El Tribunal Superior revoca un tercio de las sentencias con jurado
Una de cada tres sentencias que se han dictado en Barcelona desde la puesta en marcha del tribunal del jurado, a mediados de 1996, han sido revocadas total o parcialmente por el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a (TSJC), al estimarse los recursos presentados por alguna de las partes. El motivo principal de revocaci¨®n es un defecto en la redacci¨®n del veredicto, aunque en otros casos se trata de un error en la calificaci¨®n jur¨ªdica de los hechos que se juzgan. Las mayor¨ªa de las sentencias revocadas son casos de delitos contra la vida.
La Audiencia de Barcelona es, con diferencia, la que m¨¢s sentencias ha dictado en Espa?a desde que entr¨® en vigor la ley del jurado. En poco m¨¢s de dos a?os se han celebrado 30 juicios y otros 37 casos acabaron con una sentencia de conformidad entre las partes. De las 30 sentencias dictadas entre mediados de 1996 y 1998, contra 24 se recurri¨® en apelaci¨®n ante el TSJC y en 9 casos los recursos se estimaron. La mayor¨ªa de las sentencias fueron revocadas parcialmente y sirvieron para rebajar la pena impuesta en un principio por asesinato y dejarlo en una condena por homicidio. Contra otras 11 de estas sentencias se volvi¨® a recurrir ante el Tribunal Supremo. Hasta ahora, cinco est¨¢n pendientes de resoluci¨®n, cuatro han sido confirmadas y una fue anulada. Se trata del caso de Domingo Ortega, que acab¨® condenado por imprudencia, a pesar de haber matado a su compa?era tras apu?alarla reiteradamente. La responsabilidad de que ocurra un caso as¨ª es, en buena medida, del magistrado que preside el tribunal. As¨ª opina al menos Gerard Thomas, ex presidente de la Audiencia de Barcelona, que impuls¨® de forma decidida la implantaci¨®n del jurado. En su opini¨®n, corresponde a los profesionales del derecho hacer entender a los ciudadanos del tribunal que en funci¨®n de lo que respondan a las preguntas se apreciar¨¢ un delito u otro y, en consecuencia, la pena ser¨¢ tambi¨¦n muy distinta. Preguntas poco claras Como demuestra la estad¨ªstica, eso no ocurre siempre, porque en ocasiones se formulan preguntas poco claras en su redacci¨®n que pueden llevar al jurado a emitir respuestas contradictorias. La ley prev¨¦ que, si eso ocurre, el presidente del tribunal puede devolver el cuestionario y mejorar su redacci¨®n. El problema es cuando no lo hace, porque el veredicto del jurado es intocable y el magistrado tiene que imponer entonces la sentencia a la que le conducen las respuestas. "El jurado no tiene por qu¨¦ conocer la distinci¨®n entre intenci¨®n y premeditaci¨®n, pero lo entender¨¢ si se le explica que es como el que compra unos zapatos porque est¨¢ paseando y los ve en el escaparate o porque ha salido de casa decidido a comprarlos", explica Gerard Thomas. Est¨¢ claro que los matices jur¨ªdicos no son tan sencillos como la compra de los zapatos y a veces puede resultar incomprensible que un mismo caso tenga que juzgarse en tres ocasiones. Es lo que le ha ocurrido a un marroqu¨ª de Girona, absuelto y condenado a menos de dos a?os y pendiente ahora de que se repita el juicio. Thomas reitera que la culpa no es del jurado. Falta voluntad pol¨ªtica para desarrollar la ley. Antes de entrar en vigor se organizaron cursillos para magistrados y fiscales, pero de eso hace ya tres a?os.
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