellos en la carrera judicial, hijo de juez, orden¨® su captura y despu¨¦s de interrogarlos inici¨® un proceso en su contra. Es el juez instructor de la causa del robo y suplantaci¨®n de identidad de hijos de detenidas-desaparecidas durante la dictadura.
Bagnasco se ha convertido en el juez estrella dispuesto a romper la imagen de impunidad de los delitos que implican al poder pol¨ªtico y econ¨®mico. No le gusta que le llamen el Garz¨®n argentino: "Yo soy el Bagnasco de aqu¨ª..."
Adolfo Bagnasco no tiene empacho en afirmar que "los militares s¨®lo sirven para estar en los cuarteles. Y para nada m¨¢s". Sus detractores le acusan de af¨¢n de protagonismo. "Que hoy se juzgue a los militares es un logro de todos". Habla sin miedo y de su boca salen opiniones poco habituales en un juez: "Por lo menos, Pinochet ten¨ªa un criterio de conducci¨®n pol¨ªtico-estrat¨¦gico mucho mayor que el de cualquiera de estos payasos [refiri¨¦ndose a los militares argentinos]".
Pregunta. Usted ha procesado a siete jefes de la dictadura argentina. El general chileno Augusto Pinochet est¨¢ detenido en Londres. ?Qu¨¦ ocurre en Am¨¦rica Latina? ?Se acab¨® la impunidad para genocidas y dictadores?
Respuesta. En Argentina, desde los a?os treinta, hemos tenido una gran cantidad de golpes militares. Nunca hubo en este pa¨ªs una sanci¨®n penal contra quien rompi¨® el orden institucional. Hasta que, en 1985, se celebr¨® el juicio a las juntas de comandantes de la ¨²ltima dictadura. Y fueron condenados. Logramos asentar la democracia y la econom¨ªa, y ahora estamos en la tercera etapa de asentar las instituciones. Apropiarse del Estado para cometer hechos il¨ªcitos es terrible. Entiendo que esto es lo que se juzga en los casos que nos ocupan. La gente que se apropia del Estado para cometer actos il¨ªcitos merece alg¨²n tipo de castigo. Y esto tiende a desalentar a que en el futuro no se repita.
P. Seis mujeres de la organizaci¨®n Abuelas de Plaza de Mayo y un par de abogados iniciaron en 1996 la causa del robo de beb¨¦s. Dos a?os despu¨¦s hay siete altos jefes militares detenidos.
R. La causa se inicia el 30 de diciembre de 1996. Nosotros nos ponemos a trabajar en febrero de 1997. Es la causa m¨¢s joven que existe en Argentina y la ¨²nica a la que se aplica el C¨®digo Penal nuevo, reformado por el Gobierno constitucional. Todas las otras causas todav¨ªa se rigen por el viejo c¨®digo, que usaba la dictadura. En esta causa tenemos m¨¢s de 30 imputados. El problema es encontrar elementos de prueba suficientes para poder presentar cargos. En el caso del robo de ni?os no tenemos muchas pruebas documentales porque no se tomaban o se destruyeron. Hemos podido imputar los hechos que hemos podido probar.
P. Usted ha calificado el robo de beb¨¦s como el aspecto m¨¢s aberrante de la represi¨®n ilegal. ?De qu¨¦ forma funcionaba este plan?
R. Nosotros sostenemos que exist¨ªa una sistematizaci¨®n. En nuestra investigaci¨®n hemos podido comprobar que muchas de las mujeres que eran detenidas estaban embarazadas, seg¨²n se comprobaba posteriormente. La pr¨¢ctica habitual era esperar a que dieran a luz, tras lo cual se separaba a los beb¨¦s de sus madres. S¨®lo conocemos un caso en el que la madre aparece viva con su hijo. En el resto desaparecieron. Los beb¨¦s corr¨ªan distinta suerte. En algunos casos, eran trasladados a un centro asistencial y otros han aparecido en manos de otras personas, muchas de ellas apropiadores de mala fe. Esta metodolog¨ªa nos lleva a 194 casos. Nosotros creemos que hab¨ªa un patr¨®n de conducta, se daba la orden de no registrar los nacimientos y no preguntar la identidad de la persona que daba a luz.
P. Ha terminado la primera etapa de la investigaci¨®n. ?Cu¨¢l es la siguiente y qui¨¦nes pueden ser los pr¨®ximos procesados?
R. Nosotros hemos pedido a las autoridades de las Fuerzas Armadas la hoja de servicio de los militares imputados en la causa. Tenemos un mapa geogr¨¢fico de Argentina que nos muestra la existencia de cerca de 350 centros clandestinos de detenci¨®n durante la dictadura, con distinta infraestructura y distinta capacidad.
P. ?Qu¨¦ trabas ha encontrado usted en el proceso de instrucci¨®n?
R. La traba mayor es encontrar las pruebas. Pero no he tenido impedimentos. El mayor inconveniente es reconstruir una etapa de nuestra historia en la que se hizo mucho para que no quedara rastro.
P. ?Cree usted en la globalizaci¨®n de la justicia y en la posibilidad de procesar a antiguos dictadores fuera de su pa¨ªs?
R. No es una cuesti¨®n de creer o no creer, sino de ver su conveniencia o su posibilidad. Pinochet no es el primer dictador que existe en el mundo, ni siquiera en Am¨¦rica Latina. Creo que tiene que haber organismos internacionales que pongan coto a este tipo de delitos. Hay mucha hipocres¨ªa. Creo que como intento, al menos, podr¨ªamos habilitar un ¨®rgano internacional que juzgue los casos de flagrante violaci¨®n de derechos humanos, y que, al mismo tiempo, asegure que los Gobiernos que les dan apoyo pol¨ªtico, econ¨®mico y militar reciban una seria reprimenda. Porque ahora descubrimos que Pinochet y Galtieri eran malos, y cuando estaban en el poder, los Gobiernos europeos y Estados Unidos negociaban con ellos.
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