Drap¨¦-Cot¨ª
La Orihuela mironiana, mansa y diocesana viene siendo noticia con una frecuencia pasmosa. Y no, precisamente, por sus innegables bondades. Cuando no hiede el Segura como consecuencia de dejaciones administrativas seculares, los regidores andan a la gre?a o la gesti¨®n urban¨ªstica destila sospechas por doquier. M¨¢s o menos, como en cualquier otro vecindario. Lo novedoso en esta ocasi¨®n es la anacr¨®nica pol¨ªtica laboral de la empresa textil Drap¨¦-Cot¨ª y su observancia de las pr¨¢cticas fabriles decimon¨®nicas relatadas por el joven Marx. Al parecer, estos patronos y sus lebreles han descubierto la ley de la m¨¢xima productividad, pero a costa de sumir en la depresi¨®n a su plantilla femenina, que ni mear en paz puede, de tanto hostigamiento y fiscalizaci¨®n. Una huelga dos d¨ªas ha sido la respuesta m¨¢s civilizada que se han ganado estos negreros, pero habremos de creer que el consejero de Empleo les leer¨¢ la cartilla para aleccionarles del a?o y milenio en que vivimos, digo yo.
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