Educaci¨®n y descanso
Cabe felicitarse de la vertiginosa carrera de Hevia, que tiene algo de cuento de hadas: un gaitero poco conocido fuera de su tierra natal que, en cosa de cuatro meses, lleva despachadas m¨¢s de l50.000 copias de su estreno en la fusi¨®n, Tierra de nadie (a juzgar por la presencia de entusiastas ejecutivos europeos de EMI en su ¨²ltimo concierto, la haza?a puede incluso ser exportable). Urge celebrar que la m¨²sica folcl¨®rica asturiana supere finalmente fronteras y que lo haga con un instrumentista audaz, coinventor de la gaita MIDI.Desdichadamente, no hay mucho de qu¨¦ congratularse en el repertorio actual de Hevia y en el modo en que se presenta en directo. Con un apabullante despliegue de luces y poses, el grupo de acompa?amiento desarrolla una base el¨¦ctrica tan impecable como perfectamente t¨®pica. Ni por asomo es una propuesta de vanguardia, como insiste el gaitero en sus parlamentos: se trata de alimento transg¨¦nico para el hilo musical de una aldea global so?ada en despachos metropolitanos.
Hevia
Jos¨¦ Angel Hevia (gaitas, flautas), Peter Bulla (viol¨ªn), Cristian Constantini (bater¨ªa), Mar¨ªa Jos¨¦ Hevia (percusi¨®n), Juan C. Mendoza (bajo), Marco Rasa (teclados), Tao Guti¨¦rrez (percusi¨®n, didgerid¨², berimbau), Nando Gonz¨¢lez (guitarra). Invitados: Wafir S. Gribil (la¨²d, percusi¨®n); Mari Luz Crist¨®bal (voz), Banda de Gaitas de Villaviciosa, Colectivo Etnogr¨¢fico de Mujeres. Palacio de Congresos, Madrid, l9 de febrero.
Acogido con fervor por el p¨²blico, Hevia sabe utilizar todos los recursos para ganarse a paisanos y curiosos: hay un simulacro de procesi¨®n, entran pandereteras cantando alegremente, hace desfilar a sus alumnos de la escuela de gaiteros de Villaviciosa, perfectamente uniformados y coreografiados. Y cuando esa masa de gaitas y percusi¨®n toca con el grupo (que se sumerge ante el rotundo volumen de los instrumentos no amplificados), ciertamente los pelillos del espectador se erizan. Para semejante viaje, sin embargo, no se necesitan esas alforjas multit¨ªmbricas y tantas invocaciones al mestizaje cultural. Lo de Tierra de nadie es universalismo as¨¦ptico que pr¨¢cticamente solo alcanza grandeza y arrastre en Busindre reel; el resto queda en ese para¨ªso para turistas donde se solapan analg¨¦sicos paisajes de la new age con espejismos de world music, secci¨®n Fantas¨ªas Celtas.
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