Eclosi¨®n de ambiciones en el PRI mexicano
Por primera vez en la historia del partido oficial, hasta nueve pol¨ªticos se disputan la presidencia
Raro es el d¨ªa que Manuel Bartlett, aspirante a la candidatura presidencial por el oficial Partido Revolucionario Institucional (PRI), no deba responder a preguntas sobre sus supuestas vinculaciones con el narcotr¨¢fico, o con el fraude electoral. "Lo he aclarado un mill¨®n de veces, es falso eso de que estoy involucrado en el narcotr¨¢fico, que me persigue la DEA (agencia antidroga de EEUU), que no tengo visa para ingresar en Estados Unidos, que yo apagu¨¦ las computadoras para que ganara Salinas (presidente Carlos Salinas de Gortari, 1988-1994), y esas cosas".Gobernador de Puebla hasta el pasado d¨ªa 2, quien fuera ministro de Interior durante la Administraci¨®n de Miguel de la Madrid -en a?os de opacidad pol¨ªtica, clientelismo a ultranza y sojuzgamiento de la discrepancia-, batalla con un discurso neopopulista, denostador de la tecnocracia en el mando, para hacerse con la candidatura. Nunca en la historia del PRI, que el 4 de marzo cumple siete decenios de vida, y de poder, hab¨ªa sucedido esto: una campa?a por libre, grupos movi¨¦ndose a su aire ante la ausencia de normas. Pero la nueva persecuci¨®n de Bartlett de la m¨¢s alta magistratura entrar¨¢ pronto en colisi¨®n con las ambiciones de los notables del PRI, sordamente empe?ados en la disputa por el dedo presidencial, por la voluntad de Ernesto Zedillo. Hasta nueve pol¨ªticos son citados en la terna de intrigantes.
El jefe de Gobierno se ha proclamado imparcial, asegura haberse amputado el ¨ªndice del pucherazo, y p¨²blicamente reitera su compromiso contra la antidemocr¨¢tica pr¨¢ctica ejercida siempre por el presidente del partido que ha sido r¨¦gimen durante casi siete decenios: el dedazo, la directa unci¨®n del sucesor, y nuevo presidente, por obra y gracia de la implantaci¨®n y trampas del PRI. Pero un partido con tanta historia y ma?as no cambia de la noche a la ma?ana, y la influencia del titular del Ejecutivo en la designaci¨®n del pr¨®ximo abanderado dista de haberse evaporado a¨²n en esta transici¨®n democr¨¢tica.
"Si no mete el dedo, probablemente meter¨¢ la mano", anticipan los esc¨¦pticos. Candidato paja en el desfile de aspirantes de 1987, un pase¨ªllo de frecuencia sexenal, pues era sabido que en aquel a?o De la Madrid ya se hab¨ªa decidido por Carlos Salinas de Gortari, el viejo zorro de Puebla, Bartlett, se sabe ahora fuera del patriciado zedillista, algunos de cuyos miembros ocupan asiento en el Consejo de Ministros y ambicionan encabezarlo despu¨¦s de la cita electoral del 2000. Sin haberse pronunciado oficialmente para no quemarse, aspiran a la primera presidencia del siglo XXI el titular de Interior, Francisco Labastida, favorito en las ¨²ltimas quinielas; el de Desarrollo Social, Esteban Moctezuma, y el de Hacienda, Jos¨¦ Angel Gurr¨ªa, impedido de momento por los candados, las condiciones establecidas en los estatutos para optar a su candidatura, entre ellas, haber tenido un cargo de elecci¨®n popular. Bartlett, o Roberto Madrazo, gobernador de Tabasco, los dos fuera del sanedr¨ªn de palacio, pri¨ªstas de la tradici¨®n, del monopolio pol¨ªtico y el corporativismo, protestan contra la designaci¨®n a dedo, contra la capacidad de decisi¨®n del presidente, e instan a la democracia interna, a la consulta de las bases, porque ¨¦sta es su principal baza: ah¨ª disponen de mayor margen de maniobra. El esforzado Bartlett, cuya imagen acusa todav¨ªa las denuncias de tongo registradas durante los comicios del a?o 1986 en Chihuahua, y los federales de 1988, siendo titular de Interior, no descarta volverse con armas y bagajes contra el PRI si le juegan chueco. "No es que Bartlett se haya convertido en un dem¨®crata, ahora le conviene la democracia", precisa el analista pol¨ªtico Jos¨¦ Antonio Crespo. El hecho de que Zedillo renueve regularmente su compromiso con la meritocracia democr¨¢tica en la designaci¨®n del candidato a las presidenciales no significa, seg¨²n las fuentes consultadas, que haya renunciado a inducir el proceso. Contrariamente, todo indica que su voluntad ser¨¢ determinante, pues el PRI ha sido hist¨®ricamente un partido del presidente del Ejecutivo, casi una emanaci¨®n de su voluntad. Y pese a que no son tiempos de ocultismo, probablemente el aparato, la plutocracia nacional adscrita al partido y Zedillo tendr¨¢n la ¨²ltima palabra.
El bolet¨ªn del PRI, La Rep¨²blica, aventur¨® los presidenciales m¨¢s presidenciables: Labastida, Moctezuma y Gurr¨ªa, y Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez, ministro de Trabajo por los tecn¨®cratas, y Bartlett, Madrazo y Humberto Roque Villanueva, director general de Aseguradora Hidalgo, por los dinosaurios. La caballada est¨¢ bastante gorda este a?o: se acumulan la codicia pol¨ªtica y las precandidaturas, y esa combinaci¨®n de ansias y prisas obliga a la definici¨®n de un reglamento que evite una ruptura del partido. La XVIII Asamblea Anual del PRI, programada en principio para octubre, tendr¨¢ como misi¨®n acallar la algarab¨ªa, definir democr¨¢ticamente, por primera vez, el m¨¦todo de elecci¨®n del candidato. En caso contrario, M¨¦xico entrar¨¢ en un periodo de confusi¨®n, en "un clima de ingobernabilidad", advierten portavoces de la corriente pri¨ªsta Reflexi¨®n.
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