Nigeria elige hoy un presidente civil tras 15 a?os de dictaduras militares
Dos yorubas, Olu Falae y Olusegun Obasanjo, se disputan hoy la presidencia del pa¨ªs m¨¢s poblado de ?frica (casi 105 millones de personas). El primero cuenta con el apoyo de su etnia, mayoritaria en el oeste. Es un civil que fue ministro de Finanzas en el r¨¦gimen del general Ibrahim Babangida y pas¨® 18 meses en la c¨¢rcel con Sani Abacha. El segundo tambi¨¦n sufri¨® prisi¨®n, tiene la simpat¨ªa del norte hausa, de los militares y de parte del este ibo. Ser¨¢ esta ¨²ltima etnia, que en los sesenta apoy¨® la secesi¨®n de Biafra, la que determine el resultado final.
Las legislativas del pasado s¨¢bado, las de gobernadores en enero y las locales de diciembre han dado la victoria al Partido Democr¨¢tico del Pueblo (PDP) de Obasanjo. El pacto de ¨²ltima hora entre la Alianza para la Democracia (AD) y el Partido de Todos los Pueblos (APP), en favor de Falae (59 a?os), es un intento desesperado por frenar la victoria del gran favorito: el ex general Obasanjo (61 a?os).El proceso de retorno a un Gobierno civil tras 15 a?os de dictaduras militares culmina en las elecciones de hoy, aunque el vencedor no tomar¨¢ posesi¨®n hasta el 29 de mayo. Se trata de una mala fecha. Los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Gobierno del general Abdulsalam Abubakar prev¨¦n que el impacto de 12 a?os de precios del petr¨®leo bajos, de cuyos ingresos depende la econom¨ªa nigeriana en un 95%, se sentir¨¢ a mediados de este a?o, con la nueva Administraci¨®n.
Las organizaciones humanitarias advierten que en 1999 existe un elevado riesgo de epidemia de fiebre amarilla y de meningitis. Los retos del futuro presidente son colosales. Tantos que son pocos los optimistas en Nigeria. He aqu¨ª algunos ejemplos:
El problema ¨¦tnico: la independencia del Reino Unido en 1960 dej¨® el pa¨ªs (casi dos veces el tama?o de Espa?a) con tres etnias enfrentadas: los hausas en el norte, los yorubas en el oeste y los ibos en el este. El intento de secesi¨®n de los ibos (Biafra, 1967) condujo a una guerra de 33 meses, con m¨¢s de un mill¨®n de muertos. Hoy, las tensiones ¨¦tnicas son mayores y m¨¢s complejas. Otros grupos reclaman sus derechos nacionales: ijows, orobos y ongonis (situados en las zonas de mayor riqueza petrolera) amenazan con expulsar a las multinacionales del crudo y con la secesi¨®n. El premio nobel de Literatura, el yoruba Wole Soyinka, propone dos soluciones: un Gobierno de unidad nacional y la convocatoria de una conferencia de todas las etnias (250) para definir el modelo de pa¨ªs, pendiente desde 1960. Ninguno de los dos aspirantes se ha comprometido en esta cuesti¨®n.
Desestructuraci¨®n social: la interpretaci¨®n del Estado como un veh¨ªculo de rapi?a ha salpicado a todos los Gobiernos militares, pero fue el brutal dictador Sani Abacha (1993-1998), muerto en junio de un infarto durante una org¨ªa sexual (seg¨²n la versi¨®n popular), quien lo perfeccion¨®. En ese periodo logr¨® apropiarse de m¨¢s dinero p¨²blico que el zaire?o Mobutu Sese Seko en 32 a?os. La sociedad nigeriana est¨¢ quebrantada por la corrupci¨®n. Los soldados establecen controles con el fin de saquear a los viajeros. Ninguna compa?¨ªa extranjera puede trabajar sin abonar su soborno correspondiente. La colonia primero y el hurto despu¨¦s han desestructurado la sociedad cl¨¢sica, basada en la autoridad de los jefes de las aldeas. Sin Estado y sin clanes, es la barbarie. Alterar esta degradaci¨®n social ser¨¢ un trabajo tit¨¢nico.
Los militares: los seguidores de Falae han logrado colocar en el debate electoral una idea: el ex general Obasanjo es un instrumento de los militares para perpetuarse y proteger sus fortunas ante una investigaci¨®n. La gente del ex general contraataca recordando que Falae fue ministro con Babangida, general-presidente de 1985 a 1993, que anul¨® las presidenciales de 1993 ganadas por Moshood Abiola, al que se le se?ala como el financiador de Obasanjo. Abubakar, el presidente que ha sorprendido a todos por la honestidad de su gesti¨®n desde la muerte de Abacha, ha prometido el retorno a la democracia.
Pero sin quebrar el poder militar ser¨¢ imposible acabar con la corrupci¨®n. Para unos, Obasanjo es el Adolfo Su¨¢rez que podr¨¢ desmontar el sistema desde dentro. Para otros, Falae es la ¨²nica esperanza de aire fresco. El jefe de los orobos, Benjamin Okumagba, une ambos pensamientos: "Los dos candidatos son un producto militar, pero lo importante ahora es que se logre el traspaso de poder. Media barra de pan en vez de una entera es suficiente cuando hay hambre".
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