Muere Dusty Springfield, leyenda de la canci¨®n brit¨¢nica de los a?os 60
La voz bronca y melanc¨®lica de la cantante reforz¨® su aura tormentosa
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Dusty Springfield fue definida ayer por Elton John como "la mayor cantante blanca brit¨¢nica, tan buena como Aretha Franklin, y una adelantada a su tiempo". Springfield, que muri¨® el martes en Londres a los 59 a?os, tras cinco a?os de lucha contra el c¨¢ncer de mama, es recordada a¨²n por sus llamativos cardados y su poderosa voz. Una existencia intensa y tormentosa acompa?a la leyenda de esta mujer que tuvo sus mayores ¨¦xitos en los a?os sesenta, entre los que destacan temas como I only want to be with you y Son of a preacher man.
La gran eclosi¨®n de la m¨²sica pop brit¨¢nica en los primeros sesenta fue provocada por los conjuntos beat, pero, de rebote, proporcion¨® protagonismo a notables vocalistas femeninas, desde la veterana Petula Clark a las juveniles Sandie Shaw, Lulu o Cilla Black. Por encima de todas ellas destacaba Dusty Springfield, de verdadero nombre Mary O"Brien (Londres, 1939). Ya hab¨ªa conocido el ¨¦xito como parte de un tr¨ªo de folk comercial, The Springfields, cuando se lanz¨® en solitario en 1963.Aunque comparti¨® compositores y escenarios con las arriba mencionadas, Dusty Springfield se situaba claramente en una categor¨ªa particular y muy superior. Musicalmente estaba m¨¢s cerca de Dionne Warwick y otras voces negras. Pol¨ªticamente ten¨ªa las cosas claras: en 1964 lleg¨® a ser deportada de Sur¨¢frica por criticar p¨²blicamente el r¨¦gimen del apartheid e insistir en que sus actuaciones estuvieran abiertas a gentes de todas las razas.
Profesionalmente oscilaba entre la comodidad de ejercer de cantante de club nocturno y la velocidad de una carrera pop en la que compet¨ªa con las figuras surgidas de grandes factor¨ªas estadounidenses como Motown (aunque ella funcionar¨ªa en el Reino Unido como ardiente propagandista oficiosa de los encantos de las Supremes, Martha& the Vandellas y otros grupos lanzados por la compa?¨ªa de Detroit).
Un cancionero sublime
Tuvo la fortuna de contar con un cancionero sublime, firmado por autores como Burt Bacharach, Randy Newman, Carole King, Ivor Raymonde o Clive Westlake. Superando los esquemas emocionales del pop juvenil, esas canciones eran escenificadas por una mujer de mentalidad madura, marcada por su educaci¨®n religiosa pero sumergida en las turbulencias vitales de la d¨¦cada prodigiosa. De hecho, su mayor ¨¦xito fue una dram¨¢tica adaptaci¨®n del Lo che non vivo (senza te), de Pino Donaggio, que en su voz se transform¨® en No tienes que decir que me amas, donde planteaba con elegancia las distinciones entre sexo y amor.Mientras se acumulaban los ¨¦xitos, con suculentos arreglos que complementaban su garganta melanc¨®lica, crec¨ªa su leyenda negra. En el mundillo musical londinense era temida por su fuerte personalidad, su franqueza y su seriedad art¨ªstica (compatible, eso s¨ª, con espantadas y anulaciones en momentos de presi¨®n insoportable). Su autoexigencia se manifestaba tanto en directo como en las grabaciones, donde nunca se dej¨® tratar como la t¨ªpica marioneta a las ¨®rdenes del productor de turno, que en su caso fue John Franz.
En los a?os setenta se traslad¨® a Estados Unidos; all¨ª cant¨® con la plana mayor de la compa?¨ªa Atlantic -Jerry Wexler, Arif Mardin, Tom Dowd- para grabar Dusty in Memphis, una de las m¨¢s satisfactorias incursiones de una voz blanca en el territorio del soul sure?o (Quentin Tarantino rescatar¨ªa el tema Son of a preacher man para su Pulp fiction). Sin embargo, en sus posteriores discos se alej¨® del estado de gracia, a la vez que pareci¨® perder el inter¨¦s por su carrera y aumentaron los rumores sobre su transformaci¨®n en una diva irascible y atormentada.
Cardado y pasi¨®n
Despu¨¦s de desaparecer de las listas de ¨¦xitos, Springfield dej¨® entender veladamente, en una entrevista, sus preferencias sexuales y se fue a vivir a Los ?ngeles, donde permaneci¨® durante 15 a?os. Grab¨® poco en los a?os siguientes y prefiri¨® pasar su tiempo con la tenista Billie Jean King y haciendo campa?a por los derechos de los animales. El periodo de reclusi¨®n y distanciamiento, s¨®lo roto por sus habituales colaboraciones vocales con la industria del cine, termin¨® hacia finales de los ochenta. Dusty Springfield era ya un mito genuino en la subcultura lesbiana y el mundo gay.Fue rescatada por los Pet Shop Boys como vocalista invitada en su What have I done to deserve this? (1987). Ellos se pusieron luego a su servicio para sus aportaciones a la banda sonora de Scandal (1989), un trabajo hecho a su medida, ya que Dusty vivi¨® de cerca el asunto de la pel¨ªcula -el llamado caso Profumo- y se identificaba con las miserias de sus protagonistas, atrapados entre lo moral oficial del establishment brit¨¢nico y las nuevas costumbres de lo que luego ser¨ªa publicitado como el swinging London.
Fue un breve resplandor, que no estuvo respaldado por las habituales giras triunfales y entrevistas reveladoras. De hecho, volvi¨® a desaparecer, y s¨®lo se oy¨® de ella cuando demand¨® -con ¨¦xito- a un humorista televisivo que se burl¨® de sus supuestos problemas con el alcohol y cuando public¨® A very fine love (1995), un trabajo registrado en Nashville con la ayuda de admiradoras como Mary Chapin Carpenter o K.T.Oslin.
Frente a su enfermedad, que ya se manifest¨® a principios de los noventa, la cantante mantuvo id¨¦nticos pudor y dignidad. Ayer ten¨ªa una cita en el palacio de Buckingham, donde la reina Isabel deb¨ªa condecorarla con la Orden del Imperio Brit¨¢nico.
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