Capital cultural
La capitalidad de una ciudad se reconoce, entre otras causas, por su capacidad de atracci¨®n e integraci¨®n de diferentes culturas, junto a la potenciaci¨®n de la que le es propia. Cuando tras el golpe chileno de Pinochet, hace ya 25 a?os, ciudades como Oslo acogieron de buen grado a numerosos exiliados pol¨ªticos, las autoridades de esta ciudad estaban expresando, de manera inequ¨ªvoca, la cultura de sus habitantes, al abrir sus muros hasta m¨¢s all¨¢ de donde alcanzar las miradas. As¨ª hoy Oslo, actual capital de Noruega, es la ciudad donde se hace entrega del premio Nobel de la Paz, como un reconocimiento a esta ciudad por su labor en favor del entendimiento entre los pueblos. Ello trae a la memoria la campa?a reciente del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, reivindicando los derechos sociales de los refugiados utilizando, entre otros rostros, los de aquellos que alcanzaron notoriedad como Kissinger, Solti o Einstein. En este orden de cosas, Valencia, aspirante reciente a la capitalidad cultural de Europa, cuenta con tradici¨®n suficiente, cuesti¨®n distinta son ciertas actitudes para alcanzar tal designaci¨®n. Para el a?o que viene, una de las ciudades elegidas ha sido Bergen. Bergen, antigua capital noruega, ciudad hanse¨¢tica, iniciadora con Hamburgo del intercambio comercial, pescado por grano, presenta grandes similitudes con nuestra ciudad. Es librecambista, portuaria, y tambi¨¦n artesana. Adem¨¢s de una valiosa Universidad, tiene una intensa vida cultural. Fue la ciudad m¨¢s importante de Noruega durante siglos y su p¨¦rdida de importancia, tras el descubrimiento de Am¨¦rica, al inicio del S.XVI, es similar, en el caso de las ciudades de la Corona de Arag¨®n, al de Valencia, como financiadora de la aventura. La importancia del hospital de leprosos de Bergen, es an¨¢loga a nuestro pr¨®ximo de Fontilles, ¨²nico sanatorio de esta condici¨®n en Espa?a, que el pasado enero cumpli¨® 90 a?os, y tambi¨¦n en Valencia existi¨® en la Baja Edad Media un hospital de leprosos bajo advocaci¨®n de San L¨¢zaro. Asimismo el psiqui¨¢trico del Padre Jofr¨¦, fue primer centro del mundo de estas caracter¨ªsticas, dando lugar luego al Hospital General. Igualmente las casas germ¨¢nicas del comercio portuario de Bergen son preservadas, cual corresponde a su importancia hist¨®rica, y tambi¨¦n en nuestro caso, la recuperaci¨®n de las cinco naves de las atarazanas, hace honor a la transcendencia que tuvieron para la construcci¨®n de buques, en el siglo XV, cuando las cuatro barras de la Corona de Arag¨®n surcaban todos los confines del Mediterr¨¢neo. Incluso un museo de la m¨²sica, respondiendo a una amplia tradici¨®n musical en ambas ciudades, podr¨ªa ser coincidente en Valencia con el existente en Bergen. Todo ello refuerza la consideraci¨®n de gran ciudad por las actitudes asumidas y la labor realizada en el pasado, cuando, por seguir con el ejemplo n¨¢utico, Pedro el Grande otorg¨® a los habitantes de Valencia, el privilegio de la instituci¨®n del Consulado del mar, lo que permiti¨® el desarrollo jur¨ªdico del Llibre del Consolat, utilizado posteriomente en los de Mallorca, Barcelona o Perpi?¨¢n, de manera paralela a como se instituy¨® en Bergen la Hansa germ¨¢nica, conjuntamente con Hamburgo, Lubeck o Novgorod. Y asimismo, debe llevarnos a recordar, que la capitalidad se reconoce, independientemente de cualquier designaci¨®n, por la capacidad de integrar culturas ajenas y desarrollar la propia, entre otras la femenina, presente en la mitad de miembros del Gobierno de la primera ministra noruega Gro Harlem Bruntland, lejos ya de aquella Casa de mu?ecas que en su d¨ªa describiera Ibsen, y lamentablemente se desvanece, con actitudes como las que en el pasado padecimos con la expulsi¨®n de los moriscos, pasando a ser, como advirti¨® el cronista de la ciudad, Gaspar Escolano, "de jard¨ª florit a erm sec", y actualmente con la censura, en Castalla o en Valencia, de quienes como Enric Valor, vitalmente se comprometen con la cultura del pa¨ªs, en demostrar lo cierto y salvaguardar lo necesario.
Alejandro Ma?es es gerente de la Fundaci¨® Cinc Segles de la Universidad de Valencia.
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