Que Dios nos coja confesados
?Recuerdan al hidalgo del Lazarillo, aquel que se echaba unas migajas de pan en la barba para que creyeran que hab¨ªa comido? Pues los espa?oles seguimos, o nos hacen seguir, empecinados en ser hidalgos como el del Lazarillo. ?Que por qu¨¦?, ver¨¢n: todos sabemos que Espa?a va bien, que el paro baja, que las pensiones van viento en popa, que se bajan, a quien se bajan, los impuestos; en fin, que vivimos en un para¨ªso. Esto seg¨²n la prensa, la radio y las televisiones dominantes, porque fuera, seg¨²n lo que nos dejan ver por los resquicios a¨²n no controlados, las cosas no ruedan bien: seguimos mendigando como otros lo hicieron antes, que, por cierto, fueron muy censurados y tachados de mendicantes, pero ahora no nos creen y nos dan con la puerta en las narices, ?c¨®mo nos van a creer si somos ricos?Queremos defender ante la UE las subvenciones a la agricultura, cupos de leche, aceite, de vino y dem¨¢s ayudas, pero trajeados de hidalgos, como el del Lazarillo, y claro, nos miran por encima del hombro. Es de caj¨®n, como los higos. Dir¨¢n nuestros socios: ?c¨®mo vamos a dar a Espa?a si va tan bien, si baja los impuestos mientras nosotros tenemos que subirlos, si la banca gana tanto y cuanto, si las grandes empresas aumentan sus capitales y reparten sustanciosos dividendos? Es que para gobernar hay que tener la cabeza bien vestida, y m¨¢s bien parece que nuestros gobernantes ni saben nadar ni guardar la ropa, y nos las est¨¢n dando todas en el mismo lado. Hab¨ªamos llegado, reconquistado, dir¨ªa yo, un cierto grado de comprensi¨®n y respeto por ah¨ª y lo estamos echando todo por la borda; da la impresi¨®n de que vamos a tientas y que s¨®lo sabemos ser hidalgos, como el del Lazarillo.
Lo de Gibraltar es para echarse a llorar. Se han olvidado, si es que lo sab¨ªan, que no s¨®lo hay que defender la bandera; que tan importante o m¨¢s que la bandera es la cazuela, aunque ya s¨¦ que los que meten la pata tienen la cazuela bien abastecida. No lo duden, siempre pierden los mismos: los pobres. Y, para cimentar esta aseveraci¨®n, s¨®lo un dato: el 20% de los agricultores comunitarios (los m¨¢s ricos, claro) reciben el 80% de las ayudas, y el 80% restante (los m¨¢s pobres) el 20%. ?Qu¨¦ nos demuestra esto? Pues que, de cada 100 pesetas de ayuda comunitaria, 80 se las llevan 20 (los ricos) y que tocan a 4 pesetas cada uno, y que las 20 pesetas restantes se las reparten entre 80 (los pobres) y que tocan a 25 c¨¦ntimos, con lo que los ricos cada vez son m¨¢s ricos y los pobres cada vez m¨¢s pobres. Y luego nos quieren meter en la cabeza que todos somos iguales a la hora del reparto. A la porra los discursos y las promesas electorales que nunca se cumplen. Los dineros son para cuatro: para los que m¨¢s tienen, y las leyes, ?qu¨¦ les voy a decir?, benefician a los mismos. Que Dios nos coja confesados.-
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