Objetivo: batir al "sprinter"
"Pujol es un corredor de fondo, Maragall un sprinter", asegura un alto cargo de la coalici¨®n nacionalista. Por eso, CiU se ha planteado una campa?a larga para Jordi Pujol. Con ello persigue que el actual presidente de la Generalitat revalide su sexto mandato. Desde CiU se ha meditado largamente el tipo de campa?a que conven¨ªa. "Sabemos que en la recta final de la carrera la distancia debe ser m¨¢xima si queremos ganar con ciertas garant¨ªas", resum¨ªa un dirigente de CiU. Maragall es convincente en las distancias cortas y en CiU se recuerda con amargura que, en la campa?a de 1995, el ex alcalde de Barcelona consigui¨® sacar m¨¢s cuerpos de ventaja de los previstos sobre Miquel Roca, su inmediato perseguidor en la recta final de la campa?a. Por eso, CiU no quiere repetir los mismos errores, y quiere mostrar con los primeros pasos de la precampa?a que es Pujol quien lleva la batuta. Los convergentes han hecho todo lo posible para pinchar el globo medi¨¢tico de las primarias socialistas, que han tenido a Maragall como ¨²nico candidato. A los dos d¨ªas de que el presidenciable socialista hubiese comenzado su gira de primarias por las carreteras catalanas, Pujol hizo p¨²blica la propuesta para subir el techo del autogobierno de Catalu?a. Desde CiU se observa a rajatabla la regla de que lo importante es que hablen de uno aunque sea mal. Y en los pr¨®ximos meses CiU tiene previsto hacer estallar un par de minas m¨¢s en el camino de Maragall. El crecimiento econ¨®mico y el bienestar social son las dos conferencias con las que quieren restar poder medi¨¢tico a la acci¨®n del candidato socialista. El presidente de la Generalitat se referir¨¢ a estos dos asuntos en los pr¨®ximos meses, justo antes de que la carrera para conquistar los ayuntamientos d¨¦ nuevos argumentos a la contienda. Desde el pasado mes de diciembre, Converg¨¨ncia i Uni¨® ha querido llevar la iniciativa del debate pol¨ªtico. Empez¨® con el pacto fiscal; ahora le ha tocado el turno al techo de autogobierno. Desde CiU dicen orgullosos que ellos son quienes ponen los argumentos al debate, mientras que Maragall va a remolque. Los convergentes, no obstante, reconocen con la boca peque?a que no les queda otro remedio que recurrir a la artiller¨ªa verbal, una vez que han vendido su alma al PP garantiz¨¢ndole apoyo parlamentario incluidos los presupuestos para el pr¨®ximo a?o. La coalici¨®n nacionalista ha conseguido, por el momento, ganar la batalla medi¨¢tica, gracias en buena medida al control que ejerce sobre los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos. Habla el Gobierno de CiU, la oposici¨®n responde al d¨ªa siguiente, y la voz del candidato socialista se diluye en el coro. Y todo eso sin tener en cuenta algunos recursos propios de Pujol. Perder plumas La referencia a que el Rey debe hacer el 50% de sus discursos en catal¨¢n ha dado, por ejemplo, por segundo d¨ªa la primera p¨¢gina de los diarios a Pujol, aunque en estas apuestas fuertes siempre se pierde alguna pluma, sobre todo por el lado de los votantes moderados. La dosificaci¨®n de CiU tiene que ver con la letargia de iniciativas pol¨ªticas de sus oponentes. El principal partido de la oposici¨®n, el PSC, tampoco aprovecha las oportunidades que se le brindan en el Parlament. En Converg¨¨ncia se considera especialmente blanda la postura mantenida por el PSC en el debate sobre ense?anza. "Cada d¨ªa que pasa es un d¨ªa que ganamos", afirman en CiU, donde todav¨ªa les queda por explotar uno de los argumentos m¨¢s expeditivos: el voto del miedo. A medida que Pasqual Maragall vaya perfilando su candidatura, se ver¨¢ si logra la incorporaci¨®n o no de los conversos al ecosocialismo de Iniciativa per Catalunya. De conseguirlo, CiU explotar¨¢ el voto del miedo, que ya de dio resultados en las primeras auton¨®micas en las que venci¨®, en 1980. "No tranquilizar¨¢ mucho a los empresarios y a las gentes de centro imaginarse a un sindicalista ocupando el Departamento de Trabajo", aseguraba un alto dirigente de la coalici¨®n nacionalista. La batalla electoral se prev¨¦ dura para el candidato socialista. Pujol lleva 19 a?os en el poder, pero la oposici¨®n desgasta mucho m¨¢s, subrayaba un dirigente de Uni¨®. Sin embargo, no todo est¨¢ tan claro ni mucho menos. De otra manera no se explica que haya cargos de la Generalitat que recuerden ahora que ellos ya estaban en la Administraci¨®n auton¨®mica en la ¨¦poca de Tarradellas, y otros corren para consolidar su situaci¨®n laboral acudiendo a oposiciones y concursos, en busca de la estabilidad funcionarial. Esto, sin duda, es el reflejo m¨¢s elocuente de que los tiempos son m¨¢s inciertos de lo que algunos quisieran.
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