Occidente juega fuerte su carta
En la olvidada Bosnia (secuestrados todos los titulares por Kosovo) han ocurrido ayer dos acontecimientos de envergadura, evidentemente entrelazados en el tiempo y cuyo alcance est¨¢ por verse. Occidente parece haber decidido jugar en Bosnia la carta que elude en el vecino Kosovo, al hacer coincidir una cr¨ªtica decisi¨®n sobre la disputada ciudad de Brcko y la destituci¨®n del ultranacionalista presidente serbobosnio, Nikola Poplasen. Ambos hechos, aparentemente desconectados, van sin embargo en una sola direcci¨®n: la de mostrar a los radicales de la mitad serbia de Bosnia que la iniciativa sigue, con todas sus consecuencias, en manos de las potencias occidentales que administran como un protectorado el nuevo y fr¨¢gil Estado (dos ej¨¦rcitos, dos entidades pol¨ªticas, tres etnias) surgido en Dayton hace tres a?os.Nikola Poplasen, el hasta ayer presidente serbobosnio, gustaba de decir que "Dayton es una pausa entre dos guerras... y yo jam¨¢s habr¨ªa ratificado ese acuerdo". En su despacho de Banja Luka destacaba una foto de 1992 que le reflejaba en el frente , con barba, cuchillo al cinto y el caracter¨ªstico gorro de los chetniks, los extremistas serbios. La caracterizaci¨®n no es ociosa, porque muestra el talante del personaje que, burlando todas las expectativas y aprovechando la impericia occidental, gan¨® en septiembre pasado las elecciones presidenciales de la Rep¨²blica Srpska. La victoria de Poplasen, un hombre a las ¨®rdenes directas del t¨¢ndem Milosevic-Seselj en Belgrado, y sus seis meses posteriores de sistem¨¢tica desestabilizaci¨®n pol¨ªtica han colocado a la mitad serbia de Bosnia al borde de una situaci¨®n ingobernable, en la que ni siquiera ha podido elegirse a un nuevo primer ministro.
Con la decisi¨®n arbitral sobre Brcko, los radicales serbobosnios (los leales a los proscritos Karadzic y Mladic y al expulsado Poplasen) tienen desde hoy otro, y este s¨ª supremo, motivo de agravio. La ciudad estrat¨¦gica sobre el r¨ªo Sava, en la frontera con Croacia, ser¨¢ una zona neutral bajo supervisi¨®n internacional.
La suerte de Brcko (conquistada y depurada por los serbobosnios al comienzo de la guerra y ahora pr¨¢cticamente bajo su control) se aplaz¨® en Dayton porque habr¨ªa hecho imposible la paz en Bosnia. Y hasta ahora, musulmanes, croatas y serbios han seguido asegurando que volver¨ªan a la guerra por su posesi¨®n. La raz¨®n es que domina el corredor de la Posavina, cinco kil¨®metros de anchura que unen como arteria vital las dos mitades del territorio serbobosnio, el este y el oeste, y le conectan con Serbia.
La esperada y tantas veces aplazada decisi¨®n del jurista estadounidense Roberts Owen, ¨¢rbitro supremo, que Washington y la OTAN se han apresurado a calificar de inamovible, satisface las secretas ambiciones de musulmanes y croatas. No para ellos; pero tampoco, y sobre todo, para su enemigo com¨²n. El tiempo no tardar¨¢ en confirmar que Brcko es mucho m¨¢s importante que Poplasen.
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