Estrellas del pleistoceno
?Qui¨¦nes eran aquellos conferenciantes que hab¨ªan despertado tama?a expectaci¨®n? ?Artistas de pop? ?Escritores de best-seller? Pues no: paleont¨®logos. Acudieron los miembros del equipo investigador de Atapuerca (Burgos) al auditorio del C¨ªrculo de Lectores con su libro, su v¨ªdeo y sus miles de huesos bajo el brazo, y la respuesta del p¨²blico atra¨ªdo por un encuentro con los cient¨ªficos fue sensacional: no qued¨® un asiento libre, mucha gente sigui¨® la charla de pie y el inter¨¦s por el pleistoceno lleg¨® hasta la calle, donde se instalaron altavoces. El encuentro ten¨ªa como objeto presentar la edici¨®n en el C¨ªrculo de La especie elegida, el libro de Juan Luis Arsuaga e Ignacio Mart¨ªnez, codirector y miembro respectivamente del equipo de investigaciones prehist¨®ricas de la sierra de Atapuerca. Con el mismo motivo se inaugur¨® una interesante exposici¨®n fotogr¨¢fica sobre las excavaciones que puede visitarse hasta el 31 de marzo, y que se adereza con una impactante reconstrucci¨®n pl¨¢stica de la cabeza y el rostro de uno de los cr¨¢neos hallados. El equipo de Atapuerca se mostr¨® como un grupo feliz, exultante de ¨¦xito, divertido y experto en la comunicaci¨®n con el p¨²blico. Una gente de lo m¨¢s medi¨¢tica, vamos. Puro estilo anglosaj¨®n, combinaron bromas, dramatismo y terminolog¨ªa paleontol¨®gica demostrando que se puede involucrar al hombre de la calle en la aventura cient¨ªfica sin rebajar planteamientos. El fil¨®sofo Jes¨²s Moster¨ªn hizo de introductor y, como buen telonero, aprovech¨® para calentar al p¨²blico hablando de las hip¨®tesis m¨¢s osadas de los investigadores. A continuaci¨®n se arranc¨® Arsuaga con un ¨ªmpetu digno de un riff de guitarra de Keith Richards. "Queremos ganar a los pensadores de nuestro pa¨ªs para nuestra causa", dijo. "Que vengan con nosotros a las fronteras de la ciencia, a las trincheras donde silban las balas". Palabras apasionadas que fueron saludadas con una salva de aplausos. Afirm¨® el paleont¨®logo que la historia de la evoluci¨®n humana no va a la zaga en belleza y emotividad a las explicaciones m¨ªticas sobre nuestro origen. Record¨® lo que dijo Arthur C. Clarke de que hay tantas estrellas en el firmamento como seres humanos han existido, y apunt¨® que cada uno de los 33 seres humanos hallados en la Sima de los Huesos de Atapuerca -uno de los principales yacimientos del lugar- "tienen una estrella que brilla en la noche. Nosotros", a?adi¨®, "intentamos deducir un universo a partir de las pocas estrellas que tenemos". El p¨²blico escuchaba henchido de emoci¨®n. Entonces Mart¨ªnez intervino para "romper una lanza a favor del componente emotivo de la ciencia". A trav¨¦s de unas im¨¢genes proyectadas, el investigador pas¨® r¨¢pida revista a "los momentos estelares de la humanidad", los hitos de la evoluci¨®n del hombre: desde "los hijos del lago" -los australopitecos del Turkana- a los neandertales y croma?ones, pasando por el homo heidelbergensis (antecesor de los neandertales), de 300.000 a?os de antig¨¹edad, representado abundantemente en Atapuerca. Volviendo a Clarke, corrigi¨® el panorama presentado por ¨¦l y Kubrick en 2001, una odisea del espacio, para indicar que los hom¨ªnidos eran perfectos b¨ªpedos, que su dimorfismo sexual era grande y que no cazaban facoceros en la sabana, sino que segu¨ªan vinculados al medio forestal. Adem¨¢s, no fueron ca¨ªnes homicidas (?hominocidas?), sino m¨¢s bien v¨ªctimas de los depredadores como el leopardo. De la star principal de Atapuerca, el homo antecessor de Gran Dolina, de hace 800.000 a?os, record¨® que los seis espec¨ªmenes hallados fueron objeto de canibalismo. "Esperamos encontrar m¨¢s, que aquello no haya sido un simple pic-nic, sino una gran comilona", dijo con una sonrisa. Y una se?ora se estremeci¨®, y corri¨® a adquirir el libro.
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