Esperanza y caridad
ROSA SOLBES El otro d¨ªa me contaron este chiste: un paciente octogenario consulta sobre la conveniencia de tomar Viagra y el m¨¦dico indaga en su vida sexual: "Pero...?tiene usted orgasmos?" "No, de eso no, nosotros lo que somos es de Adeslas". Poco m¨¢s tarde me lleg¨® otra copla, bien diferente. Era el relato de una amiga indignada, profesora en La Ribera, sufridora de la escalada de visitas por parte de vendedores de seguros sanitarios. "Mire usted, tenemos uno de los mejores hospitales...". "?Y si suscribo una p¨®liza, tendr¨¦ ventajas a la hora de un ingreso o una operaci¨®n ?" "Por supuesto...". No es broma. Est¨¢ dicho y tambi¨¦n impreso: un tr¨ªptico a todo color asegura que esta empresa ofrece "lo mejor para tu salud, ahora tambi¨¦n en el Hospital de la Ribera". Un madurito doctor de buen ver promete "grupos de profesionales muy cualificados, la Tarjeta Oro, atenci¨®n r¨¢pida, sin listas de espera, habitaci¨®n individual con cama para acompa?ante" y otras maravillas. Luego, cuatro estampas de alta tecnolog¨ªa, una relaci¨®n de especialidades y un p¨¢rrafo sin desperdicio: "...el Hospital de la Ribera es en la actualidad uno de los centros mejor equipados de la Comunidad Valenciana, AL SERVICIO DE LOS ASEGURADOS DE ADESLAS" (las may¨²sculas son m¨ªas, pero es que hasta en min¨²sculas sonar¨ªa fuerte...). Y como conclusi¨®n, una familia feliz y derrochando salud, doble cotizante por supuesto, porque "Adeslas, en su l¨ªnea de ofrecer siempre lo ¨²ltimo en asistencia sanitaria, pone a disposici¨®n de sus asegurados el nuevo Hospital de la Ribera". Estamos a punto de cerrar el c¨ªrculo de la Historia, regresando a las otrora boyantes "igualas", aquel impuesto bajo manga con el que te garantizabas que te tomaran el pulso y de paso el pelo. Con un recochineo a?adido: antes, al menos, era te¨®ricamente clandestino, y ahora tiene las bendiciones oficiales. Ayer fue jueves y hubo concentraci¨®n. Tambi¨¦n, ACDESA celebr¨® el d¨¦cimo noveno debate alrededor del negro futuro que se cierne sobre La Fe y la sanidad p¨²blica en general. Hospitales saturados y abandonados, profesionales desincentivados, usuarios convertidos en "clientes", hotelitos privados parasitando presupuestos y encima presumiendo de "gesti¨®n eficiente", p¨¢ginas salm¨®n de los peri¨®dicos que constatan un aumento de beneficios de las empresas sanitarias ... Todo indica que nos encaminamos hacia un sistema dual ben¨¦fico-privado. As¨ª que cuando La Fe nos falte, siempre nos queda recurrir a la Esperanza de poder pagar la cuota y de no enfermar demasiado, no sea que nos expulsen del para¨ªso de la Tarjeta Oro. O a la Caridad, que tambi¨¦n es virtud teologal practicada en la tierra de las Oportunidades y en el tiempo de los Oportunistas. (Se?ores de Adeslas y dem¨¢s: nada contra ustedes, que hacen muy bien su negocio. Pero, ?cu¨¢l es el dividendo de los ases de la gobernaci¨®n que les apadrinan?). P.D: He reservado este rinc¨®n para, cambiando de tercio, constatar que la larga traves¨ªa del desierto acaba por afectar a las meninges. Can-can en el Congreso de los Diputados, caribe?a acromeg¨¢lica en la Generalitat, chica de calendario en el ayuntamiento socialista de Torrent... todo para "celebrar" el 8 de marzo. Y mucho me temo que no es s¨®lo una metedura de pata. Qu¨¦ retroceso en la iconograf¨ªa femenina, qu¨¦ diferencia con los carteles de Matilde Salvador, aunque ella misma les restara valor art¨ªstico, tan llenos de imaginaci¨®n, de sugerencias, de sentido del humor...
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