Venganza con sabor a rancio
La gente asisti¨® al viejo/nuevo pabell¨®n con ganas de morbo. Parec¨ªa la tarde adecuada para reeditar aquellas otras tardes del pabell¨®n, tardes de glorias europeas y ambiente neblinoso, de mucho tabaco y ni?as pijas en la grada. Se convoc¨® a todo el personal posible con un objetivo preciso: cumplir venganza sobre el turco. La verdad es que el partido ten¨ªa pestazo a rancio, como rancio parece el pabell¨®n a pesar de tanto maquillaje como le han metido. Luego todo fue muy simple: un partido de mediano nivel en el que el Madrid sufri¨® lo suyo, pero gan¨®. Para no contradecir la atm¨®sfera de la tarde, el choque tuvo su lugar para el recuerdo: hubo un momento en el que fue tal la obsesi¨®n madridista por sujetar a Kutluay que el muchacho se antoj¨® un Petrovic cualquiera.Para fortuna madridista, Kutluay no era Petrovic, aunque el Madrid se empe?¨® en hac¨¦rselo creer. Kutluay es un escolta t¨ªpico, un tirador nato, que puede complicarte la vida si se encuentra en d¨ªa de gracia; tiene clase y un cierto aire a jugador pasado de moda. Es monotem¨¢tico; defender, por ejemplo, lo hace con la mirada. No parece turco: pelo engominado y ademanes de se?orito, pinta de ni?o de Serrano. M¨¢s pinta de turco ten¨ªan cualquiera de los dos Albertos. Mejores jugadores son tambi¨¦n. Pero ayer dio la sensaci¨®n de que el bueno era el otro.
REAL MADRID 85 - FENERBAHCE 74
Real Madrid: Lasa (12), Angulo (17), Herreros (26), Martin (2), Beard (15); Struelens (11), Santos (0) e Iturbe (2).Fenerbahce: Gilmore (0), Abi (6), Kutluay (21), Tabak (2), McRae (13); Kurtoglu (7), Kalamiza (15) y Lokmanchuk (10). ?rbitros: De Kaisser (B¨¦lgica) y Jovcic (Yugoslavia). Unos 5.000 espectadores (lleno) en la Ciudad Deportiva. El Madrid se enfrentar¨¢ en cuartos al Teamsystem de Bolonia, que gan¨® 88-64 al Panathinaikos.
Esa sola sensaci¨®n es motivo suficiente para concluir que el Madrid no hizo un buen partido aunque obtuviera la clasificaci¨®n. Sufri¨® m¨¢s de lo necesario ante un rival claramente inferior y dio sensaci¨®n de poca confianza en sus medios. Ello, a pesar de que arranc¨® con fuerza y se coloc¨® en un 10-0 para abrir boca, marcador que pas¨® a un contundente 17-3 en corto espacio de tiempo. Sucedi¨®, entonces, que el citado Kutluay encaden¨® una serie de canastas consecutivas, y el Madrid puso cara de p¨¢nico. El marcador se hab¨ªa situado en un estrecho 22-19 gracias a 11 tantos del muchacho.
Desde entonces hasta bien mediada la segunda parte se vivi¨® una situaci¨®n un tanto kafkiana: el Madrid estaba m¨¢s preocupado por Kutluay que el Fenerbahce por Herreros, ello a pesar de que, minuto a minuto, la cuenta personal del jugador espa?ol era claramente superior. La obsesi¨®n comenz¨® coloc¨¢ndole a Santos como perro de presa, obsesi¨®n que luego se multiplic¨® por dos, con ayudas y situaciones de defensa dos contra uno. El muchacho se sinti¨® importante y el pabell¨®n tom¨® gesto de preocupaci¨®n: esos gritos desde la grada rematando cada canasta turca como si cada canasta fuera una pu?alada. Claramente, el Madrid se hab¨ªa atascado en su propia tozudez y el partido se le pod¨ªa complicar sin remedio.
Tanto, que se vivi¨® un momento de tensi¨®n cuando Kutluay encest¨® un triple con dos madridistas encima y se dirigi¨® a la grada en un gesto provocativo. Era como desenterrar la memoria de Petrovic (47-46, a falta de 17 minutos): ese pabell¨®n puesto como una furia y ese jugador en solitario haciendo de las suyas en la cancha. Los ¨¢rbitros le pitaron una t¨¦cnica y el partido se puso caliente. Era el momento de la verdad, de ver hasta d¨®nde llegaba el muchacho, si era realmente nocivo. Despu¨¦s de algunas dudas, con el recinto por fin convertido en una caldera, el hombre en cuesti¨®n se fue desplomando. En realidad, hab¨ªa sido un efecto ¨®ptico: el chico tira bien, pero se lo tira todo. Seg¨²n el partido se le fue haciendo grande al tirador turco, el Madrid recobraba la respiraci¨®n. Y s¨®lo, entonces, la gente pareci¨® darse cuenta de que lo que ten¨ªa casa era mucho mejor. Herreros, sin ir m¨¢s lejos. La tarde termin¨® en fiesta, comulgando el equipo con su gente en el viejo pabell¨®n: la venganza, cumplida, el turco derrotado, el Madrid clasificado. Fue la puesta de largo de este recinto, en una tarde noche con sabor a rancio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.